Los mejores 155 salones de El Mueble. ¡Te van a enamorar!

La chimenea, con permiso de los ventanales al jardín, es la gran protagonista de este salón, una de nuestras portadas más vendidas. Viéndola parece que lleve toda la vida allí... pero en realidad es de nueva construcción, inspirada en un diseño antiguo. Blanca, como los sofás y las cortinas, no puede ser más elegante.

Este salón con sofás enfrentados luce la esencia de la tradición sin perder la vista en el presente. Buen ejemplo de ello son los dos chéster, uno frente a otro, flanqueados por dos sendas estanterías de obra. Para darle ese toque más actual, una buena idea es hacer uso de las mesas auxiliares, como aquí con esta redonda, y la de centro, con sobre amarmolado. 

El mix perfecto: esencia clásica y decoración actual. Así es este salón decorado por Sandra Vergara, y por esto nos resulta tan especial. El techo tiene molduras que se restauraron para devolverles su belleza original, y el conjunto, con sofá y butaca moderna, respira un aire señorial y relajado. 

Decorado por Paula Duarte, este salón con sofás blancos es acogedor y muy estiloso. Y la clave es la combinación de blanco y gris, que da ligereza, atemporalidad y, a la vez, estilo.  Anota este truco de decoradora: para matizar el suelo de madera oscuro, Paula eligió una gran alfombra blanca, que desvía la atención y suma claridad. 

Este salón es una de nuestras portadas estrella del año pasado. Y es que, ¡cómo podíamos resistirnos! Sus vistas nos ganaron, pero también su decoración tan serena: sofás de lino y mesa de centro blancos, combinados con suelo y butacas de madera, y un toque de color en los cojines: la mezcla infalible.

Con un gran sofá que ocupa la mayoría de la estancia, el resto del espacio se ha decorado estratégicamente. Muebles bajos y estantes flotantes ayudan a mantener el ambiente despejado y reducir el ruido visual al mínimo. Y es que con esas vistas... ¡no hace falta más!

En este salón nadie se queda fuera. Y es que este mega sofá en "U" está pensado para recibir sin estrecheces. Si el sofá, lleno de cojines y mantas gustosas para que sea más cómodo, es apetecible, con estas vistas al bosque es lo más parecido al paraíso. 

Este salón, antes unas oficinas lúgubres, luce ahora prístino y abierto al comedor. La madera y el blanco lo inundan y el estilo moderno de los muebles se acopla a la perfección a la alfombra de fibras y el suelo de madera. 

Un espejo con cuarterones es un 'espejo El Mueble': nos encanta su efecto mágico. Multiplican la claridad y la sensación de amplitud. Junto con la chimenea de mármol, son un foco brillante en este salón decorado por Asun Antó, de Coton et Bois. Si añadimos estores blancos, todo se llena de luz.

Este salón, decorado por Cristina Afán de Ribera y Loreto Balbuena, es un ejemplo de zona de estar ideal. La distribución es simétrica, con dos sofás enfrentados y dos butacas alrededor de la mesa de centro. Así crean la tertulia perfecta y un espacio visualmente equilibrado. 

Pocas cosas le sientan tan bien a un salón una chimenea. Si además tiene boiserie, esta la enmarca con sus molduras y la convierte en el centro de la decoración. Aquí a su lado tenemos a otra gran protagonista: la butaca. Es de Ikea y la tapizamos con la tela de flores Harrocate Blue de Gancedo.

Salón pequeño no es sinónimo de sofá pequeño. Esta es la lección que hemos aprendido con este salón, decorado por Belén Campos, donde un sofá esquinero a medida se adapta como un guante al espacio y habilita el rincón para ganar plazas de asiento extras. 

Este salón ha protagonizado una de nuestras portadas más exitosas. Nos gusta su sofá tan cómodo como estiloso. La combinación de respaldo alto, grandes apoyabrazos, chaise longue y un color neutro es perfecta. Y la mesa de madera, claro.

Del estilo nórdico aprendimos que las casas rústicas se llevan genial con el blanco. Y este salón, proyecto de Estudio Milans del Bosch, es la prueba: las paredes están revestidas de lamas de madera que, teñidas de blanco, ganan luz, sin renunciar al calor de la madera. 

En este salón, decorado por Marta Tobella, la ecuación está clara: es blanco y parece más grande. Tiene un sofá esquinero y aprovecha el rincón. La estantería incorpora una zona de despacho y, de color blanco roto como las paredes, se disimula a la perfección. ¡Ah! Las sillas de fibra van a juego con las macetas. 

¿Quién dice que en un salón pequeño no puede caber, cómodamente, una familia numerosa? Echa las cuentas: a sus dos sofás se suma una butaca y pufs más informales. Y con esos cómodos cojines, no hay quien se mueva.

