¿Tu sofá no apoya en una pared? Esta es la clave para la decoración y la distribución del salón que necesitas

Un sofá que no apoya en una pared en el salón es un sofá exento. La trasera queda expuesta. Este tipo de distribución encaja en salones cuadrados y en salones grandes, donde hay que delimitar la zona de estar. Puede suceder que el sofá de mayor tamaño apoye en una pared y el estar se "cierre" con otros asientos o que quede en mitad de la estancia.

Cuando el sofá no apoya en una pared en el salón, el mueble que decora esa zona puede ser una librería o estantería, una consola, un aparador, un escritorio… Pero lo importante es que las dimensiones no entorpezcan el paso, ni que el mueble sobrepase en medidas las que marca el sofá, ni en alto ni en largo. Asegúrate de que el mueble queda "dentro" de los límites de la trasera del sofá.

En este salón donde el sofá no apoya en la pared, su ubicación delimita visualmente el estar. A la trasera se adosa una consola alta con cajones (la altura total nunca debe superar la altura del sofá, incluidos los cojines del respaldo). El tipo de mueble debe adecuarse al uso. Consola en el salón o en un recibidor; librería en el salón o con un rincón de lectura cerca; y aparador en el comedor.

Un escritorio es un mueble que seguramente se adapte en dimensiones a la trasera del sofá que no apoya en la pared en el salón. Así que puedes aprovechar y crear un espacio de trabajo que quede delimitado por su ubicación y no tan expuesto a la vista.

Este salón muestra un ejemplo de sofá que no apoya directamente en una pared sino en un desnivel que se crea en el ambiente y que favorece la distribución en dos alturas. La trasera del sofá apoya en ese "escalón" y detrás se diseña una estantería a medida.

Cuando el salón cuenta con una distribución en la que el sofá no se apoya en la pared, pero lo que se pretende es delimitar de forma marcada dos ambientes, es posible crear un elemento a medida a modo de murete bajo que puede ser de obra o realizado en madera. Aquí, ese elemento recoge los asientos del estar y los separa de la cocina abierta.

En el caso de que el salón cuente con una distribución en la que el sofá no apoya en la pared y ese frente cuenta con una ventana o puerta que comunica con el jardín o terraza; el sofá debe separar al menos 30-40 cm para que las cortinas no queden aplastadas por la trasera.

Cuando por la distribución del salón el sofá no apoya en la pared, pero queda cerca de otra, que se ubica a la espalda del sofá, con un espacio suficiente de 80 cm, el mueble de menor fondo puede quedar pegado a ese frente, coincidiendo con el largo del sofá. Así se decora y aprovecha sin entorpecer el paso. Se trata de crear el "pasillo" entre sofá y mueble, no entre sofá con mueble adosado y pared.