Cocinas pequeñas y estrechas: 20 FOTOS e ideas estilosas y con soluciones ingeniosas para inspirarte

Pequeña, estrecha y con una escalera que se comía el espacio. Así era esta cocina, pero Ricard Mena, de RM Estudio supo darle la vuelta y de la necesidad hizo virtud. Así, convirtió la escalera en una completa zona de armarios que reúne los electrodomésticos y la despensa. Y planificó la cocina en dos mini frentes, ganando así una zona de barra. Y, para darle un plus decorativo, revestió la pared con un material compacto de efecto marmoleado, que suma estilo y carácter.

La decoradora Bàrbara Serra aprovechó al máximo el espacio de esta cocina de planta alargada con una distribución en dos frentes y, para minimizar la sensación de tubo, reservó la pared del fondo para el office, con una mesa alta y tabueretes. Las baldas que completan este rincón desvían la mirada de los armarios y aligeran el espacio. 

Para darle un plus decorativo, la decoradora diferenció la zona de trabajo, con muebles lacados, y la zona de despensa, con acabado nogal. Este dúo cromático suma estilo y calidez a esta cocina pequeña pero súper bien aprovechada.

Cuando faltan metros, debe sobrar ingenio. Y esta cocina, proyectada por el Estudio Boira, es prueba de ello. Se aprovechó uno de los frentes de armarios para ganar un completo mueble de desayunos y, para no entorpecer el paso, las puertas son escamoteables. Es decir, se abren como si fueran abatibles pero se esconden en los laterales, desapareciendo. Esto evita restar espacio en la zona de paso y, además, se transforma en un mueble abierto, con un cómodo acceso a todo el contenido.

El equipo de Alto Interiorismo aprovechó la planta alargada de esta cocina pequeña para crear dos zonas bien diferenciadas. Por un lado, la de trabajo, con muebles de madera y en U, que reúne la zona de aguas, fuegos y despensa. Y, por otro, una zona de barra ideal para dos. Para elló, bastó con prolongar la encimera y liberar la zona inferior de armarios. Tiene la ventaja que, cuando no se usa, sirve de zona de trabajo extra. Revestida de microcemento de un suave y cálido arena, combina a la perfección con la madera y la ilumina.

Una cocina por ser pequeña no tiene por qué estar reñida con el color. Así lo demuestra esta cocina proyectada por el estudio Egue y Seta, con dos frentes de armarios en un carismático azul grisáceo. Para optimizar al máximo el espacio de almacenaje los armarios se han llevado hasta el techo. ¿La clave? El acristalamiento que comunica la cocina con el salón, que inunda de luz la cocina, ampliándola visualmente. En la zona de la cocina se ha aprovechado con armarios y en la zona del salón con una barra de desayunos.

Esta cocina parece mucho más grande de lo que en realidad es. La clave ha sido incorporar visualmente la zona del lavadero a la cocina –comparten pavimento y mobiliario–, llevar el mobiliario hasta el techo y unificarlo con el color de las paredes. La decoradora Marta Tobella aprovechó el acceso a la cocina para crear una pequeña barra de desayunos, que minimiza la sensación de tubo y, cuando se necesita, sirve de superficie de trabajo extra. 

La distribución de esta cocina fue un reto. Se aprovechó su planta alargada para crear una isla que integra la zona de cocción y el comedor. Para ello, se prolongó la encimera a modo de mesa alta, ganando un comedor cómodo en el que caben hasta 5 personas. Al estar abierto al salón y comunicado con el recibidor por una corredera, Sol van Dorssen quiso darle un toque muy decorativo, de ahí la lámpara de fibras naturales y los bonitos cuadros botánicos.

Esta cocina es pequeña pero va sobrada de estilo. El arquitecto Jorge Moser aprovechó su planta alargada y estrecha para organizar el mobiliario en U, dibujando el triángulo de trabajo perfecto, con la zona de aguas bajo la ventana y a cada lado, la zona de fuegos y despensa, respectivamente.

Con armarios hasta el techo en blanco, es capaz y ligera. Una zona de barra, revestida de nogal para darle un toque más sofisticado, cierra este espacio. Nos encanta la combinación de pavimentos, con un elegante suelo de madera en espiga y un damero de granito y mármol en la zona de trabajo. 

La decoradora Marta Prats optimizó al máximo esta cocina, estrecha y alargada, que ahora disfruta de mucho almacenaje y una zona de barra para el desayuno de los peques de la casa. Para ello, aprovechó un entrante en la pared para destinar toda la zona de despensa, con una bonita alacena con puertas acristaladas, y reunió toda la zona de trabajo en línea. Para llevar luz a este espacio, abrió una ventana acristalada, que lleva la luz del salón a la cocina. En blanco, es ligera, capaz y atemporal.