Los colores ha sido una de las claves para dar estilo a este salón, decorado por Laura Ehlis. Y es que toda la decoración se ha basado en un dúo de blanco y gris. Lo vemos en paredes, estores, tapicerías y alfombras. Mientras el blanco suma luz, el gris da el toque actual. Y como nota cálida, la madera. 

En blanco y con mucha, micha fibra, este salón desprende un estilo ibicenco inconfundible. Las tonalidades arena y la mesa de madera maciza lo hacen acogedor y el blanco y las fibras se encargan de llevar la frescura del verano. Y no puede faltar la chimenea, para disfrutarlo todos los días del año. 

De este salón, proyectado por Renova Solucions, nos encanta su fluida conexión con la terraza. De hecho, basta con abrir el gran ventanal para que prácticamente, duplique su espacio, ampliándose hacia el exterior. La clave es la acertada distribución, que deja un paso libre y cómodo. 

En este salón, triunfa el azul. Y es que el Blue Classic ha sido el color del año en 2020 y hemos visto cómo poco a poco ha ganado terreno. En este, además de la pared de acento, el sofá que apoya sobre ella es de terciopelo también azul. Las plantas y la madera son las responsables de subir la temperatura es esta tonalidad fría. 

Sin duda, una combinación exitosa y que nunca falla. Y se ve que, en su composición, se ha seguido la infalible regla del 60/30/10. Un color predominante, en este caso el blanco de paredes, techos y el resto de muebles; un secundario, que vemos en los sofás grises; y uno de acento, conseguido a través de los textiles del sofá. 

Tapicerías, cortinas, papel pintado, suelos... todo se funde de manera armoniosa en este salón decorado por Celia Grego, creando un espacio que parece más amplio de lo que es. La clave es un look total beige, que da mucha luz y es fácil de combinar. 

Este coqueto salón de apenas 14 m², proyectado por Iñaki Mujika, es uno de los ya clásicos de El Mueble. Sus trucos: utilizar muebles de tonos claros, evitar un gran mueble de salón y, en cambio, apostar por otros a media altura. Y, por supuesto, abrir paso a la luz con una ventana interior. 

Este salón aúna la modernidad con el estilo más rústico. Las paredes de piedra y techo de madera blanqueado son el mejor enclave para una chimenea metálica negra que, junto con la zona de estar, trae la sala al siglo XXI.  

En este salón las ventanas aparecen y desaparecen como si de un truco de magia se tratara. Y eso consigue que el mar se cuele entre los tejidos, fundiéndose con él. Un salón cien por cien de playa en el que los detalles en madera y fibras se encargan de dotar de calidez.

Este salón en tonos tierra y mostazas presume de un aire señorial gracias a sus molduras, ventanas y puertas de origen. Sin tirar tabiques, en su estructura original, este salón tiene todo necesario para ser acogedor y cálido. Y lleva su punto moderno mediante el gran cuadro que decora la pared y que se convierte en punto focal. 

Flanqueado por grandes ventanales –uno de ellos una puerta que conecta con el exterior–, en este salón se fusionan un estilo nórdico con un toque retro con la decoración más mediterránea.  

Este salón, con sus sofás en "L" de líneas tradicionales, demuestra que lo clásico nunca pasa de moda. Es más, estos sofás, con sus reposabrazos redondeados y sus tachuelas, ¡ahora son tendencia! 

La disposición de los sofás y los pufs que "cierran" la zona de estar invitan a la charla. Además, no faltan varias lámparas para crear ambiente.

Por las tonalidades, el mix de materiales, el sofá orientado al exterior y la butaca y el sillón colgante o columpio en el que ver pasar el tiempo.

La luz de este salón parece de otro mundo. Y el secreto del éxito radica en una reforma muy bien lograda: se ha cerrado la antigua terraza, convirtiéndola en una pared acristalada. Ahora hay espacio para un escritorio, para el comedor y mucha, mucha luz. ¡Qué bonita se ve con los estores de bambú!

Cuando al abrir las puertas correderas se descubre un jardín, lo mejor es que el salón se prolongue en el exterior. Todo en este salón es delicado y coqueto.

Una característica particular de este salón es el techo abovedado. Barro, piedra y ladrillo se caldean con los textiles. El acierto: el par de butacas que completan la zona de asientos.

Amplía los metros y hace que rebote la luz, por lo que en los salones pequeños, colocar un espejo es un truco 10.

Un salón contemporáneo, pero en la dosis justa de modernidad para que nunca pase de moda. El blanco es protagonista, dinamizado con alguna nota de color. Nos gusta la librería.

La combinación de diferentes tonalidades de tonos neutros y tierras siempre es un acierto. Basta con incorporar alguna nota de color para levantar el ambiente.

