Sofás chéster: 17 razones para amarlos y tener uno en tu casa
Pocos muebles pueden decir con orgullo que han aguantado el paso de los siglos casi sin inmutarse... Por eso (y por diez motivos más ) el Chester es el sofá más famoso del mundo
De origen inglés, el sofá chéster es todo un icono decorativo. Propio del estilo clásico, ha sabido hacerse su sitio en todo tipo de decoraciones. Así es un básico también en salones industriales y luce los colores más vibrantes en los que presumen de las últimas tendencias. Estas son las razones que tenemos para amarlo.
Sofá y butaca, de Hanbel. Mesa de centro, de Becara. Lámpara de techo, en Villalba. Alfombra en Kilombo Rugs.
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Son unos clásicos de la decoración
Los sofás chéster tienen ese carácter inconfundible que relacionamos con el estilo más clásico. Y su aspecto atemporal (ya llevan varios siglos protagonizando salones) sigue tan en tendencia como el primer día. En su acabado en cuero, el que más recuerda a las piezas originales, es un acierto para subir el nivel de la decoración.
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Sofá Chesterfiel y butaca, de Crearte. Alfombra, de Cado. Mesas de centro, de India&Pacific. Librería y banco, de Fustería Sais. Puf de lino, de Lo de Manuela.
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Y que han sabido adaptarse a las tendencias
Otra de las virtudes de los sofás chéster es que han envejecido sabiéndose adaptar a las tendencias. Así, no solo encontrarás modelos tapizados en telas antimanchas y resistentes, también en tejidos como el terciopelo o con la estructura a la vista, como el sofá de este salón.
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Dan muchísima personalidad a un ambiente
Esta pieza es capaz de transformar un espacio por completo. Un salón con un Chéster no es un salón corriente: el aura que desprende este mueble tan especial lo dota de una fuerte personalidad al instante, sin necesidad de añadir demasiadas florituras. Y eso no lo puede decir un sofá cualquiera...
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Sofá de terciopelo rosa tapizado con tela de Dedar por Miriam Alía, mesas de centro de Oficios de Ayer, mesa auxiliar redonda y lámpara en Raffles, cortinas de Pepe Peñalver y alfombra de KP.
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Su diseño es 100% reconocible
Por algo se ha ganado el título de icono. A poco que te guste la decoración, serás capaz de reconocer un Chéster donde lo haya, gracias a que forma parte de nuestro ideario, debido en gran medida a sus apariciones estelares en reconocidas series, películas y programas televisivos. No pasa desapercibido, vamos.
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?Sofá, diseño de Sube Interiorismo, realizado a medida por Tapicería Deco Lur Sofá. Mesa de centro, de J70 Decoración. Banqueta, de Arterole Home.
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Aporta glamour a la decoración
Su pasado aristocrático, que podrás descubrir si sigues leyendo, lo delata. Se trata de un mueble elegante en esencia, creado para guardar las apariencias, para ser distinguido y sentarse erguido. Todo ello hace que se rodee de un halo glamouroso, que transmite con fuerza en el ambiente donde se coloque.
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Sofá Chéster azul modelo Chelsea, butacas tapizadas Manila, mesa de centro modelo Marlon, alfombra Ingoda, mesa auxiliar Holly y lámpara de sobremesa Yan. Todo, de El Corte Inglés.
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Son capaces de dominar la decoración
Un buen ejemplo es este salón, donde el sofá chéster domina no solo por el azul petróleo elegido para su tapizado, sino también por sus formas curvas. Y estas contrastan las líneas rectas de la mesa de centro, las butacas, los cuadros y la alfombra. ¿El resultado? Un salón clásico con tintes modernos y en colores neutros, aunque con una pieza en color que acapara las miradas.
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Mesa de centro, sofá tipo Chester, mesas auxiliares, cortinas y estores confeccionados con tela de Coordonné, todo en el estudio Santayana Home.
