Cómo combinar el color azul: 11 tonalidades con las que hace buena pareja

El blanco y el azul es una de las combinaciones favoritas del verano: recuerda al mar y es muy refrescante. ¡Pero también funciona en espacios urbanos! Y es que los muchísimos matices del azul permiten que las aplicaciones sean infinitas. Si a esta combinación le sumas la madera, la calidez y el estilo estarán garantizados. 

Nada como detalles en azul sobre un lienzo blanco para sumar frescura. En este dormitorio, se ha destinado a toda la carpintería, desde las vigas del techo, hasta puertas y ventanas, a los que se suma la ropa de cama. Y, al igual que la madera, las fibras naturales –presentes en el cabecero de cama, el banco y la alfombra– se encargan de subir la temperatura y llenar de calidez. 

Esta cocina es un ejemplo de cómo las diversas tonalidades de azul quedan genial con el blanco. Sin duda, este acompañante es el comodín perfecto. Con tonalidades claras se consigue un efecto más veraniego y con azules más oscuros, como el de esta propuesta, el efecto es más mediterráneo. En cualquier caso, el resultado es fresco y elegante. Aunque casi no se percibe, el suelo se ha revestido con un cerámico en acabado madera, que ayuda a que el entorno no se vea tan frío.  

Otra forma de calentar el azul es combinarlo con el color beige. Con pequeñas dosis, como en este dormitorio en el que prima el azul oscuro, pero los complementos –como el plaid o las fundas de los cojines– son de color beige, conseguirás subir la temperatura sin sacrificar el efecto refrescante y elegante del azul. 

Para dar más vida a un sofá de color beige y restarle un poco de seriedad, puedes hacer uso de varios tonos de azul, como en este salón con cojines en azul celadón y azul cielo. 

También el color turquesa puede encontrar en el beige un gran acompañante. Mientras que el primero es muy vivido y vibrante, el beige que lo acompañan se encarga de aportar un toque cálido y más elegante. Se trata de una combinación que, para que quede bien, debe estar más presente el color beige, mientras que el turquesa puede emplearse como color secundario por su gran fuerza.  

El azul y el verde, ambos tonos fríos, son una combinación ideal para espacios en los que se quiere un aire fresco y juvenil. Para que la combinación no sea demasiado intensa y se 'coma' la decoración, lo más adecuado es combinarlo con tonalidades más claras, como el blanco o el beige. En este dormitorio vemos cómo se han combinado las dos tonalidades sobre un fondo blanco que potencia la luminosidad y un aspecto más mediterráneo. 

Uno de los matices más versátiles del azul es cuando tira a verde, que se combina a la perfección con elementos de color verde que tiran a azul. Así, entre ambos consiguen un ambiente refrescante y que invita a la reflexión y la calma. Eso sí, puede ser una combinación fría si no se buscan los acompañantes adecuados. Así, la madera, las fibras naturales y colores como el beige serán grandes aliados.   

La combinación de azul y verde es una garantía de un espacio en el que prima la sofisticación y la elegancia. Al ser colores vecinos en la rueda de colores, su relación es armoniosa y complementaria. Y queda bien sea cual sea el azul y sea cual sea el verde. Fíjate en salón con sofás en un azul deslavado que se ha combinado con unos puffs en verde oliva con un resultado elegante y único

El azul es un color que encuentra en el color amarillo una de las mejores combinaciones. Y es que al ser colores opuestos, uno complementa al otro con éxito. Mientras que el azul refresca al mostaza, este encuentra en el primero una manera de suavizar su efecto. La clave está en que sea el azul el color más predominante y el cálido mostaza se emplee como secundario. 

Combinar el azul con el amarillo asegurará un resultado equilibrado gracias a que el relax del primero bebe de la fuerza y viveza que ofrece el segundo. Se trata de colores complementarios que crean sensación de movimiento y proporcionan un punto de energía al espacio.  

Sean como sean el azul y el amarillo que combines quedará bien, pero si quieres que el efecto sea todo un subidón de energía apuesta por combinar colores muy saturados, como en este dormitorio. Aquí, tanto el azul como el amarillo juegan un papel clave, siendo el primero la base y el segundo el color que le da viveza y alegría. 

Entre el rojo y el naranja, el color que destaca en este salón es el que vemos en el cuadro y los cojines. Y eso que el azul es el más predominante. Y es que la combinación de azul y rojo (o naranja) es perfecta para espacios llenos de vida y energía, ideales para dar un plus decorativo. Al ser ambos colores primarios su combinación será un éxtio. 

Si no te atreves a combinar el azul y el rojo en grandes dosis, hazlo en pequeños detalles: con los cojines de sofá, los adornos de la estantería o unos pequeños jarrones sobre la mesa de centro. Si ambos son tonos muy saturados, como en esta propuesta, mejor. 

Para espíritus decorativos atrevidos, el azul y el rosa son una combinación de 10. Y más si juegas con ellos. Acompañados de blanco o beige, encuentran el balance perfecto. Y es que decorar en tonos pastel crea un efecto luminoso y divertido.

Si te parece que combinar azul y rosa en textiles puede ser algo arriesgado, prueba a combinarlos con piezas de color que no sean "llenas" sino estampadas. Porque cuando los neutros entran en juego, las mezclas de color se relajan y armonizan mucho mejor.

En el campo infantil es donde no tenemos ninguna duda de que ambos colores funcionan muy bien juntos. En sus gamas más puras y brillantes son frescos, vitales y divertidos. Y con estampados como estos de topos, la pareja de color se vuelve más desenfada e inocente.

El azul puede entenderse con otros tonos fríos, como ya has visto con el color verde. Así, también el morado es un buen acompañante. Más aún si tiene ciertos matices cálidos que aportarán vitalidad y alegría al azul, incluso cuando este es tan predominante como en este dormitorio.

¿Buscas elegancia chic? El azul con dorado es tu combinación. Atrévete con un chéster de terciopelo azul petróleo como este e incluye después detalles en dorado. Un espejo, la mesa de centro y auxiliares... El resultado es elegante y sofisticado. 

Los textiles pueden cambiarlo todo, por poco que cubran. Como aquí. El sofá azul agradece el marrón de los cojines. Lo "eleva" y lo hace más actual. Es una combinación que respira fuerza y también calma. Ideal si cuentas con un espacio luminoso.

Unos sofás en azul índigo combinados con piezas de madera son la combinación perfecta para crear de una calidez extrema y espacios muy originales. Apuesta por ellas.

Para espacios de cierto aire bohemio y que buscan frescor, es la combinación perfecta. Muebles en azul y revestimientos en gris. El punto de imperfección que les dan las "aguas" de los materiales, les aporta naturalidad. 

Es una combinación que crea espacios serenos, ideales para descansar. Y funcionan igual con textiles frescos o con otros más abrigados como estos de lana tan gustosos.