¿Vitrocerámica o inducción? ¿Quién no ha pasado por este momento a la hora de renovar el sistema de cocción en casa? De hecho, es uno de los dilemas más habituales con los que se enfrentan las firmas de cocinas ante una reforma. Y la respuesta no es única. Porque no hay un sistema mejor que otro, sino que cada opción presenta sus pros y contras.
La vitrocerámica
La vitrocerámica supuso una auténtica revolución en la cocina allá por los 90. La vivimos y podemos dar fe de ello. ¡Se acabó rascar los quemadores de la antigua cocina de gas! Solo por eso, ya supuso un gran avance. Este sistema de cocción se basa en la generación de calor por medio de unas resistencias eléctricas situadas bajo el cristal vitrocerámico. Estas resistencias calientan el cristal y este transmite su calor al recipiente que colocamos encima. Pero, ¿qué ventajas e inconvenientes presenta?
Ventajas de la vitrocerámica
- Calienta de manera progresiva: Sí, puede ser también una ventaja, sobre todo para cocinar algunos alimentos que no conviene que se calienten demasiado rápido. Si eres de los que te resistes a pasarte al café de cápsula y aún te lo preparas con la tradicional cafetera italiana, agradecerás tener vitrocerámica, porque necesita un hervor progresivo.
- Conserva bien el calor residual: También puede ser una ventaja, porque puedes acabar de cocinar con la vitrocerámica apagada. Siempre que te acuerdes, claro.
- Fácil de limpiar: Al ser una superficie lisa, es muy fácil eliminar los restos de comida y salpicaduras. Una bayeta húmeda, ¡y listos!
- Económica: En comparación con la inducción, la vitrocerámica es una opción low cost, siendo una buena alternativa para segundas residencias o personas que cocinen muy poco.
- Acepta todo tipo de recipientes: Igual que el gas, puedes cocinar con todo tipo de recipientes. ¡Incluso los de barro! Lo hemos probado y es un lujazo, sobre todo cuando quieres preparar algunos guisos o estofados, que parece que saben mejor cocinados con este tipo de recipientes.
- Programable: Gracias a un temporizador con desconexión automática, la placa se apaga transcurrido el tiempo seleccionado.
Pero no todo son ventajas. Incluso algunas de sus ventajas pueden convertirse, a su vez, en inconvenientes. Lo vemos.
Inconvenientes de la vitrocerámica
- Más lenta: Lo que podía ser una ventaja también tiene su contra, porque tarda más tiempo en, por ejemplo, llevar el agua a ebullición.
- Su consumo eléctrico es elevado: En parte, es una consecuencia de lo anterior. Al necesitar más tiempo para preparar un plato, su consumo también es mayor, pudiendo llegar hasta el 50% respecto la inducción.
- No se enfría de manera inmediata: El calor residual, que puede ser una ventaja para terminar de cocinar un plato sin hacer un consumo extra, también puede ser un problema. Hay que tener la precaución de quitar el recipiente si no queremos que siga cocinándose.
- Puedes quemarte: A diferencia de la inducción, que la superficie apenas se calienta, con la vitrocerámica el cristal adquiere elevadas temperaturas y tarda en enfriarse, incluso apagada. Si eres usuario de la vitrocerámica, seguro que te has chamuscado las yemas de los dedos en más de una ocasión pensando que ya no estaba caliente... Si hay niños en casa, esto puede ser un problema.
- Se raya con facilidad: Al tratarse de una superficie de cristal, deben usarse productos específicos para su limpieza porque corre el riesgo de rayarse su superficie.
La inducción
A diferencia de la vitrocerámica, la tecnología de inducción genera el calor de manera instantánea mediante electromagnetismo, por lo que solo calienta donde lo necesitas: debajo de las ollas y las sartenes, no la superficie. Las placas de inducción contienen un imán que permite una estimulación eléctrica. Como consecuencia, se crea un campo magnético que transmite calor al recipiente que se sitúe encima.
Ventajas de la inducción
- Muy rápida: Calienta el doble de rápido que la vitrocerámica. Si has sido usuario de la vitrocerámica y te pasas a la inducción, es lo primero que notarás.
- Eficiente: Relacionado con lo anterior, su consumo es menor. Pero no solo es una cuestión de tiempo, sino también de la propia tecnología de inducción. Y es que al actuar solo sobre la superficie metálica del recipiente no hay pérdidas adicionales de calor. Además, la estimulación del imán para su funcionamiento necesita menos energía que el calentamiento de una resistencia eléctrica. Se calcula que el ahorro podría ser del 45-50%.
- Más flexible: Hay modelos de placas de inducción que cuentan con zonas flexibles que adaptan la zona de cocción al tamaño del recipiente. Si eres un cocinitas, lo agradecerás sobre todo cuando necesitas cocinar con recipientes XL.
- Más segura: Porque al calentar solo el recipiente, el cristal permanece en todo momento (casi) frío. Hemos hecho la prueba, y aunque no llega a quemar, no está frío como el hielo, más bien caldeado. Además, al no haber calor residual, se evitan posibles accidentes, sobre todo si hay niños en casa.
- Programable: Como ya ocurre con la vitrocerámica.
- Cuenta con programas extras: En función del modelo y de la firma, ofrece opciones que facilitan la cocción. Por ejemplo, una función ultra rápida que acorta el tiempo de calentamiento inicial al aumentar la potencia en un 50%. O una opción que controla la temperatura del aceite, evitando que los alimentos se quemen.
¿Y qué pasa con los inconvenientes? Porque haberlos, los hay.
Inconvenientes de la inducción
- Necesitas una batería especial: Al funcionar por electromagnetismo, para funcionar necesita recipientes específicos para la inducción. Por lo que deberás renovar por completo tu batería. Y esto puede suponer un desembolso importante. Además, despídete de los guisos tradicionales con recipientes de barro.
- Más cara: Dependerá mucho del modelo, pero de media puede ser casi el doble de cara. Aunque este sobrecoste inicial suele amortizarse en poco tiempo con el ahorro en consumo.
- Debes adaptarte a nueva manera de cocinar: Al calentarse muy rápido, deberás estar más pendiente de los alimentos y convendrá que aprendas a controlar la potencia de la placa. Parece una tontería, pero con el cambio de vitrocerámica a inducción carbonizamos algunos platos al principio.
Tras analizar los pros y los contras, ¿te apuntas al plan renove?