Este piso pequeño y elegante de apenas 50 m2 tiene de todo: una terraza, cocina con barra, dos dormitorios y unas vistas increíbles de Málaga

En la terraza se creó una zona de estar con mobiliario en sintonía con el del interior de la casa, para dar cohesión y continuidad. Nos encanta la idea de incorporar plantas colgantes sintéticas, resistentes a la intemperie, con todas las ventajas de un jardín de techo (sombra, color, frescura), sin los cuidados que uno natural conlleva.

"Creemos en la importancia de conectar con la naturaleza, incluso en entornos urbanos. Al introducir plantas en la terraza, logramos que el piso respire frescura y vitalidad, brindando a los huéspedes la sensación de que la naturaleza se adentra en su propio espacio", explica Alberto Torres.

Uno de los principales objetivos a conseguir por el equipo de interiorismo fue elevar la calidad de los materiales de construcción. Para ello, instalaron un suelo de mármol pulido en tonos claros que aportara ese toque de sofisticación y lujo, que combinaron con colores claros y neutros de paredes y muebles para crear sensación de amplitud y luminosidad, ¡tomamos nota del tip!

Los escasos 12 m²  con los que cuenta la cocina pequeña no supusieron un obstáculo a la hora de crear un espacio práctico y funcional. Configurada en forma de U, se encuentra conectada al área de comedor y salón mediante una península equipada con una superficie de porcelana que se convierte no solo en un posible espacio de trabajo, sino que también en una barra de desayuno y un pasaplatos. Es toda una muestra de diseño interior al servicio de las personas que lo viven: está lista para sociabilizar en todo momento y acoger recuerdos vacacionales, de comidas y largas sobremesas.

La zona de comedor funciona como transición entre la cocina y el salón, con lo cual se sirve de la iluminación de ambas: por un lado, aprovecha la luz natural del salón y, por el otro, se apoya en la luz técnica de la cocina, creando un ambiente luminoso y acogedor sin necesidad de iluminación focalizada.

El salón se sirve de un sencillo, pero elegante mobiliario que permite incorporar elementos decorativos más vanguardistas, como el papel pintado con diseño de plantas, de forma orgánica. La mesita central y el aparador, en madera natural, encajan a la perfección con la mesa del comedor y los detalles ornamentales de la cocina, reforzando una vez más la sensación de continuidad y cohesión en la estancia.

Para darle un toque especial al dormitorio principal, se eligió un mural de palmeras que cubre la pared detrás de la cama, aportando carácter y realzando el cabecero tapizado. Los colores del papel van en sintonía con los muebles y la ropa de cama, creando una sensación de equilibrio y paz que se nota nada más atravesar la puerta.

En el segundo dormitorio se respira una armonía muy similar a la del primero: el papel pintado viste también la pared principal (aunque con un diseño más sobrio), y los cabeceros son igualmente los protagonistas de la estancia. Para Torres, son la clave del éxito de cualquier dormitorio adornado con gusto, aportan confort, y decoran por sí solos: ¡no podríamos estar más de acuerdo!

El baño tenía que ser práctico, pues es el único de la casa: se optó por un mueble suspendido para aportar ligereza y tonos blancos para reforzar la sensación de espacio y reflejar la luz natural. Eficaz, práctico pero con estilo, ¡todo un triunfo!

"El diseño de interiores puede marcar la diferencia y convertir un espacio común en un lugar extraordinario", afirma el interiorista Alberto Torres. Maximizar el espacio, utilizar materiales de alta calidad o elegir una paleta de colores al servicio de la iluminación son algunas de las claves de su trabajo.