Una cocina pequeña y bien aprovechada en una casita rural de 50 m2: con encanto rústico, paredes de piedra y toques modernos que inspiran

Hacer las maletas e irnos de viaje, nos da la oportunidad de observar cómo están decoradas las casas en las que nos alojamos, lo que nos permite coger ideas y referencias para nuestro propio hogar. Y es que, poder sentir como si fuera nuestra, durante unos días, una vivienda en la que se ha mimado hasta el último detalle, es toda una experiencia de confort y bienestar.

Esto posiblemente lo han podido sentir los huéspedes de Viña Marcelina, una casita de tan solo 50 metros cuadrados en el corazón de la Ribeira Sacra, e Xillán (Lugo), que Ramón y su pareja, los propietarios, han decorado con un gusto excepcional.

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La estructura original es de piedra y data del año 1900, y ellos la han restaurado manteniendo su esencia rústica pero renovándola con algunos detalles modernos. La clave de esta casita, además de estar rodeada por un entorno idílico de viñedos y naturaleza, fue adaptar todas las comodidades necesarias en un espacio muy limitado. "Teníamos un reto a la hora de plantear la cocina. Tenía que caber todo en un frontal", nos explica Ramón. 

Sin embargo, una buena organización en su diseño y distribución hizo posible instalar una cocina cómoda y práctica, que sigue el estilo rústico-moderno de la casa, y que cuenta con mini nevera y dos fuegos de gas. "Lo justo y necesario para una pequeña casa de campo de fin de semana", dice la pareja de propietarios. ¡Pero lo cierto es que invita a pasar una larga temporada en ella! Te la enseñamos.

Una cocina pequeña pero bien aprovechada con esencia rústica-moderna

Pequeña pero muy práctica. Así podríamos definir a esta cocina adaptada en un frontal de esta casita tan antigua. Para mantener la esencia de la casa, las paredes de piedra están intactas, lo que da a esta vivienda ese aire acogedor y fresco. Eso sí, para modernizarla y traerla a la actualidad, se colocaron unos muebles verdes, altos y bajos, además de la presencia de una balda, más tradicional, que permitiese jugar con la decoración, aportando practicidad. 

Es cierto que no cuenta con mucho espacio, pero sí con el suficiente para tener todo en orden y en su sitio, permitiendo así tener la encimera completamente despejada. La grifería y la zona de los fuegos se ha colocado en negro, que aporta contraste y ese guiño moderno al espacio. La cocina, además, está abierta al salón, por lo que era conveniente que no fuera demasiado llamativa ni que contara con mobiliario que resultara pesado y terminara reduciendo visualmente el espacio. 

Así, esta pequeña casita nos demuestra que incluso los ambientes más reducidos pueden contar con una decoración cuidada e interiorismo pensado hasta el último detalle. También, es ejemplo de que los espacios pequeños pueden ser cómodos y muy prácticos, sin que haga falta mucho mobiliario ni accesorios para hacerlo funcional. Los huéspedes alojados, así lo corroboran, ya que cuenta con decenas de valoraciones de cinco estrellas y todas ellas coinciden en que la experiencia en esta casa, ha sido de lo más satisfactoria. ¡A nosotros también nos encanta!

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