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Se puede tapizar en múltiples tejidos y colores
Aunque el original es el clásico cuero marrón, con el paso de los años decoradores y diseñadores han adaptado este pieza según las tendencias. Es por ello que podemos encontrar la misma estructura robusta con distintos "vestidos" que la hacen más suave, como el terciopelo de moda, algodón para un estilo más actual, en tonos sobrios o estridentes...
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Sofás blancos y alfombra, de Freer Living. Sofá chéster de cuero, de Flamant. Mesa de centro, de Rialto Living.
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Perfecto para salón
Moderno, ecléctico, clásico o industrial. Da igual cómo sea tu salón que siempre habrá hueco para un sofá estilo chéster. Y lo mejor es que será la pieza central de la decoración, en torno a la cual giran el resto de elementos. También se encarga de definir la gama cromática. Y todo gracias a su acentuada presencia.
Espejo, de Maisons du Monde. Librerías y mesa de centro, diseño de la decoradora. Puf Farlov, de Ikea. Alfombra, de Nacho de la Vega.
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Ideales para dar un toque british y masculino
Por algo son obra y gracia del estilo clásico inglés y fueron creados para los clubs sociales privados de caballeros. Su esencia ha persistido a lo largo de los años, emanando esa imagen de clase y sofisticación como pocos muebles.
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Sofá chéster de cuero
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El perfecto rincón de lectura
Aunque el chéster es una pieza que siempre decora, cierto es que su efecto puede resultar un poco saturador. Si te has decidido a renovar los sofás del salón, no te deshagas de tu chéster. Lo ideal es que aproveches su increíble diseño para dar vida a una zona de tu casa en la que, tal vez, no le des tanto uso y no te canses de verlo. Un buen sitio es el dormitorio, donde puedes crear un acogedor y único rinconcito de lectura.
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Sofá y butaca chéster de piel, a medida en Tapicería Quadratto. Mesas de centro a medida. Alfombra trenzada, de Francisco Cumellas. Alfombra clara, de Basarabian.
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En todos los tamaños
Si tu piso es pequeño y no te cabe el clásico modelo para tres o más plazas, apuesta por su versión sillón. El hijo pequeño del Chéster es un asiento cómodo y estiloso que gracias a sus brazos recoge todo el cuerpo. Muy acogedor. Y es que su diseño es tan popular que, poco a poco, ha ido trasladándose a otros muebles. Las butacas imitan a la perfección su diseño. Con el respaldo y reposabrazos a la misma altura y el característico tapizado en capitoné. Pero también en el asiento de los bancos, chaise longue y hasta puffs.
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Sofá chéster tapizado con tela de Jab y sofás blancos con lino de Yutes, en el Estudio Del Pino Del Valle. Igual que el puf con tela de Nina Campbell.
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El punto de contraste
Una pieza como un sofá chéster es perfecto para marcar el contrapunto decorativo en un salón moderno. Así evitarás caer en el minimalismo y las líneas demasiado rectas, así como en una decoración plana e impersonal. El chéster será el sofá perfecto para romper esa monotonía y dar equilibrio y movimiento a la decoración.
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Mesas de centro, de Tapicería Juan Rubio. Lámpara de techo, de Homme&Hammam..
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Se adapta a todo tipo de estilos
Aunque es el rey del look loft, con toques masculinos, su carácter cameleónico lo hace apto para todo tipo de decoraciones. Si se tapiza en terciopelo rosa palo, por ejemplo, se integra en ambientes sutiles y femeninos. En su versión más famosa, en cuero marrón, encaja en salones más bohemios. Si se elige en tela con tacto de melocotón y en un tono beige, se vuelve neutro y atemporal.
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Sofás, de Home Select. Pufs, de Casa y Campo. Lámpara de techo, de Años Luz.
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Se actualiza constantemente
Es una pieza en constante renovación, no ya por su diseño base, impertérrito a lo largo de los años, pero sí por las continuas adaptaciones, como cambios en su tapizado y otros detalles que lo pueden hacer más moderno.