¡Una prueba de que en poco espacio se puede conseguir mucho! Espacio de almacén, televisor y chimenea para un salón pequeño.

Comedor en un nivel y salón en otro. Los sofás en L se orientan hacia el ventanal. Las vigas y marcos en madera dan un aire perfecto de casa de campo.

Molduras, curvas, líneas contorneadas y algunos elementos que traen este salón de esencia clásica al presente.

Perfecto para un apartamento, una primera vivienda o para los que quieren un estilo nórdico y desenfadado para su salón. Y todo resuelto en poco espacio.

Líneas rectas y sencillas paro en un salón muy personal gracias a la combinación de colores y los muebles justos.

De dimensiones generosas pero realistas. Este salón invita a una familia a estar en él y a compartir momentos gracias a la disposición enfrentada de los sofás, la luz natural que recibe y la chimenea como pieza central.

Este salón tiene todos los elementos básicos: sofá, butaca, lámpara de pie y sobremesa, mesa de centro y auxiliar. Pero además cuando con un fondo perfecto, el ventanal de la pared.

En salones amplios, es importante que la mesa de centro no se vea "perdida" ni demasiado pequeña. Así que apuesta por un modelo a lo grande.

Este salón rústico mezcla acabados más tradicionales como la madera y el cuero con otros que ponen la nota actual en terciopelo y metal.

Blanco en paredes, techos, muebles y tapicerías. Los materiales con textura aportan calidez. No renuncies a su luminosidad por miedo a que resulte frío. Este bonito salón es una prueba de que la apuesta al blanco sale bien.

Por las características del espacio (molduras, techos altos, chimenea con embocadura…) y los muebles que decoran el salón: una mesa en cristal y metal, lámparas de techo tipo araña y un sofá chéster de diseño.

No hay recoveco que no tenga solución. Este salón actual es una prueba de cómo con muebles a medida es posible aprovechar una pared y crear un ambiente acogedor.

Con un mueble bajo corrido que soluciona el almacenaje sin llenar el espacio, este salón tiene un estilo actual, perfecto para espacios de cualquier tamaño.

Las plantas sin duda dan ese aire refrescante en la decoración de salones, como en el caso de este salón que abusa del blanco y solo lo "mancha" con un impactante sofá en azul verdoso. ¡Genial!

El techo inclinado de este salón marcó la decoración de las paredes para las que se recurrió a una librería a medida que aprovechara todas las zonas, independientemente de su altura.

Este salón respira un aire Shabby chic, con sus maderas desgastadas y pátinas suave, que le dan ese aire especial y sereno. 

Este salón es en esencia rústico, pero respira un aire actual que lo hace súper confortable. Para copiar: la estantería que flanquea la chimenea, que llena este espacio y regala espacio extra para guardar. 

Gracias a la enorme superficie de este salón es posible crear varias zonas de asientos. Mientras que una de ella tiene dos sofás enfrentados con sendos puffs cerrando el conjunto, en la segunda zona, dos amplios chaise longues son ideales para relajarse. ¡Y los puffs pueden utilizarse hacia ambos lados! 

Con espacio suficiente y la pared completamente abierta permitiendo el disfrute de unas excelentes vistas. Este salón rebosa modernidad y espacio, gracias al sofá en L enfrentado a otro, del mismo diseño pero de dos plazas.

Este salón tradicional cuenta con muebles que lo hacen único como el espejo con moldura ornamentada en dorado sobre la chimenea.

La modernidad de este salón es irrebatible. Tanto el diseño de los sofás, como los muebles elegidos, de líneas rectísimas, potencia el efecto. Esa dureza del estilo más moderno se ve suavizado por la tapicería en greige, una mezcla entre beige y gris, así como los estores paqueto, que dotan de movimiento y consiguen un efecto más etéreo.

Muy cálida, la clave de la decoración de este salón reside en la madera. La vemos en los muebles, la carpintería de puertas y ventanas y luce majestuosa en las sillas Louis XVI. Radiante y sin fruslerías, pero con carácter y presencia.  

El salón se abre al exterior y disfruta de las vistas del mirador. Gracias a la que la puerta se abre de par en par, la zona exterior funciona como una extensión del salón, que presume de un impoluto blanco con detalles en rosa. 

La decoración del salón va tomando forma con el tiempo porque para que resulte personal debe acompañarse de recuerdos y detalles que hablan de nosotros y nuestra vida.

En la línea del mobiliario, el color de la madera, la confección de los textiles… Porque siempre hay un salón para cada uno.

Precisamente el bosque que rodea esta casa se cuela dentro a través de los ventanales y son el fondo perfecto para decorar un salón muy neutro.