Es cierto que la distribución más habitual para optimizar el espacio en las cocinas estrechas es en línea, es decir, agrupar los muebles y electrodomésticos en un único frente. Sin embargo, siempre que la planta de tu cocina tenga, al menos, 2,20 metros de ancho, también puedes optar por una distribución en frentes paralelos. En este caso, asegúrate de que queda una zona de paso de unos 70 cm para circular con fluidez. 

Eso fue lo que hizo la interiorista Natalia Zubizarreta en esta cocina: a la derecha se situaron las zonas de fregadero y cocción, muebles y electrodomésticos y, a la izquierda, un frente de almacenaje. El espacio que quedaba libre delante de la ventana se aprovechó para colocar un office.

Si no tienes espacio para colocar muebles de 60 cm de fondo en las dos paredes, puedes completar la zona de trabajo (de 60 cm de fondo) con un frente de armarios de 35-40 cm. En la misma cocina que veíamos anteriormente, Natalia combinó muebles bajos con un par de estantes en los que guardar botes y piezas del menaje.

Reserva la pared que queda libre de muebles para ubicar una barra de desayunos. ¡Con 1 m² será suficiente! Y si no, mira esta cocina. La decoradora Natalia Zubizarreta montó un mini office con una encimera volada y dos taburetes en esta cocina moderna. Además, para ganar claridad y amplitud, la pared que separaba la cocina del salón se sustituyó por una cristalera con puertas correderas y perfilería blanca. 

¿Cómo? Además de ideas decorativas (ya sabes: elegir tonos blancos o neutros para muebles y revestimientos), existen soluciones arquitectónicas que también te ayudarán a ganar amplitud visual. Entre ellas, sustituir la pared que queda libre de muebles bien por un cerramiento acristalado, bien por un tabique con parte ciega y parte acristalada. Así lo hizo Pia Capdevila en esta cocina, donde se abrió una ventana con cuarterones y la parte inferior del tabique se aprovechó con una barra para colgar paños y pequeñas cestas.

Por muy pequeña que sea tu cocina, una encimera adosada a la pared te ayudará a montar una zona para comidas de diario. No siempre existe la posibilidad de prolongar la encimera de trabajo en una península o de instalar una barra bajo la ventana. Pero cuando se ha diseñado una distribución lineal o en dos frentes, es posible aprovechar la pared libre de muebles con una barra de desayunos. En esta cocina blanca, diseñada por Jeannette Trensig, se realizó en el mismo color que el mobiliario.

Las puertas correderas son una solución para ahorrar espacio. Esta, además, es empotrable, es decir, que, al abrirla, en lugar de deslizarse paralela a la pared como las correderas habituales, la hoja se encaja dentro de un armazón o un premarco que se realiza en el interior del muro. De esta forma es posible colocar muebles o electrodomésticos a ambos lados del tabique. ¿Inconvenientes? Del lado del armazón no puedes poner interruptores, ni enchufes. Tampoco permite el paso de tuberías.

Instalar una puerta de cristal es una idea perfecta para permitir el paso de la luz que entre desde la estancia contigua a la cocina. Si esta estancia es el salón o el comedor, lo habitual es diseñar un cerramiento que, además, mantenga los espacios comunicados. De este forma también aumenta la sensación de profundidad y el espacio parece más grande.

Pero no siempre interesa contemplar qué hay al otro lado del cristal. Eso es lo que ocurre cuando la cocina tiene un pequeño lavadero. En este caso, una puerta de vidrio translúcido es la mejor opción. 

Regla de oro en cocinas estrechas: aligerar el espacio con estantes o vitrinas que ofrezcan capacidad de almacenaje y que ocupan menos peso visual que los muebles altos cerrados. En la misma cocina que veíamos en punto anterior, la decoradora Mireia Masdeu optó por instalar un gran estante flotante o volado que recorre todo el frente de trabajo.

Este y la balda que se instaló como prolongación de la encimera –ambos, en rechapado de roble– fueron realizados a medida por Carpintería Querol Serra por un precio de unos 633 €, incluido el montaje. El estante de arriba mide 243 x 32 x 5 cm y el que hace las veces de barra de desayuno, 140 x 32 x 5 cm.

Ayúdate de diseños bien pensados. Con una mesa con alas abatibles, tendrás un rincón para comer o una superficie de apoyo extra para trabajar. En el día a día, la puede utilizar cerrada y cuando tengas invitados en casa, solo tendrás que extenderla y multiplicarás el espacio.