Las cocinas abiertas al salón ganan muchísimos adeptos. Cada vez son más quienes prefieren unir ambos espacios y crear así ambientes diáfanos y cálidos. Dos rincones de la casa que conviven juntos, pero que también (como todo) tienen sus contras, sobre todo, estilísticamente hablando. Por eso, hemos hablado con la estilista Sol Van Dorssen quien nos ha confesado cuáles son los elementos que ella jamás pondría en una cocina abierta al salón.
1. Adiós a los elementos pequeños y sin sentido
En las cocinas abiertas es recomendable tener todo siempre bien ordenado. Por eso, Sol recomienda invertir tiempo en eliminar todo aquello que no sea práctico para la cocina. Es decir, "elementos pequeños y sueltos, ya que 'ensucian' visualmente y dan sensación de desorden".
2. La cocina no es un espacio independiente
Otra cosa que debemos tener clara es que la cocina no es un espacio independiente. Es decir, que a la hora de decorarla debemos tener en cuenta el salón y si los materiales o elementos que añadimos en ella conviven bien con el resto del espacio. Esto es algo vital y en lo que hace mucho hincapié la estilista Sol. "Nunca pensaría la zona de la cocina como un espacio independiente si es que está abierta al salón. Dicho esto, los materiales, colores y diseño los pensaría en concordancia con el resto de las zonas (salón, por ejemplo) para que todo tenga armonía".
3. Nada de paredes en tonos muy llamativos
Algo que tampoco recomienda nada Sol es añadir paredes en tonos muy llamativos. ¿Los motivos? "En una cocina abierta al salón jamás pintaría una pared en un tono muy chillón porque condicionaría el resto de las zonas que están dentro del mismo espacio (la zona de salón y comedor). Apostaría por algún papel pintado en tonos suaves con alguna textura, por ejemplo, o un tono neutro o suave que encaje con el resto del espacio".
4. ADIÓS A LOS IMANES Y NOTAS EN LA NEVERA
Esto es algo muy típico en familias grandes, pero es cierto que si la cocina está abierta al salón, no queda del todo bien. Al menos tampoco le gusta demasiado a Sol, quien aconseja evitar este tipo de prácticas. "Si la es abierta al salón, jamás llenaría la nevera de notas, imanes y demás cosas que acaban dando sensación de desorden. Por el contrario, intentaría que todo quede despejado y ordenado, ya que se verá desde el salón".
5. La encimera, un espacio libre y ordenado
Las cocinas abiertas al salón tienen el problema de que deben estar ordenadas el mayor tiempo posible. Hay que ser más constantes con la organización para que desde el salón se vea lo más limpio y organizado posible. La encimera es un espacio que se debe dejar siempre libre de cualquier objeto. En este está de acuerdo Sol: "jamás dejaría los paquetes de comida sobre la encimera, si no que intentaría colocarlos en las alacenas con cajas o cestas bonitas, o en botes de diferentes tamaños, pero del mismo material para que quede ordenado y tenga un sentido estético".
6. DESPÍDETE de luces frías
Como la cocina está abierta al salón, la estilista recomienda añadir luces cálidas y no frías. Esto se hace simplemente para seguir con la misma estética y unir visualmente ambos espacios. "Jamás pondría luces frías en la cocina. Seguiría con la línea de luces cálidas como en el resto de los ambientes", confiesa la estilista.