VÍDEO Y FOTOS // Blanco cálido versus Gris moderno: un mismo salón y recibidor con 2 looks distintos. ¿Cuál te gusta?

Nuestra primera propuesta es un salón en tonos neutros. Combinamos dos colores claros por excelencia, blanco y beige, y vemos cómo se llena de luz y un estilo atemporal. Tanto la pared de la chimenea como la funda del sofá comparten estas tonalidades que hacen que el salón se vea sereno y también más grande. El color y calidez lo ponen los complementos, con cojines y plaid en tonos caldera y los que tienden a beige con fibras, enea y lino. Y es que blanco y beige son una apuesta segura. 

La segunda propuesta del mismo salón tiene la intensidad y la fuerza del gris. Al sofá le hemos dado un toque más elegante y actual con la funda de terciopelo de color gris que transforma por completo su look. Ya que este salón cuenta con mucha luz natural, también nos hemos atrevido a pintar la pared de la chimenea en color topo. Completan este salón más atrevido unas butacas de ratán y hierro que le dan un toque joven y unos cojines en blanco y negro y amarillo que destacan sobre el gris. 

Al pintar la pared principal del salón en blanco roto conseguimos que este resulte mucho más amplio y luminoso. Este blanco es una alternativa más cálida al blanco puro y combina bien con muchos colores. 

Sobre los sofás blancos, los cojines y plaids en tonos caldera, naranjas y terracota destacan y dan calidez al estar. El secreto para acertar es elegir un único estampado llamativo y combinarlo con lisos. Estos tonos encajan muy bien con los muebles de madera. 

Cierra el estar una butaca de Atemporal con funda de lino con un ribete en negro de Caravane. Se trata de una elección clásica y cómoda que se integra perfectamente con los dos sofás enfrentados. 

El color. La pared pintada en color topo (similar al Patagonia Perla de Bruguer) crea un foco de atención en el salón, da más fuerza decorativa y disimula la chimenea. Es un color intenso y elegante que actualiza el estar. 

Con la funda Djuparp de IKEA en un terciopelo en gris oscuro vestimos el sofá con elegancia y un toque más moderno. También lo enfatizan los cojines en blanco y negro en varios estampados. Del toque de calidez y luz se encargan los cojines en color paja. 

Lo único que hemos añadido a esta versión del salón es una pareja de butacas. De ratán y hierro ponen un toque fresco y joven y compensan el peso de los sofás oscuros. 

La pared pintada en beige enmarca visualmente el recibidor y lo vuelve muy acogedor. Un gran espejo redondo decora la entrada, multiplica la luz y parece una falsa ventana. Es el recibidor de la casa de la interiorista Paula Duarte.

Con sobre de madera, patas de hierro y poco fondo, es la pieza principal del recibidor. No ocupa mucho y es perfecta para dejar todo al entrar en casa. Para ganar almacenaje para los complementos, hemos añadido unos cestos en su parte inferior. 

De fibras naturales en color beige, a tono con la pared y con decorativas rayas blancas, aporta un look cálido y relajado. Protege la zona de la entrada a la vez que "aclara" el suelo de madera de jatoba. 

El color. La misma pared pintada de gris da personalidad y un toque moderno al recibidor, junto con el original cuadro que la decora. En un recibidor luminoso optar por un color oscuro aporta personalidad. 

Combina asiento de enea y patas en gris, igual que la pared. Mide 190 x 36 x 45 cm y convierte el recibidor en una cómoda zona para descalzarse al entrar. Los cojines en blanco, beige y rosa empolvado lo completan. 

También es gris, el tono estrella en todo el recibidor. Con un toque blanco, da al recibidor un aire artesanal y más informal con sus rayas y flecos. De lana y algodón decora y da calidez al suelo de la entrada.