La elegancia no tiene nada que ver con el estilo decorativo ni con los metros de una estancia. Un salón clásico puede ser elegante lo mismo que un salón moderno o uno rústico, y un salón grande puede ser distinguido exactamente igual que uno pequeño.
Prueba de todo esto, son estos ejemplos de salones elegantes, a los que además se le suma el toque natural que tienen. Un detalle que les viene dado por la base neutra, los textiles o los complementos. En definitiva, son salones atemporales, equilibrados donde el orden y la armonía imperan. Salones muy El Mueble, como a ti te gustan.