Un sofá es uno de los muebles más indispensables en las casas ya que ha sido diseñado, principalmente, para que nos sentemos y descansemos. Suele estar formado por una estructura robusta cubierta con cojines acolchados y tapicería, proporcionando comodidad y soporte. Los sofás vienen en diversos tamaños, estilos y materiales, desde pequeños sillones de dos plazas hasta grandes sofás en forma de L, y pueden estar tapizados en tela, cuero u otros materiales.

El uso principal del sofá es ofrecer un lugar cómodo para sentarse, relajarse, ver televisión, leer, conversar y, en ocasiones, dormir una siesta. Por eso, con todo el uso que le damos en el día a día, es normal que el sofá se vaya desgastando más rápido de lo que nos gustaría, viéndose afectadas su estructura y tapicería, de ahí que sea necesario que lo observes de vez en cuando para que, en cuanto detectes varias de estas 6 señales de alarma que te vamos a enseñar a continuación, lo reemplaces por un sofá nuevo en un futuro no muy lejano.

6 señales que indican que debes despedirte de tu sofá

Aunque la vida útil promedio de un sofá comprado hoy en día es de siete a 15 años, hay muchos factores que influyen en que dure más o menos, como cuánto se usa o cómo se trata, si hay mascotas y niños en la casa que aceleren este desgaste por saltos o rasguños, etc. De todas formas, te aconsejamos que estés atenta a estas 6 señales que te indican que llegó el momento de despedirse del sofá viejo y darle la bienvenida a uno nuevo:

1. No se ajusta al espacio de la habitación

La mayoría de las personas y familias, cuando se mudan a una casa nueva, se llevan el sofá que compraron para la primera y así van arrastrando el mismo sofá año tras año y casa tras casa. ¿El problema? Que no todas las casas tienen el mismo tamaño. Puede ocurrir que la nueva vivienda sea más pequeña, el sofá más grande y reduzca el espacio y la visión. Lo ideal es que un sofá no esté apretado entre otros muebles ni colocado de manera que roce contra otra superficie cada vez que alguien se sienta o se acuesta porque esto  causaría un desgaste excesivo en la tapicería y podría dañar la estructura. Es entonces cuando es hora de reemplazar tu sofá.

2. Empiezas a escuchar ruidos y crujidos

Si escuchas chirridos, ruidos o crujidos cada vez que alguien se sienta, es una señal clara de advertencia de que el sofá tiene daños estructurales. Los ruidos podrían ser un problema con las juntas en una estructura de madera o metal, o el debilitamiento de un resorte metálico. Los muebles antiguos suelen estar construidos con maderas duras y tornillos. Los muebles más económicos de hoy en día están ensamblados con madera manufacturada, grapas y epoxi. Reparar estos daños en la estructura o reemplazar la tapicería puede costar casi tanto como un sofá nuevo. Así que, sin dudas, ve a por el nuevo.

3. Los cojines están planos y el soporte lumbar ha desaparecido

Si los cojines están hundidos, muy planos y sin acolchado, es hora de un reemplazo urgente. Si la tapicería del resto del sofá todavía está en buen estado y se puede quitar fácilmente de los cojines del asiento, quizás no hace falta que hagas una gran inversión en un sofá nuevo y te bastaría con comprar un nuevo relleno a los cojines para darle un poco de más vida.

Sofá y recibidor de la casa de Pals reformada por la estilista Olga Gil-Vernet 576811
El Mueble

4. Desprende un olor fuerte

Un sofá siempre está expuesto a derrames, manchas y acumulación de polvo, especialmente si en la casa hay mascotas y niños. Muchas veces, por mucho que aspires y limpies el sofá, esas suciedades pueden haberse quedado más incrustadas en el tejido y empezar a desprender malos olores. Ante ellos, poco se puede hacer más que comprar un sofá nuevo.

5. La tapicería está muy desgastada

Una tapicería que está desgastada, descolorida o muy manchada da muy mala impresión y le otorga al sofá aspecto de viejo. El uso diario hace que ciertos materiales se vayan desgastando, incluso, si la tela es de mala calidad podría dejar entrever el acolchado. También puede pasar que el sofá esté frente a una ventana y vaya perdiendo color por la luz del sol directa. En este caso pasa igual que con la estructura, sale más cara intentar reparar la tapicería que comprar un sofá nuevo.

6. Tus gustos decorativos han cambiado

Por último, también puede darse el caso de que el estilo de sofá que te gustaba hace unos años cuando lo compraste cambie con el paso del tiempo y ese estampado floral que tanto amabas, ahora lo detestes y lo veas muy pasado de moda. Es normal que esto te pase, así que no le des muchas vueltas y aprovecha el momento para cambiar la decoración del hogar y añadir un sofá nuevo más acorde a las tendencias actuales.

¿Cuándo es más barato comprar un sofá?

Se estima que, por norma general, los meses de enero y febrero suelen ser las épocas en las que las tiendas ofrecen muebles a precios más bajos debido a una demanda de existencias más bajas.