¿Te has dado cuenta de que muchas de las recetas fáciles y rápidas de las que sueles echar mano cuando no sabes qué hacer de comer llevan pollo? Desde sopa hasta croquetas, pasando por filetes empanados, guisos y, cómo no, el riquísimo pollo asado. Hace décadas, el consumo de pollo no estaba tan extendido y nadie podía imaginarse que llegaría a ser el tipo de carne más consumido en España, según datos del Ministerio de Agricultura. Sus propiedades, su versatilidad y su precio, son los responsables de este puesto de honor.
¿Cuáles son los beneficios del pollo?
La carne de pollo está compuesta de agua en un alto porcentaje. Le siguen las proteínas con alto valor biológico, vitaminas del grupo B como la niacina y la B6, y numerosos minerales como calcio, hierro, potasio, zinc, sodio, magnesio y, en especial, fósforo, que contribuye al mantenimiento de los huesos y dientes en condiciones normales.
El pollo es un alimento de fácil digestión y se puede considerar una carne magra, sobre todo cuando se consume sin piel donde reside una parte importante de la grasa. En función de su alimentación, el pollo tendrá una carne tierna, blanca o ligeramente amarillenta. Este último caso sería el del pollo de corral alimentado con grano y en semilibertad. Su carne es más sabrosa, menos grasienta y más firme.
¿Cómo es mejor comer el pollo: con piel o sin piel?
Seguramente hayas oído diversas teorías sobre si se debe quitar o no la piel del pollo ya cocinado por motivos de salud. En realidad, se trata más de una cuestión nutricional que de seguridad alimentaria. La mayor parte de la grasa corporal del pollo se encuentra en la piel, con lo que al retirarla se reduce también el consumo de grasa.
En cualquier caso, el pollo NUNCA puede comerse crudo. Es más, para evitar la proliferación de bacterias, deben seguirse unas prácticas adecuadas de higiene para evitar la contaminación cruzada. Hay que lavarse las manos antes y después de manipular el pollo, así como todas las superficies y utensilios utilizados para su preparación, como puede ser la tabla de cortar.
¿Cuáles son las partes del pollo?
Es importante conocer las distintas partes del pollo para poder aprovecharlas al máximo a la hora de cocinar. Así, aquí tienes un resumen de los distintos cortes y las elaboraciones más adecuadas para cada uno. Además, también hay otras partes comestibles que no son carne propiamente dicha y suelen utilizarse en recetas tradicionales, por ejemplo el hígado.
- Pechuga. Es muy fácil de preparar, pero también la que resulta más seca, por lo que lo ideal es combinarla con salsa y otros alimentos más jugosos. Puedes hacerla empanada, a la villaroy, a la plancha, en fajitas, en rollo o en croquetas.
- Muslo. Se divide en contramuslo y jamoncito. Perfecto para guisos, asados, pepitoria o al horno con ciruelas (ver receta más abajo)
- Contramuslo. Parte superior del muslo. Puedes marinarla, cortarla en tiritas y acompañarla de las salsas que más te gusten como mostaza o curry.
- Jamoncito. Parte inferior del muslo. Está delicioso marinado con especias, ajo y limón, y también con zumo de naranja y salsa de soja.
- Ala. Tienen muy buena acogida en comidas informales con especias y distintas salsas. Al final del artículo las encontrarás con salsa brava.
- Carcasa. Perfectos para preparar arroces, caldos, cremas, y ricas y reconfortantes sopas.
Recetas con pollo fáciles y variadas
¿Estás preparando el menú semanal? Entre las siguientes recetas con pollo encontrarás platos tradicionales, guisos para el fin de semana, cenas saludables e ideas que puedes dejar hechas el día anterior, perfectas para ganar tiempo y comer bien.