28 salones de Óscar que no te puedes perder

Porque una gran familia necesita un sofá grande, cómodo, en el que todos tengan un hueco y se esté muy a gusto. Este sofá rinconero lo tiene todo, además de una tapicería oscura -perfecta cuando hay niños en casa- y muchos cojines.

¡Cómo nos gustan las cortinas con mucha (mucha) tela! Si la ventana es grande y el espacio lo permite, unas buenas cortinas a lado y lado dan un aspecto mucho más vestido y acogedor al salón. El truco para que tengan un efecto teatral es confeccionarlas unos 20 cm más largas de lo necesario para que arrastren.

Este salón de portada nos sigue enamorando cada vez que lo vemos. Su base regia y neutra es perfecta para darle color y vida con los complementos. ¿Nuestra pieza favorita? La alfombra en rosa que contrasta y queda genial con la decoración en blanco y gris.

Este salón no es un salón cualquiera y sus grandes techos lo desvelan. Se trata de una granja abandonada en Mallorca convertida en una casa luminosa y acogedora. La elegimos para nuestros Óscar por su maravilloso techo de vigas de madera con entrevigado de cañas. Semejante altura de techo necesita una iluminación en proporción, que consigue una gran lámpara de fibras. 

Que en El Mueble somos unos enamorados de la madera no es ningún secreto. Por eso este salón no podía faltar entre los premiados por su maravillosa boiserie de roble que la decoradora Belén Campos recuperó para que luciera como el primer día. 

Esta chimenea tiene más de escultura que de chimenea, por eso la hemos elegido como el mejor calor de hogar. El contraste entre su tiro de hierro negro, la piedra y la madera pone un toque actual a esta casa de montaña de la Cerdaña sin perder nada de calidez. La unión de piedra, hierro y madera siempre es un acierto. 

Este salón demuestra que una funda nueva para el sofá (si, si una funda) puede cambiarlo todo. Y es que no tendría la misma fuerza ni carácter sin el verde esmeralda de su sofá. Pero además nos encanta por su elegancia atemporal, por sus molduras, por su ES-TI-LA-ZO... No en vano este salón fue portada, aunque con otra propuesta de sofá. 

Era la antigua cuadra de una casona asturiana y ahora es un remanso de paz lleno de luz y de un estilo neorústico súper favorecedor. Elegimos este salón por su capacidad de reinventarse y abrirse a la luz y todo sin perder su esencia como las vigas de castaño y las paredes de piedra. 

Cuando un mueble es de calidad siempre vale la pena reinventarlo. Esta librería que rodea la chimenea era la típica de madera que oscurecía el salón. El estudio de arquitectura RV4 decidió pintarla para darle una nueva vida. Una gran idea para destacar su contenido y darle un toque moderno. 

Por sus motivos geométricos, su combinación de blanco y gris, su ligereza... esta alfombra nos gusta por muchos motivos. El principal es que es perfecta para este salón, abuhardillado y en blanco, al que le da un irresistible aire nórdico.

Si este salón fuera una película se llamaría: "Cómo aprovechar cada rincón y no morir en el intento". El secreto para conseguirlo fue apostar por el blanco, abrir una ventana entre salón y cocina y no dar por perdido ni un solo cm. Fíjate sino en la librería con huecos de distinto fondo que se adapta a su contenido. Es un proyecto con final (muy feliz) de la decoradora Pia Capdevila.

Vestir la casa es de lo más complicado en decoración. Decidir qué quieres que destaque y encontrar el equilibrio con el resto no es sencillo. Por eso este salón se merece una estatuilla: el sofá oscuro reclama protagonismo y contrasta con el cálido kilim; los cojines, en tonos claros y neutros, dulcifican su presencia y hacen que encajen con los estores en blanco roto.

Estaba allí cuando alquilaron la casa y, por supuesto, la mesa de centro se quedó. No saben de dónde procede, lo que está claro es que es una antigua mesa de trabajo a la que cortaron las patas para convertirla en la mesa de centro por la que suspira toda la redacción de El Mueble. 

Este piso es muy especial para nosotros. Es la casa de la que durante años fue nuestra directora de estilismo, Conchita Crespo, y no puede ser más El Mueble. La combinación de blanco roto y piedra es pura calidez y luz, y el arrimadero (un básico en nuestras casas) arropa el salón. 

 Esta casa está en la montaña, aunque por su decoración podría ser un piso de ciudad. Las vigas y las vistas le delatan, pero está pensado para ser tan práctico como estiloso. Es un proyecto de Maria Lladó que tuvo la "osadía" de poner una moqueta blanca en todo el suelo. 

Aunque parezca mentira no siempre es fácil decorar un salón donde los metros no son problema. Este tenía dos espacios contiguos separados por un gran arco a los que debían dar forma. La distribución en "U" de los sofás es perfecta para propiciar las conversaciones. ¡Qué a gusto se está aquí! 

Esta es la historia de una casa de montaña oscura y pesada a quien una corazonada transformó en el refugio perfecto. El papel estelar lo tienen las vigas de madera que encontraron al tirar tabiques y el falso techo y ya no pudieron tapar. Los tonos neutros en combinación con la madera envuelven todo el salón de un aire acogedor del que es imposible escapar. 

En este salón las plantas y el verde dan vida a todos los rincones. Lo consiguen sin quedar excesivos gracias a que el resto de elementos son neutros, en blanco y piedra. Pero ojo, las plantas en versión real también tienen cabida: una palmera junto al ventanal y crasas y un ramo de flores en la mesa de centro. ¿Sabes qué? Plantas y flores en el salón te ponen de buen humor. 

Ya sabes que nuestras estilistas son como las maquilladoras de una película que ponen el broche final a cualquier ambiente y saben qué es lo que le sienta bien. A este salón, por ejemplo, le hacía falta un poco de color y calidez. Los cojines lisos y estampados, con el fucsia como protagonista, han sido el primer paso para conseguirlo.