Desde el punto de vista decorativo, una chimenea es un plus indiscutible. Pero es que, además, cuando está encendida también se encienden la magia y la calidez. Y, aunque no la enciendas muy a menudo, tenerla presente nos mantiene viva esa posibilidad y nos permite disfrutar de su calor. De forma casi inconsciente, tener una chimenea en el salón es como una promesa de tardes cálida o de noches románticas.

Y es que no hay una manera más glamurosa de calentar un espacio y no es un sistema caro. Aunque no sirve para toda la casa como la calefacción, sí que puede ser un buen apoyo, por ejemplo, en esa época del año, cuando solo refresca por la noche o si no quieres tenerla puesta todo el día. Aquí te traemos todas las opciones para que elijas la que mejor se adapte a ti. Y a tu casa.