Si con la primavera han florecido en tu agenda social las comidas y celebraciones con los amigos, vete preparando porque tarde o temprano te tocará hacer de anfitrión. Que si una semana en casa de Juan, que si la otra improvisamos un picnic y cuando menos te lo esperes... en la tuya. Sí, sí, en LA TUYA. Si esto de recibir en casa te da un poco de vértigo no te apures, te echamos una mano para que la puesta en escena sea tan refrescantemente primaveral como sabrosa y ligera la comida. ¡Y a triunfar!

El secreto del éxito: mise en place + puesta en escena

Antes de nada, memoriza la máxima: "la comida entra por los ojos". Las formas, los colores, las texturas y la presentación de los alimentos en el plato tienen la capacidad de despertar nuestro más goloso apetito... o por el contrario mandarlo al traste.

Pero ojo, no solo la mise en place es básica para hacernos la boca agua, sino también la puesta en escena. La vajilla en la que se presenta, el mantel con el que se ha vestido la mesa, el centro de mesa o el detalle personalizado con el que se ha decorado la silla. Sí, el éxito de una comida se lo reparten la destreza del cocinero y el mimo con el que se ha vestido la mesa. Poco importa que sea una comida informal, de fiesta, romántica con la pareja o un picnic con los amigos. Los detalles cuentan. Y mucho.

Vestir la mesa: mantel vs. caminos

O por qué no, ambos. Y es que no tienen porqué ser excluyentes. Elijas la opción que elijas, ten en cuenta que en general una mesa siempre se verá más vestida o formal con un mantel, sobre todo si llega hasta el suelo. Mientras que si optas por unos caminos, darás un look más casual.

La opción de combinar caminos y mantel está muy de moda y, además, es muy práctica, ya que protege el mantel de posibles manchas. Merece la pena valorarlo, sobre todo si la mantelería es delicada. Puedes optar por una base blanca o cruda, y darle color y frescor con los caminos de mesa (verde agua, fucsia, mostaza...). Recuerda, ¡hay vida más allá del azul para refrescar la mesa!

Los salvamanteles son otro complemento muy socorrido. Aunque los hay de muchos materiales (¡incluso crochet!), si optas por los de fibras darás una nota fresca y natural a la mesa.

Vajilla: juega, combina y sorprende

No es cuestión de cambiar la que tienes por cambiar. Si te vale, ¡adelante! Pero si ya hace tiempo que te ronda la idea de jubilarla aprovecha la ocasión y estrénala por todo lo alto. Puedes comprarla a piezas sueltas –muy útil si quieres combinar varios diseños– o apostar por las versiones básicas de 18 servicios. Si no vas a usar ensaladeras ni soperas ni bandejas que no sabes ni para qué son es la mejor opción.

De loza, gres, porcelana, vidrio... Elijas el material que elijas, un consejo: que sea apto para el lavavajillas. Lo agradecerás.

Mixto de colores

Los diseños mates y bicolor están de moda, y lo mismo ocurre con los colores pastel y los empolvados. Tienen la ventaja de ser frescos, elegantes y muy fáciles de combinar. Por ejemplo, un camino de mesa fucsia sacará los colores a una vajilla verde agua o rosa palo.

Cristalería, ¿con o sin color?

Hace unos años esta duda hubiera sido impensable: la cristalería o era de cristal y transparente o no era cristalería. Los colores, para los peques y los vasos de plástico de camping. Pero ahora el color es tendencia. Y no solo en vasos, sino también en las copas. El único "pero" es que el color tiñe el contenido y beber vino con un color azul pitufo no es del agrado de todos... Tenlo en cuenta.

Si no quieres arriesgarte, siempre puedes reservar el color para los vasos, darán un toque desenfadado sin "romper" con la etiqueta. Otra opción es apostar por una cristalería decorada con cenefas o con dibujos (rayas, puntos, espirales...), muy de moda, que no suele "manchar" todo el vaso.

Centros de mesa: ¡flores a tutiplén!

Si la primavera es la estación de las flores, ¡invítalas a la mesa! Además de decorar por sí solas, darán alegría, energía y frescor. Si vas a dejarlas durante la comida, elige variedades poco olorosas, así evitas que sus aromas enturbien el sabor de la comida.

Y es mejor hacer una composición de varios mini bouquets de poca altura en el centro de la mesa o acompañando los comensales en vez de un gran ramo. ¿Imaginas tener que esquivarlo cada vez que quieres hablar con quien tienes delante?

Los pequeños detalles que marcan la diferencia

Ya lo tienes todo (o casi) listo. Pero si vas a por la Matrícula de Honor como anfitrión, no puedes olvidarte de los pequeños detalles.

Un servilletero confeccionado para la ocasión, un adorno con el nombre de cada invitado colgado en la silla, el menú del día... No es necesario complicarse la vida, basta con tener un poco de imaginación, muchas ganas y un derroche de ilusión.

Y si la imaginación te falla, siempre puedes sacar buenas ideas de nuestra completa galería. Inspírate, copíalas, adáptalas, tunéalas y, sobre todo, disfruta con los preparativos.