Antes y después: la lectora que compró un piso sin verlo y lo decoró para una familia numerosa
Nuestra lectora Laura se enamoró de este piso en cuanto lo vio: cuando nadie más podía ver el potencial, ella supo que sería el hogar ideal para su familia. ¡Mira qué bonito es ahora!
La lectora Laura y su familia no estaban buscando nueva casa, pero se enamoraron a primera vista de este piso de 170 m² conterraza de casi 40 m² con vistas espectaculares, así que decidieron dar el paso y comprarlo. Aunque tenía mucho espacio y potencial, era obvio que necesitaba una reforma integral para adaptarlo a las necesidades de una familia numerosa moderna. Se encargó ella misma de idear y gestionar un proyecto de tal envergadura y, una vez terminado, su marido y sus hijos entraron a ciegas sin saber qué esperar del interior. Les encanto, pues el resultado es impresionante. ¡Te enseñamos el antes y el después de su hogar!
Antes: un salón oscuro y con muebles totalmente desfasados
Antes de ver el piso, Laura ya había ideado el plano y planteado la posible reforma para que quedara perfecto para su familia de seis. El piso era antiguo, estaba oscuro y cargando de muebles pasados de moda. Después de la reforma, ¡no quedó ni un tabique! La zona de día que antes comprendía el salón, el comedor, una cocina con lavadero y un baño, ahora es un espacio abierto mucho más amplio, luminoso y estiloso.
2 / 14
Salón después de la reforma con chimenea, mesa de centro de madera, sofá blanco y pintura blanca.
Laura Jiménez
Después: una gran zona de día perfecta para disfrutar en familia
¡Mira qué cambio! Para sumar metros a este espacio, quitaron la zona del recibidor y lo unieron al salón comedor que, a su vez, comunica con unas puertas correderas con la cocina. Para ganar luz, cambiaron los suelos por una madera más clara y pintaron las paredes de blanco. Los muebles fueron elegidos meticulosamente en tonos claros para que el espacio se viera más nuevo, más moderno y más elegante. ¡Lo consiguió!
3 / 14
Comedor antes de la reforma.
Laura Jiménez
Antes: un comedor que parecía de otro siglo
¡De espanto! El salón comedor fue sin duda lo que más costó de reformar, según indica la lectora y propietaria, porque estaba totalmente defasado. Había un mobiliario que pertenecía al antiguo dueño que recordaba a épocas pasadas, como si fuera un museo. Tuvieron que hacer magia para sacar todos estos grandes muebles y sustituirlo absolutamente todo por algo brillante, moderno y menos recargado. ¡Todo un reto!
4 / 14
Comedor después de la reforma con suelos de madera, butaca gris, aparador en color crema y mesa de comedor con sillas diferentes.
Laura Jiménez
Después: un comedor amplio, original y modernizado
Una familia grande necesita zonas comunes en las que pasar tiempo juntos y disfrutar. Al final, para Laura era indispensable que el comedor tuviera espacio para poder estar todos juntos en una misma mesa. Tras la reforma este espacio ha ganado calidez y nos parece ideal.
5 / 14
Cocina antes de la reforma.
Laura Jiménez
Antes: una cocina que gritaba "cámbiame"
Antes de la reforma, la cocina estaba ubicada cerca del salón, pero Laura consideró que para que llegara más luz y para que se tuviera acceso directo a ella desde la terraza, lo mejor era recolocarla donde antes estaba una salita de estar. No le importó hacer esta reubicación, pues igualmente todos los muebles, electrodomésticos y baldosas debían desaparecer para modernizarla.
6 / 14
Cocina después de la reforma en blanco con frente de espejos y papel pintado.
Laura Jiménez
Después: un lugar ideal para disfrutar en familia
La blanca cocina ahora es un lugar totalmente distinto: tiene luz, los armarios son modernos -igual que los electrodomésticos- y el papel pintado le da un toque especial. Tras cambiarla de sitio quedaba mucho más expuesta desde la entrada, así que requería que se viera bien integrada tanto en color como en textura. ¡Así ha sido! Además, el frontal de espejos da muchísima luz y amplitud, aunque la estancia es ya suficientemente grande y luminosa. También tiene acceso a la terraza, que es lo que querían los dueños, con una puerta transparente que permite disfrutar de las vistas mientras se cocina.
