55 cocinas blancas que demuestran por qué este color nunca pasa de moda

Esta mini cocina blanca es ideal. De ella nos gusta todo, desde su luminosidad, hasta el ingenio con el que se ha resuelto el almacenaje. Vamos por partes. Por un lado, destaca la pared marmolada con veteado marrón que proporciona un look elegante y algo clásico que contrasta con el mobiliario de líneas rectas. Pero si algo nos fascina de esta cocina son sus escaleras con almacenaje. Se ha diseñado tanto con cajones como con armarios con puertas abatibles, pero lo mejor es que pasar completamete desapercibida. 

Una de las virtudes de las cocinas blancas es que combinan con la mayoría de materiales. De hecho, en esta cocina, la interiorista Natalia Zubizarreta ha aderezado el blanco de los muebles con un antepecho de mármol que aporta elegancia. Pero no se ha quedado ahí, sino que también ha colocado un papel pintado de efecto textil en la zona superior, que, junto con el suelo en acabado madera, aporta calidez.   

Una manera de dar calidez al blanco en una cocina es añadiendo colores como el beige o el topo. Y es lo que se hizo en esta cocina, donde no solo la encimera de Neolith presume de este personal color, sino que también lo vemos en las paredes. El estor paquetto es la guinda a esta cocina en la que el estilo clásico manda. 

Con alma veraniega y desprendiendo mucha calma, esta cocina blanca se aprovecha del espíritu slow de las fibras naturales para crear un ambiente acogedor y fresco al mismo tiempo. Para no saturarla, se ha prescindido de los módulos de armario altos. Y, en su lugar, un estante de madera decora la pared, igual que hacen las plantas colgantes.

Si antes decíamos que el blanco queda bien con cualquier material, hacemos un matiz. Y es que la madera es su mejor compañero, porque tiene todo lo que no tienen los muebles de este color: calidez y textura. ¿Ves qué bien queda?

El blanco en las cocinas es un color que encaja con cualquier estilo, pero donde más se luce es en las cocinas de estilo clásico. En este ejemplo, la personalidad está servida gracias a las molduras de los frentes de armario, pero también gracias a los relieves de la estructura de la isla. Como colofón, unos azulejos con acabado brillo se suman para llenar de luz y amplitud el espacio. 

Que te gusten las cocinas blancas, no significa que tenga que ser cien por cien blanca. Ahora se lleva combinar módulos de varios colores. Y las opciones son muchísimas. Puedes poner módulos bajos en color topo y altos en blanco, por ejemplo; o hacer como en esta cocina, donde la isla tiene los cajones de madera y la encimera y laterales en blanco.  

Para darle un aire más moderno a una cocina blanca de estilo clásico, haz uso de colores que creen contraste. Aquí, el negro de la pared de cristal y los tiradores es el responsable de añadir ese matiz actual. Por cierto, ¿te has fijado en el suelo hidráulico de esta cocina? Aporta un toque de color y alegría.  

Unos sencillos tiradores de madera pueden ser el plus decorativo que necesita una cocina blanca para verse atemporal. De esta de la imagen, además, nos encanta el diseño de los armarios, con discretas molduras en los bordes que potencia ese estilo lineal y sobrio, pero que aporta elegancia y atemporalidad. 

Aquí otro ejemplo de cómo una cocina blanca se adapta a cualquier material o color con el que lo combines. Y aquí el resultado tiene una personalidad arrolladora. La mezcla de los sencillos y sobrios muebles blancos, con tiradores tipo uñero, cede el protagonismo al papel pintado de tonos fríos. No podemos dejar de hablar de la improvisada isla de cocina, que en realidad son dos carritos de madera con ruedas.   

Planificada en forma de U y sin armarios altos, esta cocina blanca pasa completamente desapercibida precisamente por estos motivos. Como punto de conexión con el comedor, se han colgado dos lámparas metálicas, con detalles en madera, sobre la península. El suelo de madera continuo es el punto cálido del espacio. 

Nos encantan los tiradores de madera a juego con la encimera de esta blanca cocina de estilo moderno. Otro de los elementos que más llama la atención es el pasaplatos que se abre hacia el salón, continuidad de las paredes acristaladas con barrotillo blanco. 

Si no te convence el look total white, ¡combina muebles blancos con otros con acabado en madera! Es lo que hizo aquí la interiorista Asun Antó. Para darle unidad, la parte inferior de los armarios es de madera, como si reflejara los de abajo; mientras que la encimera se ha elegido en color blanco, así como en el revestimiento de la isla.   

