Si te encantan las plantas y quieres que tengan una presencia importante en tu casa, pero crees que no se te da bien la jardinería, te interesa seguir leyendo. Hoy vamos a tratar de desentrañar uno de los misterios que suelen plantearse a los jardineros inexpertos: ¿por qué las plantas llegan a nuestra casa bellas y lozanas, y en pocos días se quedan mustias? ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? ¡Te contamos todo lo que debes saber de las plantas de interior para no fallar en su cuidado!

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Cultivar plantas de interior tiene muchos y grandes beneficios: purifican el ambiente, aportan naturalidad, elevan nuestro estado de ánimo y decoran nuestros espacios de una forma genial. Sin embargo, no todo el mundo sabe cómo debe cuidarlas. De hecho, somos muchos los que parecemos negados para la jardinería. Por mucho que nos esforcemos, nuestras plantas de interior van perdiendo poco a poco la belleza, el frescor, la vida...

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Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Cuáles son las causas por las que las hojas de nuestras plantas caen sin remedio? Hoy vamos a analizar las posibles causas (spoiler: casi nunca se trata de falata de riego) y vamos a dar algunos trucos para que aprendas a cultivar tus plantas y logres que crezcan sanas y felices.

El riego: ¿muy poco o demasiado?

Lo primero que solemos pensar cuando nuestra planta aparece con las ramas y hojas caídas y mustias es que les falta agua, que están pasando sed. Y aunque esto es cierto en determinadas ocasiones, no siempre es así. De hecho, muchas veces lo que sucede es todo lo contrario, que están ahogadas por un exceso de riego. Descubre si estás cometiendo errores a la hora de regar tus plantas.

Falta de riego

Si tu planta parece enferma y hace bastantes días que no la riegas, puede que esté mostrando las consecuencias de la sequía y esté sufriendo una deshidratación incipiente. Pero, en lugar de lanzarte a regarla de forma abundante, lo primero que debes hacer es comprobar el estado del sustrato. 

¿Qué hacer?: hunde uno de tus dedos en la maceta y verifica que la tierra está completamente seca. De ser así estarás confirmando que tu planta necesita que la riegues.

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Exceso de riego

Este problema, que también dejará por el suelo las hojas de tus plantas, es más habitual incluso que la falta de agua. Normalmente, solemos pensar que nuestras especies de interior necesitan beber mucho y nos pasamos con el riego, lo que puede tener consecuencias fatales para ellas. Así que si ves que las hojas de tus plantas caen o se vuelven amarillas, lo más probable es que sufran de exceso de agua y que las raíces hayan comenzado a pudrirse. 

¿Qué hacer?: comprueba el estado del sustrato en la parte más baja de la maceta. Si es necesario, saca la planta del tiesto y, si el cepellón está muy húmedo, envuélvelo en papel de cocina absorbente para secarlo. Deja que la planta se seque antes de volver a plantarla en la maceta con un sustrato nuevo.

Macetas sin drenaje

O con un drenaje que no funcione correctamente. Cuando la maceta no drena el exceso de agua del riego, las raíces de la planta corren el riesgo de pudrirse. Aunque este proceso es lento, las hojas caerán y se marchitarán reflejando el problema.

¿Qué hacer?: de nuevo, es importante revisar el sustrato y comprobar que el tiesto tiene un drenaje adecuado y, de no ser así, cambiar la maceta.

Plantas de interior resistentes
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la luminosidad: mejor indirecta

La luz natural es vital para las plantas de interior, pero, cuando no se controla de la manera adecuada, puede tener consecuencias nefastas para ellas. Si sobre tus plantas inciden de forma directa los rayos del sol, lo más probable es que sufran: las hojas se queman. Este problema, además, afecta a la mayoría de las especies de interior.

Por otro lado, cuando la luz natural es escasa, las plantas también sufren. Las hojas se ponen mustias y se marchitan, a no ser que se trate de especies que puedan vivir y desarrollarse en condiciones de baja luminosidad.

¿Qué hacer?: la solución pasa por encontrar para tus plantas la ubicación perfecta en tu casa, donde reciban suficiente luz indirecta: cerca de una ventana, pero no demasiado.

Utiliza el sustrato adecuado

Utilizar el sustrato adecuado.

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El sustrato: elegir el adecuado

Otra causa por las que tus plantas de interior pueden ofrecer un aspecto enfermizo, poco saludable, con las hojas caídas, es que la tierra de la maceta no esté bien escogida, y resulte poco adecuada para la planta en cuestión.

En general, existen sustratos universales que pueden ser adecuados para la mayoría de las plantas, aunque existen excepciones.

¿Qué hacer?: procura que la tierra de la maceta sea ligera y aireada, que sea capaz de retener la humedad, pero también de drenar el exceso de agua sin problemas, para evitar los encharcamientos. Ten en cuenta las características particulares de cada especie. Por ejemplo, las plantas acidófilas necesitan un sustrato ácido, con un pH de entre 4 y 5. Las plantas de hoja verde requieren tierra con alto contenido en hierro (Fe) para potenciar el verdor de las hojas, mientras que las plantas de flor requieren sustratos ricos en materia orgánica, como humus de lombriz, y con minerales como el nitrógeno, el potasio y el fósforo.

Aunque las calatheas se adaptan bien a la falta de iluminación, hay también otras plantas con buena tolerancia a la poca luz
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la temperatura: cuidado con los contrastes

Este puede ser otro de los problemas que están afectando a tus plantas mustias. La mayoría de las especies no toleran los cambios bruscos de temperatura y se marchitan cuando las metes en casa en invierno de forma repentina, o cuando las temperaturas caen durante la noche y están expuestas a las primeras heladas.

¿Qué hacer?: si tienes alguna planta en la terraza que necesita ser protegida del frío en invierno y quieres meterla al interior, hazlo de forma progresiva: comienza por meterla dentro durante unas horas, y ve alargando cada día el tiempo que pasa en el interior. En un plazo de dos semanas se habrá aclimatado por completo sin ningún tipo de sufrimiento.

Un consejo extra: a las plantas de interior no les suele gustar la sequedad ambiental. Si la sufren, sus hojas pueden marchitarse. Por eso, en invierno no conviene que las pongas cerca de radiadores o de otras fuentes de calor. Si es necesario, utiliza un humidificador en las estancia donde tengas tus plantas.

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