Más que metros, necesitas planificación y un orden riguroso, para disfrutar cocinando durante horas sin cansarte. Si tienes alma de chef, apuesta por una cocina 100% funcional. Respeta el triángulo de trabajo y asegura recorridos lógicos, encimeras generosas (de 1,20 a 2,10 m) y almacenamientos flexibles. Empieza por situar los electrodomésticos para facilitar el trabajo: primero el frigorífico, después el fregadero y, a continuación, la cocina. Y sepáralos entre sí de forma que haya más o menos 1,20 m de por medio para que sea cómodo. Al lado del frigorífico, ubica la despensa; junto al fregadero, el lavavajillas, un armario para el menaje y un extensible de limpieza. Y debajo, los contenedores de basura. Dispón el horno cerca de la cocina, y añade siete cajones: cinco de poco fondo para los cucharones, la cubertería y los trapos, y dos profundos para las cazuelas.
Altas prestaciones
Como el 80% de las tareas se realizan en la encimera, realízala en un material higiénico y resistente al calor, los golpes y la humedad, como por ejemplo el acero, que te permite integrar, sin juntas, hasta el fregadero. Lo ideal es que sea hondo e incorpore una grifería con caño extraíble. En cuanto a la cocina, constrúyela a medida, combinando distintos módulos de cocción (de gas, eléctrico, de inducción, grill, wok, vapor y teppanyaki). Y corona la zona con una campana que supere 40 cm su anchura y tenga una potencia de extracción de 700 y 800 m3/h (y a partir de 1.200 m3/h si la cocina está dispuesta en una isla).