Solo con su presencia, la luz agranda tu salón, le da calidez y a ti bienestar. Déjala entrar. Te contamos cómo hacerlo de forma sencilla y muy efectiva. ¿Quieres verlo? "Sin necesidad de cambiar nada, la luz lo cambia todo", dice el arquitecto Iván Cotado. Por eso, un salón luminoso parece más grande. Además, al potenciar la luz del sol, te sentirás mejor y ahorrarás en la factura eléctrica.
Abre paso a la claridad
- Minimiza los obstáculos que "paran" la luz. Mueve los muebles para que los rayos de sol entren en casa, evita las cortinas pesadas y mantenlas abiertas.
- Más cristal. Reduce al mínimo los perfiles de las ventanas. Si no puedes cambiarlos, píntalos de blanco para que "desaparezcan". Otra buena idea es prescindir de persianas: su caja puede restarte hasta 30 cm de ventana... ¡y de luz! Sustitúyelas por unas persianas enrollables.
- Hacia la luz. Distribuye los asientos alrededor del ventanal, sin taparlo. Logras claridad y "creces" hacia el exterior.
Escoge bien los muebles
- Elige los muebles de manera que permitan la mejor circulación de la claridad por todo el salón, como hace la decoradora Elena Jiménez: "Intento que no haya demasiados muebles y opto por piezas bajas y de tamaño siempre proporcional al espacio".
- Combina acabados. Los muebles blancos o de maderas claras reflejan más la luz. Juega con sus acabados y combina alguna pieza lacada: será un verdadero "espejo".
- "Tiñe" de blanco paredes y suelo. No hay ningún color como el blanco para reflejar la luz (hasta en un 80%). Le siguen cremas, beiges y amarillos. Úsalo en paredes y techo, en los muebles más voluminosos y los tapizados.
- Pintura mate. Pinta el techo en un blanco más puro que las paredes, la luz rebota en él y se expande. Elige un acabado mate: el brillante delata las imperfecciones.
- En el suelo. Las superficies lisas y continuas, como mármol y microcemento, expanden mejor la luz. Los suelos de madera en tonos medios (roble, haya...) también, sobre todo si las lamas se colocan en perpendicular a la entrada de luz.
- Pinta las puertas de blanco para fundirlas con las paredes. Puedes prescindir de alguna o sustituirla por un modelo acristalado.
Telas con trama y caída
"Las telas pueden marcar la diferencia en tu salón", asegura la decoradora Pia Capdevila.
- Para cortinas y estores, elige telas de trama abierta, como lino y algodón, que no interfieren la claridad. Si quieres más caída y brillo opta por muselina, organdí o gasa, como recomiendan desde Gancedo.
- Para el sofá. Evita los colores oscuros, absorben la luz, y elige tonos claros y neutros. Mejor con un poco de trama, ya que los lisos se ensucian más. Si quieres un estampado, que sea pequeño y siempre con una base clara, a juego con las cortinas.
Un espejo lo cambia todo
"Un espejo bien colocado te da profundidad y luminosidad", explica el decorador Pascua Ortega. Por eso es importante acertar con su ubicación: lo mejor es que esté en perpendicular al ventanal, para reflejar bien la luz y las vistas, y a la altura de los ojos.
Solo o en compañía. Si prefieres hacer una composición, elige un espejo más grande que haga de centro y organiza el resto, de distintas formas o tamaños, a su alrededor. Con marcos dorados multiplicas aún más la luz.
Detalles que multiplican la luz
- Cristal : Deja pasar la claridad, la refleja y la expande por todo el salón. Si reúnes varios jarrones o botellas sobre una mesa crean un punto de luz por sí solos.
- Cojines : Ponen notas de color intenso y brillo con tejidos como sedas o terciopelos que multiplican la luz. Amarillos, turquesas y verdes son muy luminosos.
- Fibras: Naturales y con aire artesano, su trenzado no "tapa" la luz y su color miel la tiñe de calidez. Son la pareja perfecta combinados con blanco.
- Metálicos : Ya sean de plata, estaño o zinc... Por pequeños que sean crean un efecto espejo que irradia luz, sobre todo si tienes pequeñas velas cerca.
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