Judit Molins, interiorista: "Así he transformado este piso de estilo nórdico, con cocina abierta y terraza"

Nada más entrar al piso, encontramos un pequeño recibidor muy bien equipado y aprovechado. Por un lado, una bonita y estrecha consola de madera, acorde a las dimensiones del espacio de entrada de la vivienda. Cuenta con unos prácticos cajones para poder guardar y tener a mano las pequeñas pertenencias del día a día. 

Se ha reservado el estante superior para decorarlo con una bonita lámpara, pensada para añadir ambiente y crear una atmósfera cálida nada más entrar, además de colocar un ambientador (imprescindible el buen olor al llegar a casa) y una planta que añade frescura y naturalidad. Por último, que no falte un original espejo. En este caso, en forma de ventana y en color negro, contrastando con el blanco de las paredes y la madera del mueble.

Para separar ambientes y aprovechar la luz de la zona de día dejándola pasar al espacio del recibidor, una bonita cristalera se levanta como elemento delimitador entre la entrada de la vivienda y la cocina, comedor y salón. De esta forma, aunque los espacios quedan separados, se mantienen conectados visualmente.

El diseño de la cocina persigue la necesidad de crear una atmósfera luminosa, cálida y acogedora, dividiendo este espacio en tres zonas diferentes: la isla central, la zona de almacenamiento y electrodomésticos y el desayunador. La isla se convierte en el punto focal, con una amplia encimera que permite tanto trabajar como cocinar y socializar.

En cuanto al almacenamiento, se distribuyen distintos tipos de armarios, altos y bajos, para poder tener todo ordenador, organizado y guardado, sin dejar nada a la vista. 

Las lámparas colgantes ponen un extra de luz cuando la luz natural se debilita. Y el toque mediterráneo lo ponen los taburetes altos de madera y fibras naturales. Por último, las estanterías abiertas, rompen la monocromía del blanco y aportan calidez, además de ofrecer un espacio funcional para el almacenaje y la decoración.

Para veladas interminables, el comedor, en forma rectangular de madera con sillas tapizadas en blanco roto, se alza como otro elemento separador, esta vez entre la cocina y el salón. En él, podemos observar esa fusión de la base nórdica y la mediterránea, con tonos blancos, madera y fibras naturales que hacen acogedor y cálido cualquier espacio. ¡Nos encanta!

Y en la terraza... ¡Un espacio exterior de lo más completo! Con vistas desde las alturas y en un lugar de lo más privilegiado, esta pequeña terraza se ha equipado de tal forma que, en ella, diferenciamos dos zonas. Por un lado, un comedor muy versátil de madera, y por otro, una zona de relax, al fondo, con sillones en forma de 'L' para poder colocar también una bonita mesa auxiliar que permite a los propietarios tomarse un café, merendar... pero sobre todo, ¡disfrutar de la panorámica!