"Esta casa me recupera. El feeling y la magia que me transmiten no lo había sentido nunca. Y eso que he vivido en cinco casas. Pero con esta, ¡estoy tocando la felicidad con la punta de los dedos!", comenta esta propietaria. Así, el tren del destino quiso que la próxima parada para Eva fuera esta casa cerca de Barcelona. Es más, ella se empeñó. "Fue la primera casa que vi cuando empecé a buscar. Pero cuando llamé para ir a verla me dijeron que los propietarios se habían echado atrás", recuerda Eva, que pasó un año buscando sin parar... y nada. Y justo cuando estaba a punto de tirar la toalla se dio una última oportunidad. "Y ahí estaba la casa otra vez. ¡No me lo podía creer! Llamé de inmediato, la fui a ver y con solo poner un pie en el jardín lo tuve claro: 'me la quedo'. ¡Se creían que bromeaba! A las pocas horas, ya era mía".
Meses más tarde, Eva contactó con la estilista Sol Van Dorssen para que se enfrentara al triple reto que presentaba casa: "Por un lado, el desafío de darle una casa que le encantara a Eva, donde por fin se sintiera a gusto. Por otro la reforma, que ya estaba casi hecha cuando entré, por lo que tuve que adaptarme a las obras". Y la guinda en el pastel fue el timing: "Eva me dijo que le haría muchísima ilusión poder tener la casa lista para San Juan, porque quería hacer una fiesta". ¡Y lo lograron! "Fue la mejor fiesta de mi vida. Todos mis amigos se enamoraron de la casa. Y es que quien entra, no quiere irse. La casa, sin Sol, no sería la misma", se sincera Eva.
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