7 / 14
Pasillo antes de la reforma.
Laura Jiménez
Antes: un recibidor sin gracia y desactualizado
Entre que el recibidor robaba metros al salón comedor, y tampoco es que tuviera mucho estilo decorativamente hablando, Laura consideró que lo más lógico era prescindir de él y convertirlo así en una especie de entrada abierta al pasillo.
8 / 14
Entrada abierta al la zona de día con suelos de madera claros y consola.
Laura Jiménez
Después: una entrada abierta con una bonita consola
Laura colocó una preciosa consola de madera recuperada que hace la función de mueble del recibidor para aprovechar un poco el espacio que ofrece la pared con vitrina. ¡Y resulta más que suficiente! A partir de ahí hay una puerta que da a un pasillo con la zona de noche donde hay la zona de juegos, los tres dormitorios y un baño pequeño en suite para la habitación de matrimonio y un baño grande con dos lavabos para los niños.
9 / 14
Habitación antes de la reforma
Laura Jiménez
Antes: una habitación vacía con un mueble que la empequeñecía
Para dar el suficiente espacio a una familia con cuatro niños pequeños, Laura también tuvo que remodelar y actualizar el aspecto de las habitaciones infantiles. Esta era una de ellas antes de la reforma, con un mueble de madera que iba de pared a pared, el cual le restaba metros visualmente a la estancia. ¡Y eso sin hablar del mobiliario!
10 / 14
Habitación después de la reforma con papel pintado, escritorio blanco, dos camas y ventana con estor.
Laura Jiménez
Después: una habitación juvenil que transmite paz
Tras tirar los muebles, cambiar los suelos y ventana y quitar la fea pintura de la pared, ¡no parece la misma habitación! Laura decidió renovar el aspecto de las dos habitaciones aunque haciéndolas iguales, una para los dos niños, y otra para las dos niñas, simplemente cambiando el papel pintado para diferenciarlas. Todo lo demás, incluidos los muebles y la ropa de cama, es igual en ambas estancias.
11 / 14
Baño antes de la reforma.
Laura Jiménez
Antes: un aseo mal aprovechado con unos azulejos que lo afeaban
Los baños eran lo peor de la casa sin punto de comparación. El estado era pésimo: las baldosas estaban desniveladas y tenían colores muy feos, los sanitarios no funcionaban bien y tampoco había ningún mueble para guardar cosas. ¡Y tener una sola ducha para seis personas tampoco era factible!
12 / 14
Baño después de la reforma con ducha con mampara, suelo de madera, mueble blanco y espejo redondo.
El Mueble
Después: un baño completo que parece de hotel
Un baño pequeño, pero bonito y funcional es todo lo que pedían los dueños para su dormitorio. Al cambiar el suelo, los azulejos de la pared y colocar una ducha con mampara moderna, el baño ha pasado de dar lástima a parecer de hotel. ¡Brutal!
13 / 14
Despacho antes de la reforma.
Laura Jiménez
Antes: un despacho abarrotado de trastos
La zona de estudio donde ahora está la cocina, estaba llena de muebles, libros y trastos desfasados que envejecían la decoración. Las cortinas, la lámpara de araña, las baldosas antiguas... ¡todo debía ser reemplazado! Como la habitación tenía unos buenos metros cuadrados, Laura consideró que la zona de juegos no necesitaba tanto espacio, pero si la cocina.
14 / 14
Zona de juegos después de la reforma en blanco con escritorio, ventilador y sofá cama beige.
Laura Jiménez
Después: una zona de juegos blanca y funcional
Tras la reforma, la antigua zona de cocina y lavadero se convirtió en una sala multiusos para estudiar, jugar, juntarse con amigos, acoger a invitados en el sofá camabeige... ¡Todo lo posible! El papel pintado en la pared, además, le da un toque muy chic y coqueto a la estancia.