La lavanda es una planta aromática muy querida en el mundo de la jardinería gracias a su fragancia y al color morado de sus flores. Es una planta de exterior de origen mediterráneo de fácil cuidado a la que le gusta el sol directo y los suelos bien drenados. Además de su atractivo visual, la lavanda tiene propiedades medicinales y es ampliamente utilizada en aromaterapia para promover la relajación y aliviar el estrés.

Pero aunque la lavanda sea fácil de cuidar y no requiera de muchas atenciones, hay algo que si no haces correctamente, y en su tiempo estipulado, puede hacer que tu planta se seque. Para evitarlo, te contamos el truco más sencillo y usado en el mundo de la jardinería.

El truco fácil de jardinería para que la lavanda no se seque

Si un día descubres que tu lavanda está empezando a secarse, es decir, está verde por la parte superior y seca por la inferior, el principal motivo para que le haya ocurrido esto es haberle dado una poda inadecuada o directamente no haberla podado en el momento que le correspondía. Y es que, por si no lo sabías, la lavanda necesita de una poda regular para estimular el crecimiento de nuevas ramas y flores. Si se deja crecer sin control, la planta puede volverse leñosa y menos vigorosa, lo que aumenta el riesgo de que se seque.

Para realizar una poda correcta, se aconseja realizarla a principios de la primavera, justo antes de que comience su nuevo ciclo de floración para estimular la producción de flores y ramas. También puedes realizar una ligera poda después de la floración en verano para eliminar las flores marchitas y promover un crecimiento más denso. Lo ideal sería cortar, aproximadamente, un tercio del crecimiento anterior, enfocándote en las áreas leñosas y las ramas muertas. No podes demasiado profundo para evitar dañar el tejido leñoso, ya que la lavanda no brota bien desde la madera vieja. 

Lavanda

Jarrón con flores de lavanda

El Mueble

 

¿Por qué se seca la lavanda?

Además de la falta de poda, hay muchos otros factores, tanto de cuidados como medioambientales, que pueden causar que la lavanda se seque. Para que te hagas una idea, aquí te dejamos los más comunes:

  • Un riego incorrecto: La lavanda es una planta que tolera bien la sequía, por lo que regarla en exceso puede provocar que las raíces se pudran y que, por consiguiente, la planta se seque. Por eso, asegúrate siempre que el suelo está bien drenado y deja que se seque entre riego y riego.
  • Falta de luz solar: La lavanda necesita al menos seis horas de sol directo al día para prosperar. Si se cultiva en un lugar con poca luz, puede debilitarse y secarse con el paso del tiempo. 
  • Temperaturas extremas: Aunque es resistente y puede soportar tanto el calor como el frío, los cambios bruscos de temperatura o las heladas fuertes pueden dañarla.
  • Plagas y enfermedades: Si la lavanda es atacada por plagas, como los hongos, se debilitará y secará si no se trata a tiempo.