Gracias al negro de las lámparas, los tiradores y hasta el fregadero y la grifería, el blanco de esta moderna cocina encuentra su pareja ideal para dotarla de elegancia. Y un material que no falla en esta combinación es el acabado marmoleado elegido para el antepecho. 

Y es que esta cocina blanca hace uso del dorado con acierto en pequeños detalles para hacerla más sofisticada, efecto que se ve acrecentado gracias a la isla y antepecho marmolado. El punto desenfadado lo ponen las lámparas en azul turquesa y el suelo hidráulico que actúa a modo de alfombra en la zona de la isla. 

¡Pero en un piso! Cálida, acogedora y muy práctica. Así es esta cocina blanca planificada en L y con una gran isla que hace las veces de barra de desayunos. Para darle calidez, se ha elegido un suelo de madera con tonos rojizos y se ha pintado la pared de color beige. Así, esta cocina se puede permitir no solo tener los muebles blancos, sino también la encimera. 

Y todo gracias a los altos techos y las molduras que los decoran. Para suavizar su efecto, se han colocado estratégicamente varias lámparas de techo de fibra natural. También llama la atención las paredes paneladas con madera, así como la isla de cocina de obra. Pero, sobre todo, esta cocina blanca destaca sobre las demás por el diseño de su suelo hidráulico, que ayuda a ese aspecto señorial. 

Si buscas más luminosidad en la cocina, un buen primer paso es elegir el mobiliario en color blanco, pero si, además, lo eliges brillo, el éxito está garantizado. Si te resulta una opción muy fría, prueba a añadir una lámpara de fibra, como se ha hecho aquí.  

Para amantes de lo sencillo, esta cocina blanca es ideal. Con un diseño de líneas puristas, sin artificios y con tiradores tipo uñero, está planificada en U. ¿Y cómo hacerla más cálida? Con bandejas y tablas de madera, así como con complementos de fibra, como las cestas de la estantería que, además, ayudan a mantener el orden. 

Si la arquitectura lo permite, no dudes en hacer lo mismo que la interiorista Cristina Afán de Ribera: colocar la zona de fuegos en una isla mirando hacia el exterior. Para contar con una barra de desayunos, se ha alargado la encimera, dejando hueco suficiente para guardar los taburetes cuando no se están utilizando. 

En gran parte gracias al fregadero tipo granja y a la encimera gris antracita que sube por la pared, protegiéndola, a modo de antepecho. Los muebles con molduras también aportan ese sabor tradicional. Y, gracias a los grandes ventanales, se ha prescindido de casi todos los armarios altos.  

Ni abierta, ni cerrada. Esta cocina blanca cuenta con una pared acristalada y una puerta corredera con barrotillos blancos que se une al diseño de los muebles de la cocina. Así, la luz y la luminosidad están garantizadas. Para subir la temperatura, la decoradora Olga Gil-Vernet se decantó por una encimera de madera maciza.  

Otra combinación con la que no falla una cocina blanca es con el negro. Es elegante, sofisticada y, ¿lo mejor?, que no pasa de moda. Para sumar más elegancia y potenciar ese punto british que la caracteriza, se ha instalado también un papel pintado con un estampado clásico.  

Esta blanca con muebles blancos de diseño lineal y sin tiradores encuentra la personalidad en la península de madera de nogal que crece por la pared, convirtiéndose en una estantería encastrada. El suelo damero ayuda también a subir su elegancia. 

En esta cocina, proyectada por la decoradora Lucía Mariñas, el imán de todas las miradas es la gran península. Su encimera de porcelánico que imita el mármol Calacatta se ha hecho bajar por el lateral dando un toque muy chic a este espacio abierto a la zona de día. 

Cuando cuentas con un espacio tan personal como este, con vigas de madera vistas, una pared de piedra y un suelo hidráulico, apostar por un mobiliario en blanco es la apuesta más segura. Aquí, además, se ha elegido un diseño tradicional, con cuarterones y tiradores de porcelana, y una gran campana de obra. 

Esta cocina, proyectada por la decoradora Marta Prats, optimiza al máximo el espacio para que sea cómodo. Así, la zona de trabajo se han reunido en un frente que integra, además, una práctica zona de barra. Y los electrodomésticos y la columna de almacenaje se ha reunido en la pared trasera, dejando un paso central cómodo. Y, para que el espacio no se viera recargado, optó por el blanco. 

