Ubicado en Manresa (Barcelona), este piso pequeño, de 78 m², necesitaba un cambio urgente para conseguir  armonía en cada uno de sus espacios, de tal forma que se convirtiera en un hogar cálido, confortable y acogedor. El equipo de Borrós Interiorisme, ha sabido sacarle todo el potencial trabajando en un infalible binomio cromático: blanco y madera de roble. Esta tonalidad y material, junto a texturas, iluminación indirecta y elementos que aumentan la comodidad en esta vivienda, hace que sea todo un oasis de calma y relajación. 

El estilo decorativo escogido por los interioristas para alcanzar estos resultados, es el 'slow deco' que ha sabido adaptarse a todos sus rincones. Y es que, con la reforma integral de este piso, se ha trabajado también la distribución de la zona de día, en la que tanto el salón, como la pequeña cocina abierta, de 7,5 metros cuadrados, son el punto clave y fundamental de toda la casa. Sencillez y belleza con un enfoque que huye de la superfluidad en pro de la naturalidad. ¡Lo vemos!