El fregadero es la pieza estrella de la zona de aguas. Con el paso de los años ha sufrido grandes cambios, con el fin de adaptarse a las necesidades de trabajo diario y a las diferentes distribuciones. Por esta razón, como has podido ver, la variedad en cuanto a formas y acabados son muy diversas, y la zona del fregadero se equipa cada vez con más utensilios que abogan por la ergonomía y la comodidad. Con una cubeta o con dos; redondos o cuadrados; con complementos o sin ellos. Las opciones son casi infinitas.

Materiales y colores para todos los gustos

La elección de materiales para el fregadero es realmente amplia. Por ejemplo, el acero inoxidable, clásico y atemporal, puede integrarse en cualquier ambiente de cocina como prácticamente ningún otro material. En general, el acero inoxidable es higiénico, resistente y convence por su gran brillo. Su único inconveniente son las manchas de cal que se generan en su superficie. Además, su mantenimiento es más pesado y necesita lavarse a menudo con un producto específico. La ventaja es que hay modelos para todos los gustos, de muy diversos tamaños y combinaciones.

Pero para quien desee dar un toque de color, acertará con la cerámica, un clásico y con Silgranit, de la firma Blanco, el material compuesto de granito de gran calidad. Los fregaderos de materiales sintéticos, como el Silestone, son especialmente fáciles de cuidar y repelen la suciedad. Gracias a su fórmula de protección de higiene patentada, las superficies son antibacterianas.

Secar bien la vajilla

Si se cuenta con un gran espacio en el plano de trabajo es conveniente apostar por un modelo de fregadero amplio, donde poder desarrollar de forma holgada todos los cometidos. Además de una cubeta de dimensiones generosas es recomendable que ésta incorpore una zona de secado para agilizar la limpieza de la vajilla. Generalmente esta zona adicional para escurrir está realizada con el mismo material que la cubeta y se presenta como una prolongación de ésta.

Multifunción y versatilidad

No todos los fregaderos son iguales. Además del diseño y los colores, las dimensiones, los materiales, el tipo de instalación y los accesorios también juegan un papel importante. Para garantizar el confort óptimo, recomendamos un armario soporte de fregadero de 60 cm. Ofrece espacio para albergar un generoso fregadero con cubeta principal y adicional. Y debido a que el espacio normalmente escasea, los accesorios ingeniosos resultan muy prácticos: bien la manejable tabla de corte deslizable por el escurridor, o la cubeta multifuncional que puede colgarse en la cubeta principal, los prácticos accesorios amplían el espacio de trabajo y permiten realizar las labores cotidianas de forma fluida.

Complementos para el fregadero

Además de tablas de cortar o escurridores existen una gran variedad de utensilios para equipar al máximo la zona de aguas. De esta manera el fregadero se convierte en un auténtico laboratorio culinario.

Uno de los complementos más prácticos en un fregadero es el dosificador de jabón, que se sitúa al lado del grifo. Se trata de una pieza compuesta por una parte oculta en el hueco interior bajo el fregadero, la cual se llena del detergente para la vajilla, conectada con otra exterior que es el surtidor el cual se presiona y expulsa el jabón. Con este recurso se favorece la ergonomía, teniendo siempre a mano lo necesario para fregar los platos con total comodidad.