Dime cómo es la planta de tu cocina y te diré cuál es la distribución más cómoda para optimizar más y mejor los metros. Sí, que sea pequeña limita sus posibilidades –¡bye, bye isla soñada!–, pero de su planta dependerá que puedas contar con más o menos armarios o incluso un pequeño office.
Si tu cocina es alargada pero tienes al menos 220 cm entre pared y pared, puedes plantearte una distribución en paralelo de los elementos. Así, en comparación con una organización en línea, prácticamente duplicarás la capacidad de almacén. Visto así, ¿quién se resiste? Te contamos las claves de esta distribución.
Muy capaz y con un pasillo central cómodo
En este tipo de distribuciones es básico preservar un pasillo central de al menos 120 cm libres para poder abrir armarios sin darse golpes ni tener que jugar al tetris con lo que está abierto y cerrado en cada momento. ¿Cuentas con esos metros? No lo dudes: esta es tu distribución ideal. También es una buena solución en cocinas con dos puertas opuestas, lo que impediría una distribución en "L" o en "U".
Una vez decidida la distribución llega el momento de organizar las diferentes zonas de trabajo. Lo habitual es reunir en un frente la zona de aguas y cocción y reservar para el otro el almacenaje, la despensa o incluso habilitar un mini office con una barra volada equipada con taburetes altos. Para ello bastará con unos 30 cm de fondo.
Un aliado en espacios diáfanos
Tener una cocina pequeña suele ir de la mano a tener un piso pequeño. Y cuando los metros escasean, lo primero que suelen caer son los muros –sobre todo los que separan la cocina, el comedor y el salón– en pro de un espacio diáfano más amplio en el que convivan varias actividades.
Pues bien, en estos casos, la distribución en paralelo del mobiliario de la cocina es un recurso perfecto para dividir visualmente la cocina del salón-comedor sin necesidad de contar con un tabique. Además, si planificas el comedor contiguo, puedes usar la trasera del mobiliario como respaldo de un banco, por ejemplo. Así, ¡no desperdicias ni un centímetro!
Ligereza visual
Tener una cocina pequeña no implica que tenga que parecerlo. Si no quieres que tu cocina sea una cueva, apuesta por colores claros, en paredes y mobiliario, y equilibra volúmenes.
Alíate con el color
El blanco es la opción menos arriesgada. Vaya, es lo más parecido a apostar a caballo vencedor. Todo son ventajas: es atemporal, luminoso, no cansa y aligera visualmente el mobiliario. Si lo eliges con un acabado brillante, ya sea en muebles o paredes, crearás un efecto espejo que multiplicará la claridad.
Compensa volúmenes
Busca el equilibrio entre capacidad de almacenaje y ligereza visual. Si no quieres sobrecargar tu cocina, prescinde de módulos altos en uno de los frentes, combina armarios y baldas o alterna módulos ciegos con otros tipo vitrina, que son más ligeros. Tenlo en cuenta, a veces es mejor renunciar a unos cm3 de almacenaje en pro de una cocina más confortable.
Te invitamos a pasearte por nuestra galería donde encontrarás estas y muchas otras ideas puestas a la práctica. ¿Nos acompañas?