¿Quieres algunos consejos que no debes pasar por alto para decorar el salón y que sea aún más bonito?
La caja mágica
Antes de redecorar tu salón, imagínatelo como una “gran caja” formada por tres elementos: suelo, paredes y techo. Son la base de cualquier decoración, por lo que deben coordinarse bien. Así, por ejemplo, es importante que el color de suelos y paredes combine bien o que el tamaño de las tablas de un suelo de madera esté proporcionado con las dimensiones del salón. Y si no puedes cambiar lo que tienes, no hay problema, porque puedes hacer que juegue a tu favor. Por ejemplo, si tu suelo es oscuro, lo mejor es que lo compenses con colores claros en paredes y techo.
Corrige defectos
Además, estos tres componentes son tus mejores “armas” para corregir los posibles defectos del espacio, como la falta de altura, la forma de la habitación, etc. Así, si tu techo es demasiado bajo, puedes aplicar pintura blanca brillante porque produce un efecto espejo y da sensación de mayor amplitud visual, o también puedes pintar una franja inferior en la pared de otro color, siempre que no supere 1/3 de la altura total; este arrimadero hace que el resto de pared parezca más alta de lo que en realidad es. Otro truco es instalar apliques que dirijan el haz de luz hacia el techo.
Ahora, ¡distribuye!
¿Sabes que solo cambiando los muebles de sitio puedes ganar espacio? ¡No es un mito! Sigue estos pasos y lo conseguirás:
- Fíjate en los elementos fijos (ventanas, puertas, radiadores, puntos de luz…).
- Piensa qué ambientes quieres crear (zona de estar, comedor, rincón de lectura…).
- Elige las piezas que deban ir en cada uno de ellos. Te ayudará el hacerte un dibujo a escala o bien recortar un papel con las medidas de los muebles que quieras reubicar para no tener que moverlos en balde.
Un truco que siempre funciona es distribuir las piezas en torno a un punto de interés, ya sea una chimenea, una obra de arte o las vistas exteriores. Además, es importante que respetes zonas de paso generosas y mantengas despejadas las entradas de luz. ¡Con ello ya tendrás ganada la mitad de la distribución!
No condiciones nunca la distribución a un mueble determinado, ¡es un error! Aquí lo que importa es la comodidad y si el sofá que te gusta te obliga a tapar media ventana… ¡no dudes en elegir otro modelo de sofá!
Menos es más
Algo importantísimo en un salón es el orden. Una habitación sin objetos de por medio siempre parece más armónica y confortable. En concreto, mi clave para tener orden es acumularlo todo en un gran mueble, y no en varios pequeños. Ocuparás menos espacio y tendrás menos problemas a la hora de guardar (¡y buscar!) tus cosas. Si tu salón es pequeño y quieres acertar de pleno, no lo dudes, recurre a un mueble a medida en madera o DM y lácalo en el mismo color de la pared. Es una fórmula infalible.
Compra con cabeza
Si necesitas cambiar algunos muebles, piensa que las prisas son malas consejeras y que lo barato acaba saliendo caro. Unos consejos útiles antes de salir de compras:
- No te dejes llevar demasiado por modas: todo lo que no responda a tu gusto personal, acabará por cansarte.
- Apuesta por piezas básicas de calidad que puedan acompañarte muchos años.
- Evita las compras por impulso. Piensa siempre dónde vas a colocar ese mueble.
- Lleva siempre un metro contigo. Mide la pieza y comprueba que podrás moverte sin dificultad o abrir puertas y acceder a sus interiores sin problemas.
Tres colores como máximo
Con la distribución y los muebles decididos, llega el momento crucial de elegir los colores que te van. Abrir tu armario y echar un vistazo a las prendas que más usas o reunir fotografías de ambientes que te gustan te resultará más revelador de lo que crees.
Nunca utilices más de tres colores ni los uses en la misma proporción. Usa los más claros en las superficies de mayor tamaño (tapizados o cortinas) y dosifica los colores más intensos para pequeños elementos que quieras destacar (detalles decorativos o cojines, por ejemplo). Déjate guiar por tu intuición y sentido común y, ante la duda, apuesta siempre por los colores neutros: son garantía de un salón luminoso, intemporal y combinable.
Luz para todo, pero suave
El último paso es planificar la iluminación. Fíjate que las lámparas no solo dan luz, también se encargan de delimitar los espacios. No te imagines cada lámpara de forma aislada. Piensa como funcionarán en conjunto en cada ambiente. La luz que emite una lámpara se suma a la de otra y entre todas forman una “masa” que delimita y, por supuesto ilumina, cada zona del salón. Por ello, por ejemplo, no utilices en el comedor una única lámpara de techo. Si le “sumas” una o varias lámparas de sobremesa o pie próximas, iluminarás y delimitarás mejor este ambiente.
La clave está en no dirigir todas las lámparas al techo, sino complementar con una lámpara de pie, dos de sobremesa y varios focos (o apliques con cable para enchufar si no puedes hacer obras) en las zonas de paso o en puntos que quieras destacar, por ejemplo, sobre un cuadro.
Recuerda que la zona de estar debe contar con un mínimo de tres lámparas: una de pie y dos de sobremesa. Y no olvides que, cuanto más suave y cálida sea la luz artificial, más a gusto te encontrarás en tu nuevo salón.
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