14 tipos de suelo para cocinas blancas: ideas modernas, estilosas y fáciles de limpiar y mantener
Es importante que el suelo de una cocina lo resista todo, pero también que disimule las posibles manchas o migas. ¿Cuáles resaltan la belleza del mobiliario blanco? ¡Te lo contamos!
Periodista especializada en decoración e interiorista
Actualizado a 05 de septiembre de 2024, 20:44
Analizamos desde el material hasta su efecto o acabado (incluyendo color). Buscamos los que realzan el blanco del mobiliario y se limpian bien.
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Varios consejos sobre qué suelos sí son adecuados para una cocina blanca cuando se busca que sea fácil de limpiar, cinco opciones concretas muy adecuadas porque cumplen los requisitos y tres ejemplos y motivos sobre los pavimentos que NO debes escoger si estás pensando en la comodidad a la hora de su limpieza. La variedad en elección de pavimentos para la cocina es amplia, y cuando el mobiliario es blanco, todavía más, ya que admite muchas posibilidades. ¿Quieres contraste? ¿Unidad? ¿Algo de movimiento para un diseño sencillo? Analizamos cada caso con el objetivo de que el suelo sea discreto en los casos en los que se cocina bastante y, como algo normal, el suelo tiende a ensuciarse.
Muebles a medida diseño de Ester Zárate. Encimera de Neolith. Grifo de Martí. Cuadros en Sacum.
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El suelo perfecto para cocinas blancas es…
¡El que es sencillo de mantener limpio y además realza nuestra cocina! En realidad, siempre que elegimos un pavimento queremos que sea bonito, pero que nos facilite la limpieza y el mantenimiento. Que disimule manchas, por ejemplo. El polvo. La suciedad en general. En una cocina es importante que se deje limpiar cómodamente, sin esfuerzo, con aspirador, escoba o fregona (también robots); pero que a la vista se disimule cualquier miguita de pan que caiga.
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Cocina diseño de Coton et Bois. Tiradores de Bolibar. Encimera de Neolith. Papel de Wallquest en La Maison. Suelo de Parador.
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Mejor un suelo porcelánico
Pensando en todo lo que hemos comentado y en la durabilidad, un suelo porcelánico es de las mejores opciones para decorar la cocina, también blanca. Porque son resistentes a golpes, porque hay una amplia variedad de acabados que te permiten dar con el tono y modelo más adecuado al espacio y porque son duraderos y resistentes, así que soportará bien el paso del tiempo.
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Muebles de Kök Studio, taburetes de Zara Home. Alfombra de Leroy Merlin.
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Escoge un suelo destonificado y mate
Pensando en que el suelo de una cocina blanca se limpie bien, decántate por un suelo destonificado (lo que quiere decir que el tono no sea de color muy intenso) y ligeramente mate. En las superficies brillantes, las manchas son más "descaradas". Además, si el suelo es rectificado o continuo, mejor, menos juntas que se ensucian con el tiempo.
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Encimera de Silestone, grifo de Teka.
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Primera opción: suelo imitación madera para una cocina blanca
Esta opción nos encanta en El Mueble y además suele encajar en todos los estilos. ¡Y las cocinas blancas con suelo de madera son atemporales! Los suelos porcelánicos imitación madera aportan calidez. Mientras no escojas un tono de madera demasiado oscuro, será fácil de limpiar y mantener. Disimula bien suciedad, polvo y manchas por las vetas y nudos. Sus diferencias de tonalidades provocan que no salten a la vista las manchas.
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Muebles a medida. Fregadero de Franke, vinoteca de Liebherr, campana de Pando.
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Segunda opción: suelo en tono topo, arena, beige
Los suelos en este color desvaído, destonificado, es perfecto para cocinas blancas porque aporta un ligero contraste con el mobiliario blanco, pero no es tan sucio como un suelo blanco. Es claro, por lo que no resta luminosidad. Es mejor si el modelo que elijas es de baldosas de gran tamaño (por las juntas). Mejor en mate o satinado, que brillo.
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Muebles de Alfredo Sanz diseño de Dorotea Estudio. Taburetes de Maisons du Monde.
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Destonificado con aguas, ¡top en limpieza!
