Pocas estancias de las casa sufrirán más cambios y en tan poco tiempo como la habitación infantil. Imagina el dormitorio de un recién nacido. Y ahora el de un adolescente. Poco tienen en común, ¿verdad? Cada etapa en el crecimiento de los niños va acompañada de nuevas necesidades y su cuarto debe adaptarse a ellas.

Bienvenido a casa: su primera habitación

Al planificar su primer dormitorio es clave que pienses en el futuro. Sí, ahora es un bebé y con el moisés y el cambiador casi casi le basta. Pero en unos pocos meses el moisés se le quedará pequeño y tocará dar el salto a la cuna. Y su ropita, que cabía perfectamente doblada en una cómoda, empezará a crecer de tamaño y de volumen y el armario se convertirá en una necesidad.

Así que, si no quieres ir cambiando de mobiliario cada poco tiempo, con el sobrecoste que esto significa, una buena opción es elegir piezas convertibles o de doble uso. Por ejemplo, cunas que se convierten en camas o cambiadores que se transforman en escritorios.

Si instalas un armario desde el inicio, planifícalo con baldas graduables en altura. Así podrás adaptarlas al crecimiento de tu bebé y de su ropa

Tan importante como elegir un mobiliario cómodo y funcional es crear una atmósfera relajante, que invite al descanso, sobre todo durante el primer año de vida. Los colores suaves y los apastelados, tanto en paredes como textiles, te ayudarán a lograrlo.

De la cuna a la cama: jugar más y dormir menos

No hay un momento exacto, pero suele ser entre los dos y los tres años cuando el niño pasa de la cuna a la cama. Este primer "gran cambio" es una buena excusa para renovar su habitación. Tu peque ya no es un bebé y esto debe notarse también en su cuarto.

Ahora pasa casi tantas horas despierto como tú y muchas de ellas las invierte jugando. Por lo que conviene reservarle una zona de juegos para que pueda hacerlo con comodidad y seguridad. Si los metros son escasos, puedes arrimar la cama a la pared así liberarás un espacio central. Completa la zona de juegos con una alfombra mullida –para que sea más confortable– y una mesita de juegos donde poder hacer sus primeros garabatos.

Los colores vivos ayudan a incentivar su creatividad, por lo que son un acierto a esta edad. Si no quieres arriesgarte en las paredes, resérvalos para los textiles

En esta etapa será muy importante contar con soluciones para guardar sus pequeños tesoros. Baúles, cajas y cestas para sus juguetes, baldas para los cuentos y los peluches... Para que aprendan a mantener el orden, planifica algunas de estas soluciones a su altura, así podrán coger ellos mismos los juguetes y volverlos a dejar en su sitio.

Su refugio privado: camino a la adolescencia

A medida que el niño va creciendo, la zona de juegos va desapareciendo a favor de la zona de estudio. En este sentido, será vital encontrarle un buen lugar, a poder ser cerca de la ventana y alejado de distracciones y posibles fuentes de ruido que puedan romper su concentración. Para que la mesa sea cómoda lo ideal es que mida al menos 120 cm de largo x 60 cm de ancho. Complétala con un book para guardar sus cosas y nunca están de más un par de baldas para tener a mano sus libros y objetos más personales, como fotos o recuerdos.

Tan o más importante que la mesa es la silla. Elígela ergonómica y con una altura proporcional a la de la mesa y a la altura del niño. Es importante que tenga el respaldo alto para que le recoja bien la espalda y con ello evitar las malas posturas.

En esta etapa su dormitorio es su refugio privado y como tal, querrá decorarlo a su gusto. Desde el color de las paredes o qué colgar en ellas hasta la ropa de cama. Es importante dejarle participar en su decoración, aunque la última palabra deberían tenerla los padres. Al menos hasta que llegue a la juventud.

Todas estas ideas (y algunas más) las verás puestas en práctica en nuestra galería de 20 dormitorios. Entra, curiosea y quédate con las que más te gusten para decorar la habitación de tus hijos.