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Cómo elegir el inodoro perfecto para tu baño

El inodoro es uno de los sanitarios imprescindibles en cualquier cuarto de baño. Para escoger el más adecuado es necesario conocer todas opciones en cuanto a modelos, y dónde y cómo instalarlo para una máxima comodidad y estética

Roser Vendrell

Periodista

Actualizado a 14 de noviembre de 2018, 12:33

Además de nuevas siluetas, los sanitarios ofrecen innovadoras funciones de higiene. Inodoro y bidé o las dos piezas en una son los protagonistas del cuarto de baño, ya sea compartiendo escenario con lavabo, ducha y bañera o en un wc aparte. Los últimos modelos hablan de estética discreta, líneas sutiles y redondeadas, confort y facilidad de limpieza, gracias a los distintos tipos de instalación que hemos podido ver y materiales de máxima calidad, como la porcelana de las tazas y la resina para las tapas y asientos, ofreciendo resistencia e higiene.

Pensando en la comodidad del usuario y para facilitar la limpieza, se han desarrollado novedosos tratamientos aplicados a la superficie de la cerámica, conocida como porcelana sanitaria, que evitan que la suciedad se adhiera, eliminándose fácilmente con agua. De este modo, la cerámica permanece limpia durante más tiempo. Y para poder llevar a cabo esta limpieza, los asientos de los sanitarios pueden desmontarse y volverse a montar rápidamente y sin problemas; además estos incorporan unos amortiguadores que permiten un cierre lento y sin ruidos ni golpes. Otra importante novedad en el mundo de la porcelana sanitaria es la posibilidad del tratamiento antibacterias, una protección activa para una higiene total.

Consejos para escoger los sanitarios

  • Suspendidos o de pie: Los sanitarios suspendidos permiten disponer de mayor espacio y facilitan la limpieza, mientras que los de pie o columna ofrecen una imagen de mayor resistencia y estabilidad.
  • Color: Si se quiere introducir el color en el aseo se puede hacer a través de un sanitario estampado o de un tono que lo cubra por completo. También es posible a través de ciertos detalles que otorguen vida al inodoro o al bidé, situados en la cisterna, las tapas o los complementos.
  • Acabados: Podemos encontrar acabados semisatinados dando una vuelta de tuerca a la función decorativa de estos baños y renovando colores clásicos que se usaban décadas pasadas como el rosa coral, el azul cobalto o el amarillo pálido.
  • Silueta: El inodoro y el bidé normalmente comparten las mismas líneas coordinadas, que pueden ser rectas y acentuadas o bien suaves y sinuosas. Dependiendo del espíritu general de la decoración se escogerán unas u otras.
  • Precio: Se pueden encontrar desde sanitarios asequibles para todos los bolsillos hasta los de gama alta, reservados para presupuestos más elevados.
  • Ahorro de agua: A través de mecanismos instalados en los sanitarios o en la cisterna es posible ahorrar en el consumo de agua. Estos inodoros cuentan con un sistema de retención de vaciado, que puede ser de varios tipos.

Bien limpio

Se aconseja limpiar el inodoro cada dos días por lo menos y para su óptima desinfección necesitaremos un cepillo de dientes, un limpiador específico para inodoros, un limpiador genérico en spray, una escobilla, papel de cocina (mejor que un trapo. El Consejo Mundial de Higiene recomienda utilizar paños desechables o ponerlos en remojo con desinfectante o lejía durante toda la noche. También pueden lavarse en la lavadora y dejarlos secar bien).

Con unos guantes, retiramos, si hay, cualquier objeto que pueda estar sobre el wc, y vaporizamos por fuera todo el inodoro, incluyendo la tapa, abierta y cerrada, la cisterna y el pie. Después aplicamos limpiador de inodoro por dentro de la taza, en la zona por donde sale el agua al tirar de la cadena. No nos olvidaremos de limpiar el tirador de la cisterna, porque se hace uso de él con las manos todavía sin lavar.

Cerramos la tapa y con papel de cocina retiramos el limpiador que aplicamos en la parte exterior, aclaramos con agua y secamos. Con el cepillo de dientes limpiamos las juntas más inaccesibles, la zona de los tornillos que ajustan la tapa, la taza al suelo, etc. Con la escobilla ‘barremos’ bien toda la zona interior de la taza, en círculos de arriba abajo, insistiendo en los conductos por donde sale y desaparece el agua, más inaccesibles. Una vez terminado, tiramos de la cadena y dejamos correr el agua, con la que vamos a aclarar la escobilla. Para su secado, la sujetamos en horizontal entre la taza y el asiento.

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