Muebles de colores: cómo incluirlos en la decoración

Aunque las tendencias de decoración cada vez tiran más a llenar las estancias de colores neutros, luminosos y frescos, lo cierto es que una nota de color aquí y allá es la que convierte a un espacio en propio y le da personalidad. Si ya has pasado por la fase de poner detalles en color y cojines de color y quieres más, estás en el lugar adecuado. Así, el próximo sofá que tengas (o si lo retapizas), ¿por qué no de un color azul intenso? La clave está en dejar que se luzca combinándolo con tonos como el blanco o el beige y las maderas claras, como ha hecho Asun Antó, de Coton et Bois, en este salón. 

Añadir muebles de colores no es solo para decoraciones atrevidas y más modernas. También es posible para estilos más clásicos y elegantes, como se ha hecho en esta cocina con comedor mediante la vitrina de color. Y no es necesaria una gran inversión, tan solo con pintar los muebles conseguirás un cambio notable y llevar a la estancia la alegría y vitalidad que da el color. 

Y es que el color azul es muy versátil. Se adapta superbién a estancias clásicas, como el salón de la imagen, como a otras más vintage. Dependiendo de los elementos en los que apliques este color, el efecto puede variar, pero es clave que, si lo empleas en las piezas más grandes, el resto de colores sean neutros. 

Una opción para que los muebles de colores resulten más discretos es unificar su color con el de la pared: parecerá que se funde con ella. Y además es una opción para los amantes del color que quieren decorar un espacio pequeño: el mueble perderá protagonismo, cediéndoselo al color.  

Si quieres disfrutar de los efectos del color rojo, tan pasional e intenso, nuestra recomendación es que lo hagas con mesura. Las butacas con doble tapizado son perfectas para añadir la dosis justa de color. Absolutamente todo en este salon transmite sobriedad y elegancia, a excepción de la butaca bicolor en gris y rojo.  

No solo tapicerías y tejidos llevan el color. Los muebles pintados también son capaces de hacerlo. Y además con éxito. Y es que, dependiendo del color, podrás conseguir un efecto u otro, pero en todos los casos se avivará el ambiente y, sobre todo, llevará la luz. Un buen ejemplo es este porche de verano, en el que la mesa recuperada es capaz de añadir matices vintage a un espacio más actual.   

Si te da pavor meterte en esto de los muebles de colores de cabeza, ¿por qué no empiezas por una simple butaca? Como esta de color magenta enmarcada en ambiente extrablanco. Será llamativa y el contrapunto perfecto para el resto de la decoración. Añade después algún detalle del mismo color: un jarrón, los cojines sobre un sofá blanco o gris, unas flores... Verás cómo le vas cogiendo el gustillo a esto del color.   

Aunque en esta estancia priman los colores relajantes y que potencien el descanso, también es posible añadir pequeñas dosis de color a través de los muebles. Si te gustan los colores vibrantes, un cabecero naranja como este es perfecto. Aunque tendrás que limitar el color a una sola pieza para que no resulte agobiante. Pinta las paredes de blanco y elige ropa de cama de tonos deslavados o muy claritos, ¡disfrutarás del resultado! 

Vale que decantarse por una cocina azul es un acto de valentía, pero consiguen resultados tan magníficos que, sin duda, debían situarse al nivel de las cocinas blancas. Esta es de estilo moderno, pero una cocina con muebles de color azul bien puede ser clásica o vintage. Para conseguir un efecto tan unificado, elige materiales como el cemento pulido, tal y como se ha hecho aquí. La calidez la llevan las lámparas y sillas de mimbre y la mesa de madera. ¿Lo ves no?

Añadir un mueble de color amarillo en tu casa es una solución genial para subir la temperatura y dar un toque luminoso. En estancias con poca luz, es una magnífica solución que potenciará la luminosidad y la calidez. Y no hace falta que sea una pieza demasiado grande. De hecho, puede formar parte de un conjunto, como este set de mesas nido en amarillo y azul –también primarios, por cierto–.  

Añadir un mueble de color en tu casa creará contraste con el resto de la decoración y la pieza pasará a ser el centro de todas las miradas, con más protagonismo incluso que el sofá o el cabecero, en el caso del dormitorio. Una mano de pintura a la tiza, en este caso mostaza, ha sido capaz de conceder una nueva vida (y personalidad) a un escritorio antiguo.  

Una opción para los más atrevidos: combinar los muebles con el mismo color que la pared, como en este office en color verde mint. Ambos elementos juntos consiguen uniformidad a la vez que ofrecen una atmósfera fresca, desenfadada y acogedora.  

No es cuestión de llenar tu casa con muebles de colores, hay que saber encajarlos entre sí. Con una base blanca y maderas claras, incluir varias piezas de distintos colores es posible, y quedará a la perfección si son colores primarios –como el rojo y el azul de este salón comedor– o dos de la misma gama en diferentes tonalidades. ¡No tengas miedo a experimentar! 

Esta cocina abierta es una explosión de color. Las sillas amarillas, la carpintería de las ventanas en azul, los muebles de color gris y, en el fondo, los toques de colores más vibrantes. ¿Cómo crear continuidad? Si te fijas, gracias al color azul, presente en ambos ambientes y que se ha aplicado también en pequeñas dosis, como el jarrón sobre la repisa de la chimenea y el frutero en la mesa del office. 

Es lo que tiene el color negro. Y es que a nivel psicológico, lo relacionamos con el lujo, lo elegante, sofisticado y glamuroso. Añadir muebles negros en la decoración siempre será un acierto si se hace en su justa medida. Si lo incluyes en una gran pieza, deja que destaque. En cambio, si son los muebles más pequeños y accesorios los que lo lucen, puedes concederte alguna licencia más. La madera te ayudará a quitarle seriedad y conseguir calidez. 

Llevar el color de la naturaleza dentro de tu hogar es un recurso fácil para llenarla de frescura y, además, lograr un conjunto muy resultón. Y es que relacionamos este color con nuestro lado más natural y lo asociamos con el relax y la calma, aunque en sus tonos más oscuros, como el de este sofá, también destila elegancia y un punto glam –más si es de terciopelo–. ¿Ves cómo aquí también se cede todo el protagonismo al sofá? Solo con suaves tonos de verdes en la alfombra y los cojines se consigue crear el nexo con el blanco de las paredes. ¡Ideal!

Relacionados con los dormitorios infantiles y los de tintes más femeninos, es hora de que estos colores abandonen su solitud y se unan al resto de tonos que decoran salones y comedores. Sí, esos tonos empolvados como rosas suaves, azules, verdes, malvas y hasta rojizos que han demostrado que son mucho más que tonos femeninos y delicados. Además, ayudarán a llevar la calidez. Bien puedes renovarlos pintando los muebles y añadiéndolos en el comedor o el salón.