Un adosado moderno con terraza y súper cocina lleno de ideas para copiar. Es obra de la interiorista Paula Duarte

Por ese motivo, se ha cuidado que las tapicerías fueran más sufridas en tonos grises y beis para vigilar posibles accidentes que en un hogar con niños suele pasar a menudo. El jardín se abre completamente a esta parte de la casa con unas enormes puertas correderas de suelo al techo que dejan pasar mucha luz. 

Los materiales que venían en la casa eran muy modernos y fríos, en especial la zona de la escalera de metal contemporánea: "el gusto de los dueños era mucho más clásico y acogedor así que tuvimos que conseguir este estilo mediante los muebles", explica Paula.

La cocina conecta con el salón y también con el jardín a través de otras puertas correderas que dejan pasar la luz. El reto de la cocina fue adaptar la barra de desayunos para que los cinco hijos cupieran a la vez: "decidimos colocar una encimera a dos alturas que fuera cómoda con cinco sillas iguales, una para cada niño", relata la interiorista.

La cocina es blanca, que refleja todavía más la luz que entra y agranda el espacio, y tiene un bonito papel pintado en la pared que es discreto pero agradable. En esta pared hay una pequeña balda de madera que le da un toque más alegre y familiar a la habitación. Las lámparas de techo, a juego con las sillas y la balda, son también muy chic. 

El comedor se decidió colocar en un espacio de la parte baja que tiene forma de U y queda justo al lado de la cocina. No es muy grande, pero si coqueto y original. Para darle personalidad colocaron un panelado de madera de roble de aspecto envejecido en el fondo con un espejo que reflejara todavía más la luz. La mesa es redonda, con sillas suficientes para toda la familia, y una gran lámpara que roba todas las miradas. 

"Por las peculiaridades de la construcción de la casa, hemos tenido que encargar bastante mueble a medida para personalizarla al máximo, como es el caso de la librería a medida al frente de la escalera", señala Paula. "Este mueble clásico, de madera y de calidad, hace de contrapunto con la moderna escalera y todo resulta más acogedor".

En la planta baja también se encuentra un dormitorio que hace a la vez la función de dormitorio y despacho. Esta habitación será multiusos hasta que el hijo más pequeño abandone la cuna. Tiene un precioso mueble a medida con escritorio y estantes que encaja bajo la ventana y una cama cómoda con espacio de almacenaje. 

El pasillo de la primera planta estaba vacío y parecía muy impersonal. "Como en otras reformas, hemos recurrido a colocar tres zapateros de IKEA seguidos. En la pared, hemos apostado por un vinilo muy bonito con el dibujo de unas golondrinas. Además, este papel pintado es antimanchas, así que los propietarios no deberán preocuparse porque se vaya a ensuciar", indica la responsable de la reforma. 

"La casa solo tiene cuatro dormitorios. En la parte de arriba tuvimos que ingeniárnoslas para encajar a los cuatro hijos mayores en dos dormitorios", explica Paula. "El mayor reto fue meter a tres niñas en una habitación muy pequeña, y a los otros dos en la habitación restante". En el dormitorio infantil de las niñas colocaron tres camas nido, con una escalera con cajones para sumar espacio de almacenaje. ¿Lo mejor? ¡Tiene una gran celosía que deja pasar mucha, mucha luz! 

A pesar de que son pequeños y estrechos, los dormitorios de los niños han quedado muy bonitos. "Encajar todas las piezas para darles un espacio donde dormir que fuera cómodo, bonito, y con espacio de almacenaje, ha sido muy difícil, pero están encantados con el resultado", explica la interiorista. Este es para el hijo mayor, con un escritorio para hacer los deberes y una cama nido muy confortable. El papel pintado está imantado: ¡los niños podrán mover las casitas del dibujo y jugar con ellas!

En el dormitorio principal se ha colocado un cabecero de obra que sirve además de repisa para poner decoración. Las mesitas de noche de madera y fueron hechas a medida para que encajaran entre el hueco de la cama y la pared. ¿Lo mejor? La estancia conecta con una pequeña terraza con muchas plantas que deja pasar la luz. 

"En el sótano los dueños querían tener una especie de 'txoco', típico del País Vasco, un lugar en el que hacer reuniones con amigos y familiares, así que colocamos esta gran vinoteca y unas bonitas lámparas de rafia", explica Paula.  

Con tantos niños, es imposible no estar poniendo lavadoras constantemente. Por eso, destinaron parte del espacio del sótano para crear este lavadero y zona de planchado tan útil, muy luminoso y con mucho espacio de almacenaje para guardar productos de limpieza. ¡Nos encanta!