Raquel González, interiorista: "He transformado este piso de 77 m2 con cocina semiabierta, muebles de anticuario e ideas originales para las paredes"

Para la propietaria era importante contar con un comedor y otra pequeña zona office, más destinada a comidas rápidas, desayuno o trabajo (que veremos a continuación). Para el comedor, abierto al salón, la mesa antigua se ha lacado en negro para mantener la misma paleta de colores, y se ha elegido una lámpara de techo de diseño en metal negro.

"Las sillas aportan un toque moderno sin perder el estilo clásico que define la vivienda. Al utilizar el negro y el blanco como base cromática del espacio, se han podido incluir colores fuertes en algunas piezas, como la vitrina de color granate, destacando así elementos visuales que
comparten tonos con los cuadros y la
decoración general del espacio", nos cuenta Raquel.

El metal negro ha sido uno de los materiales protagonistas para dar contraste en esta vivienda. Así, para separar ambientes, como la cocina del salón, se ha colocado un gran marco de vidrio y metal negro que permite el paso de luz de un espacio a otro, además de añadir un toque extra decorativo moderno. ¡Nos encanta la solución!

La cocina es otro de los espacios protagonistas de la casa. Uno de los logros que se ha conseguido Raquel González con la nueva distribución ha sido la creación de un nuevo espacio para un área office en la cocina, que no existía
previamente. Además, ha solventado una necesidad principal que tenía la clienta, la de ganar más almacenamiento.

Aprovechando la planta irregular del espacio, se ha integrado el área
originalmente destinada al comedor-cocina en el nuevo diseño, creando un frente amplio en chaflán para el mobiliario principal en línea.  Por otro lado, el espacio anteriormente ocupado por el comedor se ha utilizado en forma de 'L' para crear un nuevo espacio de lavado.

¡Qué bonito! Gracias al nuevo diseño y distribución, al fin la propietaria tiene su pequeño comedor office tan deseado. En esta ocasión, en la cocina, la separación visual de esta estancia con el resto de espacios de la vivienda también se ha realizado mediante un cambio de suelo, siguiendo la línea en blanco y negro, pero utilizando un suelo hidráulico de estilo vintage en cerámica que contrasta con el mobiliario de cocina de estilo minimalista.

El efecto creado con el suelo dispuesto de forma paralela a las líneas perpendiculares de la casa se debe a que la pared donde se apoya la cocina se encuentra en chaflán, y se ha preferido mantener la continuidad visual del resto de la vivienda.

El dormitorio principal es una suite de lo más relajada en la que destaca la pared del cabecero, con un bonito papel
pintado que presenta un motivo estampado, y para el resto del dormitorio se han utilizado tonos blancos y neutros con texturas a juego con el papel pintado.

Se ha elegido un cabecero tapizado colocado a 140 cm de altura, que contribuye a crear un ambiente acogedor y proporciona gran comodidad tanto por su textura como por su tamaño.

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La interiorista, Raquel González, es barcelonesa de nacimiento pero bilbaína de adopción. Formada en la Escuela de Diseño IADE de la capital vasca, Raquel González dio sus primeros pasos en un estudio de la ciudad. Sus proyectos son el resultado de mezclar todo este bagaje profesional con su propia manera de ser. Ella misma se define como una persona más organizada que creativa, de hecho, "tengo un orden que da miedo", admite. Y esto no cabe duda que forma parte del
ADN de su estudio, siendo gran parte
del éxito de sus trabajos.