¿Tienes la sensación de que tu casa es como una ratonera? Tranquila, que no eres la única. Somos muchas las que nos hemos enfrentado –más de una vez– al reto de decorar espacios pequeños y con poca iluminación natural, sobre todo en las grandes ciudades, donde las viviendas son cada vez más reducidas. Pero si crees que la única solución es mudarte, tengo una grata noticia que darte: con pequeños cambios en la decoración puedes ganar luminosidad y amplitud visual. ¿Lo mejor de todo? Que no necesitas gastar mucho dinero.
En efecto, una vivienda pequeña y oscura no está condenada a ser deprimente. De hecho, puede convertirse en un refugio acogedor y luminoso si sabes cómo tratarlo. El problema es que a menudo caemos en las mismas trampas: nos dejamos llevar por las tendencias que vemos en Instagram sin pensar si funcionarán en nuestra casa, compramos muebles sin ser conscientes de sus proporciones, o nos obsesionamos tanto con aprovechar cada centímetro que acabamos creando el efecto contrario. Pues bien, llegados a este punto, veamos cuáles son los 5 errores que los expertos recomiendan evitar si vives en un piso pequeño y oscuro.
1. Pintar las paredes en colores oscuros porque "está de moda"
Vale, lo admito, yo también fantaseo con esos salones de Pinterest pintados en verde botella o azul marino, ¡y es que son una preciosidad! Pero seamos sinceras: lo que funciona en una casa señorial con techos de tres metros y ventanales hasta el suelo puede ser un auténtico desastre en nuestros pisitos.
Los colores oscuros, por muy trendy que sean, absorben la luz y hacen que el espacio parezca más pequeño. La solución reside en pintar las paredes en tonos claros y luminosos que reflejen la luz: desde el blanco roto hasta toda la gama de beiges suaves, pasando por tonos arena o grises. ''Pero, entonces, ¿no quedará muy soso?''. En absoluto, porque puedes agregar toques de color a través de los detalles, como cojines, ilustraciones, jarrones o flores.
2. Abusar de los muebles pesados y voluminosos
Sé que ese sofá esquinero XXL te pareció una idea genial en la tienda. "¡Cuánto espacio para tumbarnos mientras hacemos maratones de Netflix!", pensaste. Sin embargo, cuando introduces un mueble de semejantes dimensiones en un espacio pequeño, lo que consigues es que la estancia se vea diminuta.
La clave está en elegir muebles proporcionales al espacio, con líneas limpias y, si es posible, con patas que dejen ver el suelo por debajo. ¿Un truco? Elige muebles modulares o multifuncionales: un sofá cama, una mesa extensible o unos puffs que sirvan de asiento y almacenaje pueden ser grandes aliados.
3. Bloquear las ventanas con cortinas pesadas o muebles
¡Horror decorativo! Si hay algo sagrado en un piso poco luminoso, es cada centímetro de ventana. Y sin embargo, ¿cuántas veces hemos visto (o tenido) cortinas oscuras y pesadas, o peor aún, muebles colocados justo delante de la ventana? ¡Es como si intentáramos ponerle un antifaz al sol!
Lo que debes hacer –sí o sí– es despejar de muebles esta zona y apostar por cortinas largas y ligeras de lino en tonos naturales, ya que filtran la luz suavemente, creando un ambiente acogedor sin oscurecer la estancia. Y aquí viene el truco maestro: instalarlas lo más cerca posible del techo (no de la ventana) y dejarlas caer hasta el suelo. De esta manera parecerá que los techos son más altos y de paso multiplicarás la elegancia. Otro truco: si las colocas de pared a pared, engañarás al ojo y parecerá que tienes una galería de ventanales. Como ves, las cortinas pueden obrar milagros cuando el espacio brilla por su ausencia, aunque los estores también funcionan estupendamente. Eso, y pintar de blanco los marcos de las ventanas.
4. Saturar el espacio con demasiados elementos decorativos
Sí, ese cojín es precioso. Y esa lámpara vintage también. Y ese jarrón. Y esa colección de velas. Y esos libros de herencia... Pero cuando juntas todo en un espacio pequeño, el resultado puede parecer más el almacén de una tienda de decoración que un hogar acogedor. Y es que el exceso de elementos decorativos no solo recarga visualmente el espacio, sino que además acumula polvo y hace que la luz tenga más obstáculos para circular.
La regla de oro aquí es "menos es más". Elige pocas piezas pero con intención, que realmente aporten algo al espacio. Y no temas dejar algunas superficies vacías: esos espacios "de respiro" son fundamentales para que una habitación pequeña no resulte abrumadora, pero también para darle estilo.
5. Renunciar a los espejos (o usarlos mal)
"Ya tengo el espejo del recibidor y el del baño, no necesito más". ¡Error! Los espejos son como varitas mágicas en espacios pequeños y oscuros: multiplican la luz, crean sensación de profundidad y pueden hacer que una habitación parezca el doble de grande si los colocas estratégicamente.
La clave está en ubicarlos donde puedan reflejar la luz natural o, si esto no es posible, enfrentados a las fuentes de luz artificial. Un espejo grande apoyado en la pared, un conjunto de espejos decorativos o incluso un frente de armario con espejos pueden transformar completamente cualquier espacio. Solo debes asegurarte de que reflejen algo bonito, no querrás duplicar visualmente el desorden o una pared vacía, ¿verdad? Pues ya sabes, ¡manos a la obra!
¿Te has reconocido en alguno de estos errores? Descuida, todas los hemos cometido alguna vez. ¡Lo importante es que ahora ya sabes cómo evitarlos!