La felicidad empieza en casa: qué debe tener tu salón para hacerte sentir bien

Una de las cosas que tiene que tener un salón para hacerte feliz es luz natural. ¡La necesitamos! Así que hay que potenciarla al máximo. Al elegir las cortinas para el salón, si este es luminoso, nada de apagarlo con modelos tupidos y muebles oscuros (siempre se puede tener una licencia). Y si no lo es, hay que jugar con mucho blanco y tonos claros en todos los elementos que decoren el salón.

Porque no es lo mismo un salón para dos que para una familia numerosa. Y si acostumbras a recibir gente en casa y te gusta reunirte en torno a la mesa de centro, has de tener auxiliares. Para hacerte feliz debes sentir que el salón acoge a la gente que los "visita" con comodidad. Y para eso, ayúdate no solo de sofás sino de bancos, pufs, cojines de suelo, butacas…

Serás más feliz porque te sentirás más tranquilo. El orden infunde paz. Los espacios despejados, sin trastos por medio, con equilibrio, simetría, limpieza… son adecuados para disfrutar con calma. Y el salón debe resultar sosegado, invitar al disfrute y a la relajación pero sin trastos por medio. Así que busca el orden en el salón para ser feliz. 

Sí, para que tu salón te haga feliz debe tener un espacio muy tú. Y aquí no hay reglas más que las que impongas. Nos referimos a un rincón en el que hagas lo que quieras, te relajes, escuches música, leas, hagas manualidades… sea cual sea tu hobby busca la manera de integrarlo en el salón, sobre todo, si puedes llevar la actividad en cuestión a esta estancia de la casa para disfrutarla tú y compartirla al mismo tiempo con la familia.

La pintura de las paredes del salón te ayudará a crear la estancia que quieres, la que te hace feliz. Lo más fácil es optar por una gama neutra predominante, en tonos suaves, pero sí incluir tonos más intensos en una pared o parte de ella según la luminosidad que tenga la estancia. Al elegir la paleta de colores para pintar el salón, piensa que las tonalidades más fuertes son los más "peligrosos". Los más vibrantes y alegres también te harán sentir más animado. Pero úsalos con medida y en combinación con otros relajantes para los momentos en los que hay que parar.

Tanto flores, como alguna foto especial, un libro importante para ti en tu librería... Si quieres que tu salón te haga sentir bien, pon algún objeto personal que te transmita emociones positivas.

Para que un salón te haga feliz debes sentirlo decorado. Y en ello es importante el papel de pequeñas piezas, desde mesas auxiliares hasta objetos pequeños como jarrones. Sin abusar de ellos, deben estar presentes. Lo mejor, agruparlos en un extremo de un estante o mueble, no extenderlos.

Ni frío ni calor. ¿Y cómo se consigue que el salón tenga una buena temperatura? Por un lado con lo que no se ve: el aislamiento (paredes y ventanas adecuadas). Y por otro con lo que se ve: textiles y materiales adecuados a cada estanción del año. Más frescos y livianos en verano, más gruesos y pesados en invierno.

Las plantas limpian el ambiente, lo alegran con su color verde y dan un toque de alegría y de vida. ¡Recuerda que atraen la energía positiva! Son una manera fácil de añadir una dosis de felicidad en tu salón.

Un salón, para hacerte feliz, debe resultar rico en texturas. No hace falta mezclar sin parar sino hacerlo con equilibrio. Pero que haya diferentes materiales enriquece un espacio. No se puede decorar solo con un material, presente en tooodos los muebles. Hay que mezclar con medida. Escoger un material de base que predomine y añadir notas en otros 3-4 materiales, usados en menor medida.

Más allá de la natural, es fundamental una iluminación (artificial) adecuada para que el salón te haga sentir bien cuando enciendas las luces. Bombillas de luz cálida que creen una atmósfera o ambiente suficientemente iluminado según la actividad que vayas a realizar: más intensa en una reunión, más suave para ver una película. Juega con diferentes tipos de lámparas (de pie, sobremesa, suelo, apliques…) y bombillas regulables.

Es decir, de vivir tu salón y decorarlo y distribuirlo para ello. Un salón que te hace feliz no es de exposición. Es bonito y está cuidado para ti, tu familia y las personas con las que quieras compartirlo; pero tiene que invitar a disfrutarlo, con piezas cómodas y funcionales. Así que no te olvides de pensar en esto y elegir los muebles y complementos según tengas mascotas o niños, por ejemplo, que requerirán tejidos antimanchas y resistentes.