Una cocina abierta al salón que parece mucho más grande gracias a los colores y materiales naturales: ficha sus ideas (y la isla)

En el estilo decorativo californiano, el toque de la madera y fibras naturales es indispensable. Se busca un aire cálido pero a la vez fresco y muy natural. De ahí que esta cocina se haya decorado de esta forma. 

Cómoda y elegante, se ha convertido en el corazón del hogar. En las paredes se ha optado por un discreto mobiliario lacado en blanco, con uñeros integrados, combinado con estanterías de madera, idénticas a las del salón. Se complementa con encimeras de Silestone de vetas sutiles y detalles en grifería y lámparas en oro cepillado. ¡El resultado es espectacular! Pero vamos a verla con más detalle...

Al ser espacios abiertos y diáfanos, destaca la amplia zona de trabajo y mobiliario en 'L' de esta cocina. Al ser blanco, acoge toda la luz natural que incide en dicho espacio para potenciarla y hacer la zona aún más luminosa. Los electrodomésticos van integrados y su color negro da contraste a esta cocina que, ante todo, tiene un estilo y un aire muy actual.

Lo que está claro es que en esta zona la gran protagonista es la isla de madera maciza de castaño, de inspiración californiana. Esta isla cuenta con estanterías abiertas en los laterales y se complementa con taburetes altos de madera y fibras naturales, que añaden un toque cálido y acogedor. Es por ello por lo que es una zona multifuncional, ya que sirve de espacio de trabajo, pero también como desayunador. Sobre ella destacan tres lámparas suspendidas en un acabado oro cepillado. ¡Nos encanta la coherencia estética que se respira en ella!

La isla además tiene estas estanterías integradas que añaden un toque decorativo al mismo tiempo que sirven para ordenar y organizar un espacio tan aparatoso como es una cocina. Con la eliminación de barreras visuales, optimización de la iluminación y la creación de una paleta de colores cálidos se ha logrado un ambiente más acogedor y luminoso, que favorece la relajación y el equilibrio emocional de quienes la habitan.

La joya de la corona de esta cocina, además de la isla, es este comedor que se abre al salón. Y es que este espacio tan importante se integra, de manera equilibrada, entre la cocina y el salón, haciendo de punto divisorio de las dos zonas. Está formado por una gran mesa rectangular, de madera de roble, para seis comensales, que queda coronada por una lámpara suspendida, de globos blancos y estructura ligera metálica en acabado oro cepillado. ¡Una transformación espectacular!