Los puntos que pierden los tejidos lisos, los ganan los estampados. Y prueba de ello son los cabeceros de cama —tapizados o no— que, este año, se presentan con estampados diversos. Vegetales y geométricos, si no quieres arriesgar. Pero también tribales, adamascados o con textura que acaparan toda la pared, para los más osados. La demostración evidente de esta tendencia la tienes en que muchas firmas ya los incluyen en sus catálogos y los interioristas, en sus proyectos. Aquí tienes algunos ejemplos que te servirán de inspiración. Tu dormitorio ganará dinamismo y personalidad.

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