Es el color del agua, del cielo, de los espacios abiertos, limpios y frescos. Y esta es la sensación que genera decorar con él. En verano, es el gran favorito. Nunca falta a su cita en los interiores de inspiración marinera, junto a su fiel compañero, el blanco, y tampoco en aquellos en los que se busca la frescura y el sosiego. Ya sea intenso o en su versión más desteñida o blanqueada, el azul llega dispuesto a poner calma.