En 1940 la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Illinois en Estados Unidos desarrolló un concepto fundamental en el diseño de cocinas: el triángulo de trabajo. Consistía en conectar las principales áreas de trabajo: la zona de cocción (placa y horno), la zona de almacenamiento (frigorífico) y la zona de aguas (fregadero). ¿El motivo? Optimizar así la distribución de la cocina para que el movimiento en ellas resultara cómodo y fluido. La distancia entre cada zona debía de ser como mínimo de 120 cm, es decir, dos pasos.
Este concepto se cumplía a rajatabla en la época donde las cocinas eran más bien pequeñas. Pero pasa el tiempo, los espacios se amplían y surgen nuevas áreas (isla, desayunador, lavadero, office...) ¿Qué ocurre entonces? ¿Corre peligro la distribución del triángulo de trabajo? ¿Resulta un concepto ya obsoleto? Hemos preguntado a expertos en la materia.
Para la Asociación de Mobiliario de Cocina (AMC) "el triángulo de trabajo ha evolucionado y ahora encontramos 5 o más zonas en ella (zona de preparación de alimentos, zona de limpieza...), sobre todo en aquellas cocinas de amplias dimensiones". ¿Quiere decir eso que el triángulo de la cocina ha pasado a mejor vida? "No, simplemente, que las necesidades y las modas van cambiando. Por eso, estas nuevas áreas de trabajo van integrándose", afirman desde la AMC.
"Lejos de considerar el triángulo de trabajo obsoleto, lo vemos como una base sobre la que construir soluciones personalizadas. Al incorporar nuevos elementos o configuraciones, adaptamos este principio para crear distribuciones únicas que respondan tanto a las necesidades estéticas como funcionales de cada cliente", explican desde Línea3 Cocinas.
COCINAS QUE SIGUEN LA DISTRIBUCIÓN EN TRIÁNGULO
Te presentamos 13 cocinas en donde el triángulo de cocina no sólo está presente sino que es imprescindible para lograr un espacio equilibrado y armónico.
Los interioristas desde luego siguen apostando por él en sus proyectos como demuestran estos ejemplos, independientemente del estilo de la cocina (rústica, moderna) o de su forma (en L, en U, en línea...). Y lo que hacen es integrar esas zonas nuevas al triángulo tradicional. Juntar los elementos que representan la misma zona para que no queden desperdigados, es la mejor forma de maximizar el espacio. Así, el desayunador, la vinoteca y la despensa quedarían dentro de la zona de almacenamiento; el lavavajillas, en la zona de aguas, el microondas en la zona de cocción con el resto de hornos y la isla en cualquiera de las tres, según se integren en ella la placa, el fregadero o los armarios.
Víctor Quintas, de Línea3 Cocinas es claro al respecto: "Hoy en día ningún estudio de arquitectura trabaja el diseño de una cocina sin tener en cuenta este concepto. Si la empresa con la que estás diseñando tu proyecto de cocina no lo tiene en cuenta, es mejor que cambies de estudio de diseño".
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