Cómo llevar la calidez del estilo rústico a tu casa

Podríamos decir que es el material estrella del estilo rústico. Si quieres que tu hogar desprenda este tipo de estética, no limites la madera a los muebles: paredes, techos y vigas son el mejor escenario para lucirla. Además, actuará como aislante térmico y acústico. 

En invierno protegen del frío y en verano del calor, pero además de esta característica más bien funcional, las paredes de piedra son muy estéticas y decoran por sí mismas. Se trata de otro de los básicos para decorar tu casa con un estilo rústico. 

Como ves, el blanco, la madera y la piedra son la mejor base para un estilo rústico. Pero, ¿qué hacer para que una decoración rústica no resulte viejuna? Añadir algunos toques colores otoñales, como el caldero y verde de los cojines de este salón rústico, que lo alegran y le dan vitalidad. 

Cierto, hace años las cocinas de madera eran lo más y, en casas rústicas, siguen siendo lo más buscado. Eso sí, huye de tonalidades demasiado oscuras. Mejor decántate por un roble deslavado, como el de los muebles de esta cocina. Puedes poner madera incluso en el suelo, asegurándote de que es apropiado para estancias húmedas. 

Piedra, madera y fibras naturales son la base para recrear el estilo rústico en tu casa. Cada uno complementa al otro con elegancia y dota al espacio de la calidez necesaria. Así, la madera y las fibras se encargan de dar calidez a la piedra, mientras que esta se apoya en ambos para recordarnos a esa esencia 'de siempre'.   

El estilo rústico es mucho más que madera, piedra y calidez. Y es que también puede tener tintes modernos, que lo instalan en el siglo XXI. Detalles en negro, alfombras bereberes y grandes lámparas de fibras ayudan a relajarlo un poco. 

¿Dónde? En la cama: con edredones acolchaditos, mantas gustosas en invierno y plaids ligeros para verano... Y a los pies de la cama puedes poner una alfombra, de fibras naturales o de pelo largo, también según la estación. ¡El estilo rústico lo pide! 

En el campo todo es más relajado, ¿verdad? Así que permítete ciertas licencias, como poner bancos en vez de sillas en el comedor, con cojines en lugar de tapizados. Tu comedor rústico te dará la sensación de estar en un porche. 

Deja las piezas recuperadas tal cual, sin pintar ni barnizar, y escoge objetos hechos a mano, como salvamanteles de troncos, artesanía y toques de rojo, que da calidez y un aire alpino.

Da otra oportunidad a piezas antiguas. Una vieja puerta olvidada puede ser un bonito cabecero y la consola de la abuela o una pieza de oficio, el mejor mueble para un recibidor con mucha personalidad. Incluso un banco antiguo puede ser el mejor asiento para el office. 

Una pequeña pieza de madera antigua puede regalar calidez al espacio. Una antigua consola en el recibidor, un escritorio recuperado o una mesa tocinera en una cocina rústica quedarán genial en su aspecto más original.

Los revestimientos para las paredes más adecuados para el estilo rústico son la piedra, pinturas ecológicas y baldosas blancas y rectangulares, las de toda la vida. Como las que hay en esta cocina, tipo metro, biseladas. ¡Encantador!

En el suelo, en el techo, en las puertas y en los muebles. En el estilo rústico es una constante y está en todas partes. No disimules que por ella ha pasado el tiempo, exhíbela al natural. 

En el estilo rústico, los materiales se muestran tal cual, sin artificios, como el suelo de madera de pino o los pilares de esta casa (que en realidad son troncos). Si tienes un suelo robusto y oscuro, compénsalo con butacas claras y vístelo con alfombras de pelo de colores suaves. 

El estilo rústico se caracteriza por ser muy acogedor, casual y confortable. De ahí que los detalles muy vividos, como botes con galletas, fuentes con fruta o con pan, tarteras... no puedan faltar en una cocina de este estilo. 

Los blancos en todas sus variedades, los colores neutros y los crudos son la mejor de las opciones para las cocinas de este estilo. Eso sí, no temas en poner notas de color. Olvídate de las encimeras sintéticas y apuesta por las de piedra natural, fregaderos de porcelana y menaje a la vista. Los complementos son un aliado a la hora de dar el toque final. 

Piezas recuperadas, texturas abrigadas, objetos con color... El toque hogareño del estilo rústico llega hasta todos los rincones de la casa. Como estos cojines, confeccionados con tela de saco. Este efecto también funciona con el lino antiguo. 

Con las huellas del tiempo y los herrajes del año de catapún. Te transportarán a otra época...

Puedes vestir a tu casa con arpilleras, linos y fibras, decorarla con los colores de la naturaleza y hasta poner vigas en el techo. Y que no falten las plantas y las flores, pero no cualquiera. Apuesta por las variedades silvestres para darle ese aire country.