La orgullosa dueña de esta casa es Elena. Nos cuenta que la había querido comprar hace tiempo con resultado fallido, pero que volvió a sus manos dos años después. Tenía que ser suya y serlo de la forma que necesitaban.
Así que fue Sylvia, arquitecto interiorista, quien se encargó de demoler por completo su interior y cambiarlo todo… "Al ser un piso antiguo los espacios estaban muy compartimentados y con una distribución totalmente diferente a la que necesitaba la propiedad, por lo que se llevó a cabo una reforma integral manteniendo tan solo las moldurasy ornamentos de escayola en los techos de la zona destinada actualmente a comedor y dormitorio principal", cuenta.
Pero, además de los detalles, las soluciones a medida fueron su seña de identidad en todas las estancias. Desde la distribución de los espacios -para conseguir un salón más amplio se unieron dos habitaciones y eliminó un pequeño pasillo que hacía las veces de hall de entrada-, hasta la forma de terminar la cocina con una mampara acristalada hecha ad hoc.
Por cierto, tamaña estructura no está ahí por casualidad: “Querían una casa con mucha luz en todas las estancias. Ese fue el motivo también para que, a posteriori, después de terminar la obra, abriésemos un gran ventanal entre el salón y el pasillo. Así todo fluye más, incluida la luz natural”.
En las viviendas que plantea, a Sylvia le gusta conseguir dos zonas muy definidas: la de día que incluye salones, cocina y baño de invitados; y la de noche, destinada a dormitorios y sus correspondientes baños. Y así proyectó la de este piso, con tres espacios en cada una de las estancias para favorecer la versatilidad y el carácter único de cada uno de ellos.