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Sofá de cuero de capitoné, de Brocante Rocamora. Mesa ce centro, realizada por Darío Aguilar, en Mavi Lizán. Puf, en Francisco Cumellas.
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Se combina genial
Enfrentado a otro sofá de un estilo totalmente opuesto, queda estupendamente. Si no te da miedo arriesgar y te encanta la riqueza que aporta el contraste en un salón, esta combinación te dará grandes alegrías. Y es que, a pesar de ser un mueble con una enorme personalidad, es capaz de mezclarse dando muy buenos resultados.
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Salón con sofá chéster de cuero.
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¡Qué bien le sientan los años!
El Chéster es como el buen vino, cuántos más años pasan, mejor es. Si es de piel auténtica, cuando va envejeciendo adquiere ese aire vintage y boho chic tan cautivador. Las marcas por uso no lo afean, como pasa con el resto de sofás, sino que le dan un aspecto vivido muy cotizado.
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Salón con sofá y mesa de centro tapizada en capitoné.
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Los herederos del sofá chéster
Sin abandonar su elegancia, el tapizado propio de los sofás chéster ha ido conquistando nuevos diseños, más vanguardistas y adaptados a las necesidades. Así, los reposabrazos se han reducido y hasta se ha empleado en pufs que se emplean a modo de mesa de centro. Y no solo eso, también es habitual verlo en cabeceros.
Origen del sofá chéster
Hace muchos, muchos años el Conde de Chesterfield encargó a un ebanista londinense un sofá donde los hombres distinguidos se encontraran cómodos y mantuvieran, al mismo tiempo, una postura erguida. Debía ser "duro y robusto", con los brazos y respaldo a una misma altura para obligar a sentarse con la espalda recta.
El ebanista encargado de la tarea entregó al conde lo que se convertiría en el primer capitoné de la historia: un sofá con el canapé tapizado en su totalidad y el respaldo salpicado de botones que parecían hundirse en el mismo. Aunque la tapicería original era de piel, la historia del sofá Chester y su gran éxito han conseguido, como hemos visto, que este icono del estilo clásico inglés se realice en todo tipo de tejidos.
Pero las malas lenguas dicen que el conde, de nombre Philip Dormer Stanhope, habría realizado el encargo con una intención más doméstica: que el uniforme de su mayordomo no desluciera mientras este estuviera sentado a la espera de recibir sus instrucciones. ¡Pues menudo era el conde! El mayordomo, a lo largo de los años, se habría cansado de tener que sentarse en una postura muy correcta, pero también un tanto incómoda, y aprovechó las últimas palabras de su señor para deshacerse del mueble.
Se cuenta que, en su lecho de muerte, el conde recibió la visita de un joven diplomático, el señor Dayrolles. Al ver que su huésped carecía de lugar donde sentarse, el moribundo indicó al mayordomo que diera a Mr. Dayrolles un asiento. El mayordomo se lo tomó al pie de la letra, regalándole el "dichoso" al joven Dayrolles, quien sin comerlo ni beberlo se encontró viajando con Chester hasta su casa. Cuando damas y caballeros de la alta sociedad londinense lo vieron, se encapricharon de él y empezaron a pedir sus propios Chester. Y de allí, al resto del mundo.
Hace más de doscientos años que el Chesterfield nació y no ha envejecido ni un ápice. Diseñadores y decoradores han conseguido adaptar la forma y el tapizado capitoné a todas las épocas, lo han convertido en una pieza más cómoda y también más adaptable a los hogares modernos y a todo tipo de entornos. De hecho, el sofá Chesterfield o chéster (abreviatura utilizada en español) es toda una estrella de la televisión y el cine. Quizá el Chester más famoso sea el que apareció durante años en la pequeña pantalla como pieza central del Central Perk, en la serie Friends, pero no es el único: en los años ochenta no había ni una sola consulta psiquiátrica de las películas que no se amueblara con este modelo de sofá y tampoco es difícil encontrarlo en las mejores revistas de decoración (como El Mueble) y en casas de muchos famosos.
Y colorín, colorado, su historia aún no se ha acabado...