El potus, también conocidos como poto o Epipremnum aureum, es una planta trepadora originaria de las Islas Salomón, en el Pacífico Sur, que se caracteriza por tener hojas en forma de corazón en diferentes tonalidades de verdes, desde los más intensos hasta los amarillentos, pasando por los jaspeados con blanco o dorado.

Debido a su gran resistencia y su facilidad de cuidados, el potus es una planta que se utiliza con muchísima frecuencia en la decoración de interiores

Pero, aquí debes estar atenta porque, aunque no requiera de muchas atenciones, si te despistas un poco, puede parar de crecer. Para que esto no te pase te contamos, a continuación, cuáles son los motivos que hacen que el potus no crezca y cómo puedes solucionarlo.

¿Por qué mi potus no crece?

Aunque cuides tu potus con muchísimo cariño, en ciertas ocasiones, pueden ocurrir ciertos factores que influyen negativamente en su crecimiento. Para que esto no te pase, es importante detectar cuáles son los motivos que están detrás de este estancamiento con el fin de atajarlos rápido para devolverle su vitalidad:

1. Falta de luz

Uno de los factores más comunes que impide el crecimiento del potus es la luz. Aunque los potus son plantas que toleran la sombra, necesitan luz indirecta para crecer de manera saludable. Si se encuentran en un lugar oscuro o reciben poca luz natural, es probable que el crecimiento sea lento y que las hojas aparezcan más pequeñas y dispersas.

2. Riego inadecuado (o mucho, o poco)

El riego es importantísimo para el crecimiento de cualquier planta y los potus no son la excepción. Tanto el exceso como la falta de agua pueden afectar a su desarrollo. Si recibe demasiada, las raíces pueden pudrirse, deteniendo el crecimiento y generando un ambiente propenso a hongos y bacterias. Por el contrario, si la tierra está constantemente seca, las hojas pueden amarillear y el crecimiento se ralentiza.

Poto
RBA

3. Suelo con deficiencia de nutrientes

La falta de nutrientes también puede ser un motivo por el que tu potus no crezca adecuadamente. Los potus necesitan un suelo rico en nutrientes para desarrollarse bien, esto quiere decir que si la tierra en la que están plantados tiene falta de nutrientes, su crecimiento se estancará.

4. Temperatura y humedad inadecuadas

Al ser originario de climas tropicales, y aunque tiene bastante capacidad de resistencia, aguanta mejor ambientes húmedos y temperaturas moderadas que oscilen entre los 18ºC y los 27ºC. Si lo colocamos en un lugar seco, frío o muy caluroso (como cerca de un radiador), las puntas de sus hojas pueden secarse y también hacerse más lento su crecimiento.

5. Poco espacio en la maceta

Por último, otra causa importante que afecta al crecimiento de tu potus es que su maceta tenga poco espacio ya que esto impide que sus raíces se expandan afectando, como es lógico, a su crecimiento.

Cómo potenciar el crecimiento de la planta potus

Una vez detectadas los motivos causantes de la ralentización del crecimiento de tu potus, veamos algunas soluciones para potenciarlo:

  • Colócalo en un lugar del interior de la casa donde reciba luz brillante e indirecta, como cerca de una ventana. Si no tienes suficiente luz natural, considera una lámpara de cultivo LED para interiores.
  • Riega tu potus solo cuando la capa superior del sustrato esté seca, aproximadamente una vez a la semana. Si lo tienes en un lugar con poca humedad o con un sistema de calefacción, quizás necesite riego más frecuente, pero asegúrate de no saturar la tierra. 
  • Cambia la tierra de tu potus cada año o, al menos, cada dos años y utiliza un sustrato bien drenado y rico en nutrientes.
  • Fertiliza el poto con un fertilizante líquido para plantas de interior una vez al mes durante la primavera y el verano, es un aport4e extra de nutrientes que lo ayudará a crecer vigorosamente.
  • Evita colocarlo cerca de corrientes de aire, como ventanas o puertas que se abren con frecuencia. Si el ambiente es muy seco, considera rociar las hojas con agua o colocar un humidificador cerca de la planta.
  • Cambia tu potus a una maceta más grande cada dos años o cuando notes que las raíces asoman por los agujeros de drenaje. Intenta que la nueva maceta sea, al menos, uno o dos tamaños más grande que la que tienes.