Pocas construcciones están tan arraigadas a una ciudad y a una época como los lofts: Nueva York, años 50's. Y más concretamente, tres barrios: Tribeca, Soho y Barrio Oeste. Estas zonas fueron las grandes protagonistas de una industria floreciente que, con el tiempo, se desplazó hacia las afueras de la ciudad en buscas de terrenos más grandes y más baratos. Con esta migración industrial las fábricas y grandes almacenes que colonizaron estos barrios fueron dejados a su suerte. Vacías y abandonadas, estas naves no tardaron en hallar nuevos inquilinos y transformarse en los tan famosos lofts.

De naves industriales a viviendas de lujo

Los primeros en echarles el ojo fueron los estudiantes y jóvenes artistas de la ciudad, seducidos por unas construcciones de tradición industrial, espacios amplios y diáfanos y, muy importante, con unos alquileres muy por debajo de los precios de mercado. Precisamente fueron ellos quienes acuñaron el término de loft, que vendría a significar desván o buhardilla.

Con el tiempo, estas naves se fueron rehabilitando para convertirse en viviendas muy codiciadas (y cotizadas) por los sectores más adinerados, cautivados por su ADN bohemio y su arquitectura industrial: techos altos y con vigas de hierro, grandes ventanales, paredes de ladrillo visto, espacios sin divisiones, suelos de hormigón... Pero ¿qué podemos aprender de ellos e incorporar en casa para que se vea muuucho más amplia? ¡Entremos en materia!

Soluciones para dividir... ¡sin dividir!

Y este embrujo se ha mantenido intacto hasta día de hoy. Y es que de los lofts nos gusta todo... o casi. Porque lo de espacios diáfanos y sin divisiones está muy bien, pero disfrutar de intimidad, también. Y para ello no es necesario compartimentar todo el espacio (¿entonces para qué querrías un loft?), sino dar con soluciones específicas que permitan separar ambientes, en mayor o menor grado, sin renunciar a la esencia de estas viviendas.

Biombos

Son una opción práctica y muy decorativa que dará un plus a cualquier estancia. Además, si te cansas, puedes prescindir de él fácilmente, sin tener que hacer obras ni reorganizar el mobiliario. Lo más habitual es emplear el biombo para diferenciar dos zonas dentro de un mismo ambiente. Por ejemplo, en el dormitorio, la zona de cama de la de vestidor o del rincón de lectura; en el baño el tocador de los sanitarios, etc.

Distribución

Si no quieres levantar un muro, siempre puedes echar mano del mobiliario y jugar con su distribución para separar ambientes. Por ejemplo, la trasera del sofá puede servirte para separar el salón del comedor.

Elementos arquitectónicos

Un pilar, un arco, un paso abierto, un entrante en el salón... Alíate con la arquitectura para separar visualmente ambientes dentro de un gran espacio común.

Puertas correderas

Las puertas correderas son un recurso muy útil y versátil para flexibilizar ambientes sin dividir. Si buscas minimizar su presencia, lo mejor es optar por un diseño empotrado: cuando la puerta esté abierta desaparece del todo entre los tabiques comunicando ambos ambientes.

Paneles de cristal

Ya sean fijos, como si de un muro se tratara, o correderos, a simple vista las paredes y los paneles de cristal darán la sensación que el espacio es continuo, sin renunciar en ningún momento a la comunicación visual entre ambos ambientes. Pero con la ventaja de que cada zona disfrutará de cierta intimidad. Por ejemplo, entre la cocina y el salón: se mantiene el contacto visual, pero se evita que los olores y ruidos de la cocina lleguen al salón.

¿Quieres más ideas para organizar de manera cómoda los diferentes ambientes en un loft? En la galería encontrarás una amplia selección de propuestas que pueden serte de inspiración.