El blanco en la cocina es apuesta segura. No solo no pasa de moda, sino que transmite higiene y aligera visualmente el peso de los armarios. Pero un exceso de blanco puede resultar algo frío, por eso, en esta cocina, la decoradora Asun Antó planificó una balda XL de madera, que da la nota cálida, y el toque más de tendencia lo reservó para los detalles, como la grifería en negro, igual que los tiradores. 

Esta cocina debía inspirarse en las típicas cocinas de campo de antaño. Y se ha logrado a la perfección. Desde la elección de un mobiliario blanco con molduras y tiradores de concha hasta el suelo, que imita el tradicional mosaico hidráulico. 

Esta cocina abierta a la zona de día tiene truco. El equipo de Hoc Volo diseñó una cocina en blanco, para que pasara desapercibida y no fuera el imán de todas las miradas, pero a su vez le dio un tratamiento muy decorativo, con una escultórica campana que integra baldas de madera para complementos o plantas. Y diseñó una barra, también de madera, que es móvil, así cuando no se usa se repliega y no resta espacio. 

Esta cocina totalmente abierta a la zona de día debía pasar (casi) inadvertida. Así que el blanco fue el color de base escogido para que se integrara con el resto de espacios. Pero se le dio personalidad, a su vez, con los detalles, como en el antepecho de acero inoxidable o las baldas de madera.  

Esta cocina es pequeñita pero con personalidad. Y en parte se debe al original módulo abierto de madera a modo de balda, que además da la nota cálida a este espacio proyectado con mobiliario en blanco. 

Así es como definieron el look de esta cocina el equipo de Deulonder, responsables del proyecto. Con el mobiliario totalmente en blanco y una gran isla central que articula el espacio, se buscó el contraste con el suelo, un mosaico tricolor de aire retro, muy en la línea de la cocina. 

Esta cocina blanca tiene muchísima personalidad. Y la clave son los detalles. Y es que se ha partido de una base muy neutra, con un mobiliario blanco, con frentes lisos y sin tiradores, y se le ha dado carácter con las divertidas lámparas de fibras multicolor o el antepecho de baldosas tipo metro en gris. 

Una cocina puede ser también, un espacio donde disfrutar de las vistas. Y cuando se disfruta de unas tan espectaculares como estas, lo mejor es cederles el protagonismo, con un mobiliario discreto y en blanco que hace que la cocina pase prácticamente inadvertida.  

Esta cocina es el sueño de todo amante de la cocina. La isla central ordena el espacio a la vez que facilita las circulaciones, e integra una pequeña zona de barra para comidas rápidas. El mobiliario, con molduras, tiradores de concha y algunos módulos de rejilla, crea un conjunto clásico y con sabor campestre.

Una gran pared de cristal separa esta amplia cocina con vistas al jardín del comedor. Da intimidad, cuando se necesita, sin renunciar a la comunicación visual entre ambos espacios. 

En esta cocina se ha optado por una encimera de lo más personal: de piedra caliza, a juego con el pavimento, lo que da un toque cálido a una cocina en blanco sobria y elegante.

Con un fregadero doble, un horno de vapor y una placa dominó que combina diferentes sistemas de cocción, esta cocina es perfecta para hacer las delicias de un cocinitas. En blanco y con los frentes lisos resulta, además, muy atemporal. 

Con la campana de obra y moduras, el platero, los frentes con molduras y acristalados... Esta cocina a pesar de ser de nueva construcción se inspira en las campestres más tradicionales. 

Esta cocina, que integra un amplio comedor de diario adosado a la isla, se ha planificado en blanco, para el mobiliario, y en gris, presente en el suelo y en el sobre de la mesa del comedor. Y para que no resulte tan fría, se ha introducido la madera en las sillas y la estructura de la mesa. 

En esta cocina se ha optado por un mobiliario en blanco que se ha contrastado con la encimera, tanto de la isla como la de trabajo, en acero inoxidable, que le da un punto profesional. Aunque higiénico, el acero inoxidable tiende a rayarse con dificultad. 

Para esta cocina abierta al comedor no pasan los años. Y es que la elección de un mobiliario en blanco, que nunca pasa de moda, y con los frentes lisos es garantía de atemporalidad. 

Cuando cuentas con un suelo muy personal o de color, como en esta cocina, con un pavimento de granito verde, apostar por un mobiliario en blanco es todo un acierto.