Es sin duda su chimenea escultural. Pero que no sería nada si no fuera por las paredes de piedra y las vigas de madera. Como si de la sala de un antiguo castillo se tratase. 

Con los sofás en disposición en U, este salón está diseñado para la conversación. Aprovecha la luz que entra por la ventana, multiplicándola gracias a la tapicería blanca del sofá que hay tras ella. Los tonos verdes de los otros dos consiguen hacerlo más moderno y actual.  

El estilo colonial, característico por sus contundentes muebles de maderas macizas, está muy presente en ese cálido salón con una decoración cuidada al detalle. Desde el aparador de cajones, como si de un mueble de oficio se tratara, a la mesa de escritorio, que recuerda a las de los profesores de las antiguas escuelas.  

Y es que parece que la naturaleza se ha colado por la ventana, gracias al acabado de la mesa de centro y la auxiliar, en un verde lavado similar al de las hojas de un árbol. Por cierto, la combinación de las persianas venecianas y las cortinas es ideal para regular la entrada de la luz en cualquier momento. Ideal.  

En tonos tierra y un inmaculado blanco, este salón tiene todo lo que necesita para ser cálido. Las líneas rectas de los muebles contrastan con las curvas de diseño del sofá, restándoles dureza.   

Con la esencia de los salones de verano, en este se respira paz, armonía y tranquilidad. ¿Por qué? Pues todo gracias al techado pintado de blanco, las tapicerías en un beige suave y los muebles de madera lavada.  

No sabemos qué tienen los sofás chéster que nos vuelven locas. Bueno, sí lo sabemos. Su elegancia, sabor a tradición y estilo inconfundible. Incluso saliendo del tradicional cuero, en la imagen es de terciopelo gris y no se puede ser más moderno. 

Acogedor, cálido y recogido. Tiene que ser una sensación increíble acurrucarse ahí una tarde de invierno, al crepitar del fuego. Las butacas de cuero frente a la chimenea recuerdan a una agradable cabaña de montaña perdida en el bosque.   

Este otro salón de verano tiene todo lo que se necesita para disfrutar de los mejores atardeceres. La combinación de blanco y azul tiene esos tintes a mar que tanto nos gustan, sin dejar de ser un salón para su uso diario.   

Muy acogedor, cálido y luminoso gracias a la acertada combinación del blanco con la madera. No podemos dejar de mencionar, por un lado, la chimenea blanca que hace juego con el espejo y, por el otro, la estantería de obra con portantes y baldas de madera.   

La luz entra sin complejos en este salón puramente blanco y refleja la luz en todas direcciones. Para dotar de calidez, se eligió un color amarillento en las paredes, que sube la temperatura.  

Beiges, negros y mucho blanco. Gracias a la acertada combinación de todos estos tonos neutros, este salón es acogedor, amplio y cálido. Contrasta el moderno diseño de la mesa de centro, con una forma muy rectangular, con la rusticidad de la mesa auxiliar junto a la butaca.  

Con tonos amarillentos, rosados y blancos, este salón es amplio y luminoso. Y esa combinación destacan con los tradicionales suelos de toba.  

Casi, casi parece el reflejo de un espejo. Dos enormes sofás con chaise longue idénticos enfrentados, con sendas mesas de centro, igualitas. Lo único que diferencia ambos lados son los auxiliares, en un lado una cesta y en otro una mesita.   

Este salón familiar los sofás en beige contrastan con el tono azulado de las butacas, que ve cerrado el círculo con los textiles también en diversas tonalidades de azul. Al fondo, llama nuestra atención el buró clásico y, probablemente, recuperado. 

Aunque un sofá frente a la ventana puede restarle luz a una estancia, en este caso, la multiplica. El sofá blanco reflecta los rayos de sol en todas direcciones y el blanco de paredes y textiles contrasta con la madera noble del suelo.  

Este salón diseñado por Coton et Bois es cálido y estiloso. No le falta detalle, desde los jarrones estratégicamente colocados, a la enorme cesta de fibras en la mesa de centro, dotando de un punto cálido, a los cojines con estampados de rayas.  

La brisa del mar, la quietud de la arena durante un día de sol... En este salón se respira todo eso y mucho más. Y los toques en dorado, del espejo, y negro, de la mesa, son el contrapunto que da carácter.    

La mesa castellana ha encontrado un hogar increíble bajo el cobijo de las vigas resturadas y la chimenea recuperada. Los detalles en fibras, en la cesta, la alfombra y el puff del fondo, consiguen traerlo al presente sin perder su esencia.  

Y que hace de la combinación del blanco, el beige, el negro y la madera todo un arte. Con claras señas de modernidad, este gran salón con sofás enfrentados tiene espacio para todo. Y, en la trasera de uno de los sofás, una recogida zona para comer muy actual.