O efecto pétreo o cemento. Ese acabado con aguas hace que los suelos destonificados, en colores arena, neutros y luminosos, sean adecuados para una cocina blanca donde se busca equilibrio. Y suman aún más comodidad a la hora de verse limpios, porque las diferencias de tonos disimulan la suciedad. Por lo general, este tipo de pavimento es de acabado mate o satinado.
Los suelos con textura disimulan muy bien la suciedad. Las irregularidades en la superficie juegan a favor. Ahora bien, también hay que decir que precisamente esta característica hace que sean menos cómodos de limpiar. Porque la suciedad "se mete" en los recovecos. También debes tener en cuenta que un suelo antideslizante puede hacer que la fregona no deslice suavemente al limpiar.
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Muebles de Suquia Cocinas, alacena a medida en Pinotea, encimera de Dekton, campana de Pando, lámparas de santa & Cole, molduras de Orac Decor y suelo de Hisbalit.
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Cuarta opción: suelo de mosaico
Un suelo adecuado para una cocina blanca es el de mosaico. A favor: que aporta textura y con sus motivos y combinación de colores disimula la suciedad. El mosaico es de un material que se limpia bien y es fácil de mantener. Es posible llevar el blanco al suelo en una cocina con mobiliario en blanco y crear cierto contraste y movimiento con los pequeños patrones que se introduzcan. Porque un suelo liso en blanco con muebles en blanco no aporta contraste y además, un suelo blanco, no es precisamente muy limpio. En contra, que tiene muchas juntas.
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Muebles diseño de NI2, encimera de Rak Ceramics, placa y campana de Cooking Surfave, sullas de Pino & Jacaranda. Porcelánico de Yanyare.
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Quinta opción: suelo hidráulico
Ya escojas una baldosa hidráulica de pasta blanca o un porcelánico o cerámico imitación, es un pavimento muy fácil de limpiar y que combina bien con el mobiliario de una cocina blanca. Con sus patrones y tonalidades añades color, textura y movimiento. Así le das vida al blanco total.
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Carrito de IKEA y alfombra de Pantay.
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Sexta opción: suelos de barro
Cualquier tipo de baldosa de barro es adecuada para una cocina blanca, sobre todo si se busca un efecto campestre o rústico. Ahora bien, las baldosas reales de barro deben estar protegidas en su capa final para que las manchas no se filtren. Porque una baldosa de barro es porosa. Hay imitación al acabado, en cerámica, que ya no tiene ese inconveniente. Así que es importante hacer esta diferenciación.
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Muebles diseño de la arquitecta Elvira Guardia. Encimera de Neolith, taburetes de IKEA, sulla de Dekkon, suelo de Matter Barcelona, alfombra de Coton et Bois.
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Alfombras adecuadas en la cocina
Ten en cuenta que hay alfombras adecuadas para la cocina, cuando los suelos son delicados con las manchas. Se ponen en la zona de trabajo en materiales vinílicos que soportan la limpieza con agua y jabón (hay marcas que aseguran que incluso con lejía el material se mantiene intacto).
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Muebles diseño de Mangíbar Blanco EDstudio, encimera de Silestone, fregadero y grifo de Blanco y suelo de mármol.
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No optes por un suelo brillante si buscas comodidad en el mantenimiento
Porque este acabado no es limpio. Al contrario, es delicado. En él se ven todas las manchas, restregones y suciedad en general. Piensa que la superficie es como un espejo. En una cocina es algo complicado mantenerlo impoluto.
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Muebles de Kubuni Reforms, realizado con Neolith y Fenix Blanco. Estor de Coordonné.
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Evita los suelos muy blancos
Porque aunque son perfectos para aclarar la cocina y multiplicar su luz, son indiscretos. Se nota mucho en ellos cualquier cosita que caiga. Para un efecto de continuidad con muebles en blanco es perfecto, pero has de saber que el mantenimiento es complicado. Si has decidido que aun así lo tuyo es un pavimento blanco, escoge un modo con aguas o tonalidades, incluso con alto de textura, para que disimule.
Proyecto de Boix Interiorisme con muebles de Santos. Encimera de Dekton y campana y placa de Pando.
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Huye de los suelos muy oscuros
En un espacio de mobiliario blanco el contraste con un suelo oscuro está asegurado. Los colores gris muy oscuro casi negro y negro no son nada discretos ante la suciedad, así que en una cocina no es lo más aconsejable. Ya sabes, ¿es tu capricho? Pues coloca una alfombra en la zona de trabajo para vivir más tranquilo.