¿Qué le vamos a hacer? Vivimos en ciudades, muchas veces porque tenemos aquí el trabajo, la familia… pero un cosquilleo nos invade cuando vemos esas puertas de las casas de pueblo, esos cestos con las frutas o verduras del día, esas cocinas con grandes mesas de madera… “La vida actual de ciudad cosmopolita, trabajos de oficinas, rodeados de tecnología nos hacen sentirnos como autómatas, robots del siglo XXI... Necesitamos respirar hondo, calmarnos y encontrar esa paz interna cuando llegamos a casa. Buscamos sentirnos confortables. ¡Somos animales y como tales nos sentimos bien en la naturaleza!”, nos comenta la interiorista Laura Masiques, de Madralba Interiors, cuando le preguntamos “¿Qué me pasa, doctor?”.
Si tú también adoras los interiores rústicos y te ataca la nostalgia rural (aunque nunca hayas pisado la Provenza), sigue estas pistas que elaboramos con la ayuda de Laura y podrás conseguir una casita (aunque sea un piso) como los que tanto pineas y a los que tantos likes les das en las redes sociales. Esta vez, serás tú el que suba las fotos.
¿Qué materiales nos vuelven rústicos?
Madera, cómo no
“La madera es el nexo de unión más directo con la naturaleza al que podemos recurrir”, nos comenta Laura. “Es imprescindible para aportar calidez, y también insonorización al espacio”.
¿Dónde la ponemos? Varias pistas:
En los suelos
- Parqués muy naturales.
“Los parqués nórdicos de colores claros y con acabados naturales son la tendencia más actual”, nos aconseja Laura. Y también que tratemos de buscar lo más puro y menos tratado”. - El nudo es bello.
Si quieres conseguir un look rústico, deja que tu suelo luzca sus nudos, sus vetas naturales y decántate por colores apenas modificados. Tu objetivo debe ser que todo (o al menos gran parte) se vea muuuuy natural. - ¡Recupéralos!
“Otra opción es recuperar parqués antiguos decapándolos y eliminándoles los barnices, dejando las maderas puras...”, añade la interiorista, y nos parece una opción estupenda donde además puedes hacer decoterapia. Dos objetivos en uno cumplidos. “Sobre todo si la vivienda tiene el parquet con formatos especiales como espigas o dameros. Es una buena manera de recuperarlo y dejarlo totalmente en tendencia”. ¡Brillos fuera!
Los techos
Si vives en un piso antiguo, es muy probable que esos techos (o columas) escondan vigas. Cuando lo reformes, no lo dudes: ¡déjalas a la vista!
En los muebles
Si los suelos te marcan el estilo de la casa, los muebles son tu segunda gran baza. “Los muebles en madera recuperados de anticuario, marcos de espejos, hasta lámparas... siempre aportarán calidez”, nos recuerda Laura.
- Muy gruesos, por favor
Elige piezas de madera lo más gruesa posible y, a poder ser, sin tratar. Los carpinteros son buenos aliados para hacer de un gran tablón una estantería, un banco recibidor o un escritorio entre dos paredes. - Busca, busca
¿Nuestro consejo? Que te des una vuelta por rastrillos, ferias de anticuarios, y por supuesto por las casas de tus tías, abuelas, en busca de esas joyas que vas a rescatar. - Céntrate en una pieza
Si no puedes o no quieres poner todo tu mobiliario muy rústico, decántate por una pieza clave que cree un rincón y un look and feel rural: una mesa de comedor o de cocina, ¡un vajillero!, o una librería que antes fue alacena. Incluso un gran espejo en madera marcará la diferencia. - ¡Sigue las tendencias! Se llevan, y mucho (como puedes ver en nuestras páginas) dos objetos clave para un look rústico: los troncos de madera (que te sirven de mesilla auxiliar) y las escaleras que hacen de perchas. ¡Cabaña total!
