Esta vez hemos querido darles absoluto protagonismo. A estos desvanes, claro, pero también a las clases magistrales de astucia que nos regalan: soluciones para aprovechar al máximo cada centímetro. En nuestra galería de fotos te invitamos a adentrarte en su mundo mágico. Ojo, aquí, ser bajito... ¡tiene ventaja!


A estos techos les gusta estar cerca

La altura no acostumbra a ser su fuerte, al menos de manera uniforme. Pero se lo perdonamos, porque nos encanta el ambiente que crean: más íntimo, más acogedor. Puede que no nacieran con el propósito de convertirse en dormitorios, salones o baños, pero desaprovechar su espacio sería un gran error. Por eso los decoradores e interioristas se las ingenian para sacarles el máximo partido, dejando los espacios más altos para las zonas de paso o más vividas, y los más bajos para las zonas de menor tránsito.

Toma nota: para que una buhardilla sea practicable, la parte más alta del techo no debería medir menos de dos metros. De lo contrario resultaría demasiado incómoda.

En busca de su estilo perfecto

Este espacio debe estar en consonancia con el resto de la decoración. Los materiales, colores o acabados tendrán que ser parecidos o iguales al de las otras estancias para que no parezca un espacio aparte, sino una habitación más de la casa.

Al natural. Si la casa es rústica y la madera es una constante, dejar las vigas vista en ese material al natural será la mejor opción. Para sumar incluso más calidez puedes forrar el resto del techo también con madera. Y recuerda, si el espacio es muy pequeño, cuanto más clara sea la madera, mejor.

En blanco. Cuando la luz brilla precisamente por su ausencia (las ventanas no acostumbran a ser muy generosas en estos espacios) y encima el desván tiene muy pocos metros, entonces el blanco es la apuesta ganadora. ¡Sin duda! Multiplicará la luz y así se verá mucho más amplio. Si su función es la de un dormitorio, combina el blanco del techo con ropa de cama y detalles en azul cielo para conseguir un espacio relajado y sereno.

Decapado. ¡Cómo nos gusta el efecto desgastado y envejecido! Y más cuando es sobre madera. Píntala en colores como verde aguamarina, ocre o azulados y decápala para que salga el tono original de la madera y se mezcle con estos tonos. Desprenderá muchísima personalidad.

Mitad y mitad. Si no quieres renunciar al color, pero tampoco a la calidez de la madera... ¿por qué no juntarlos? Pinta el techo del color que prefieras e intercala vigas de madera vista en tono natural que sumarán calidez.

Observatorios de estrellas

La inclinación de los techos de las buhardillas hace que, si abrimos una ventana en ellos, estas también queden inclinadas, ¡y con vistas hacia el cielo! Por eso estos desvanes se convierten habitualmente en dormitorios... ¿Hay algo más bonito que tumbarse en la cama y contemplar las estrellas o un cielo azul?

Al estar en el piso más alto y, por lo tanto, más expuestas, las buhardillas requieren especial atención en cuanto al aislamiento: tanto de los techos en sí y las paredes, como de las ventanas. De lo contrario, tanto el frío como el calor podrían hacer este espacio inhabitable.

Todo es posible

Pese al reto que supone distribuir el espacio en las buhardillas, ¡no hay nada imposible! Son capaces de transformarse en dormitorios o zonas de juego, sí. Pero también en salones, cocinas e incluso baños. Basta con una dosis de buenas soluciones adaptadas a su altura, forma e irregularidad para que nada tengan que envidiar a los techos rectos. ¿Quieres comprobarlo? No te pierdas nuestra galería de fotos.