Dividir en dos un piso de Barcelona de 300 metros cuadrados sin perder sensación de amplitud fue el gran reto al que se enfrentó Andrea Feliú. “Los propietarios son un matrimonio con hijos que ya se han independizado. Querían adaptar esta casa a sus nuevas necesidades. ¡Con la mitad de espacio tenían suficiente!”, nos cuenta la interiorista. ¿El objetivo? Preservar la luz y proteger el porte de esta finca señorial, cuya esencia regia le sirvió de punto de partida. ¿Habrá conseguido su objetivo?

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El Mueble

"Me encanta trabajar en este tipo de fincas de Barcelona. Tienen su propia historia, conservan detalles estructurales maravillosos y esto siempre es un plus a la hora de reformar una casa", asegura Andrea. ¡Vamos a verlo!

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