La chimenea
Las casas rurales se asocian a inviernos al calor de una manta. Para esas tardes de peli, chocolate (o té o café) y manta de cuadros, como si estuvieras en tu cabañita, la chimenea será tu gran aliado. En el mercado existe una gran variedad también para pisos. Y sí, también para pocos metros. ¡Incluso meramente decorativas!
Los textiles
Es verdad que una chimenea en nuestro piso a veces es más parte de nuestra imaginación que de nuestras posibilidades reales. ¿Pero y qué tal cambiar los textiles? Una clave: deben ser tejidos ¡y colores! suaves y muuy naturales. Unas cortinas gruesas, a ser posible de lino, en tonos claros son infalibles para tu objetivo. Por supuesto, habrás de recuperar los manteles con toques de ganchillo y de lino de tu familia. Mientras más básicos, mejor. ¡Te vale hasta una manta bonita! Aplícatelo también en el cabecero de la cama y en el dormitorio. Un detalle con telas florales será un buen aporte.
El poder de una cesta
El mimbre es otro material que nos lleva hasta el campo. Accesorios como cestas o un revistero aportan un toque de sencillez y naturalidad al más urbano de los salones. Ni qué hablar de lo romántico que te queda un dormitorio con un cabecero de mimbre.
El punto es tu aliado
Recuerda que, para decorar, el punto puede darte grandes alegrías y mucho calorcito rural. Desde la manta gustosa, hasta el puff que ahora es tendencia, o ese cojín que tú misma puedes tejer o hacer con un jersey que ya no usas. Todo rema en la misma dirección: tu casa más natural.
“Cestas de mimbre, tejidos naturales como lanas, alpacas, linos rústicos con tintes naturales, algodones y alfombras vintage (a base de parches de antiguas alfombras) o alfombras confeccionadas con lanas gordas en formato trenzado aportarán ese look rústico, pero aplicado en su justa medida será apto para una vivienda de ciudad”, opina Laura Masiques.
Pieles
Otro accesorio rústico-nórdico que es tendencia. Sobre todo en los meses más fríos, volverán tu casa más gustosa y cálida, como una acogedora casa rural. Basta un par de ellas, en las sillas y a los pies de la cama.
¡No olvides el papel!
Atención, enamorados de la Provenza, “existen infinidad de papeles que podemos aplicar en las paredes. Nos ayudarán a dar ese toque cálido a cualquier estancia. Motivos provenzales en cocinas, atrevidos cuadros escoceses en aseos y arrimaderos en general. ¡Siempre le darán un plus a la estancia!”, señala Laura.
¿Y la luz?
Las casas modernas están llenas de luz, porque ésta es un valor en la ciudad. Pero en los interiores rurales, más a tono con los ritmos vitales, los focos son más tenues, menos agresivos.
“Para conseguir un look rústico, no debemos abusar de la iluminación directa. Es mejor que nos centremos en la indirecta. Ojo con las luces de led frías (blancas). Mejor usar luces de lamparitas, con bombillas vintage que dejan ver los filamentos, con ¡velas o incluso velones falsos! Se iluminan y no corremos el riesgo de incendios”, aconseja Laura.
El toque final
Por supuesto, la clave, como en todo, puede estar en los detalles. ¿Que los platos de cerámica te parecían viejunos? Prueba a ponerlos en una esquina del salón, verás qué nuevo aire neorrural le das. Recurre a “pequeños objetos decorativos de cerámica como jarrones, vajillas o centros de mesa, que marcarán el toque final”, apunta la interiorista de Mardalba.
Porque, además, “son los que con el paso del tiempo podremos ir variando según la estación del año poniendo tonos más frescos en verano y colores ocres y terrosos en invierno”.
¡Y las flores!
Por favor, pon muchas, pero muchas, flores. En el salón, en el comedor, ¡en el baño!, en jarrones, en tiestos, ¡en cuadros! ¿No añorabas la Provenza?