Un piso en Barcelona que encontró la solución a sus problemas de espacio y luz. Un proyecto de Pia Capdevila (con vídeo)

"El recibidor original de la casa era demasiado grande en comparación con el salón y el comedor", nos cuenta Pia Capdevila. "Así que reducimos su tamaño, pero conseguimos un recibidor práctico con un mueble a medida con armario para los abrigos y un banco con cajones". Para delimitar el recibidor de la cocina, que queda al lado derecho al entrar, la interiorista diseñó una pared con cuarterones y cristal que deja que circule la luz y regala amplitud.

Desde esta otra perspectiva vemos cómo al otro lado de la pared de cristal, Pia diseñó una cocina con office y mobiliario bajo en color verde, a juego con un papel pintado estampado. Tanto la cocina como el recibidor dan al comedor y al salón, en una planta bastante alargada. De ahí la puerta corredera blanca y con cuarterones: se puede mover para cerrar o comunicar los espacios, o simplemente dejarla fija en el medio a modo de biombo separador de las estancias. 

"Con el diseño de paneles separadores acristalados y correderos hemos conseguido que la cocina reciba la luz natural de la fachada principal, ya que originalmente solo llegaba la luz de las ventanas interiores", explica Pia. Para una integración perfecta de la cocina en el espacio diáfano, el mobiliario que llega hasta el techo y se extiende hasta la zona común es del mismo color piedra que en el comedor.

Al fondo de la cocina, a mano izquierda, encontramos un lavadero muy bien aprovechado con muebles altos y uno bajo con puerta batiente para ocultar la ropa sucia. El look es el mismo que el de la cocina, refrescante con los frentes en verde menta y el papel pintado estampado de hojas. La encimera blanca da luz.

El comedor se encuentra en la zona que separa la cocina y el recibidor del salón. Para no entorpecer el paso a su alrededor, Pia eligió una mesa de madera cuadrada que es extensible. Dio el toque de gracia combinando sillas y bancos tapizados y suspendió del techo una lámpara clara y moderna.

Y esta es la vista que hay desde el comedor. Un salón muy acogedor, con un gran ventanal que es el que baña de luz toda la zona de día. Por la planta especialmente alargada del piso, la interiorista se decantó por un sofá blanco de seis plazas y una chaiselongue de aire vintage para encuadrar la zona de estar. "El mueble a medida tiene mucha capacidad. Incluye una librería abierta con espacios cerrados en la zona inferior, un hueco amplio para el televisor y, junto al gran ventanal, un escritorio como zona de trabajo", apunta Pia.

En la zona de noche, cobran mucho protagonismo los muebles a medida. Como en la suite principal, donde los armarios del vestidor sirven para organizar los ambientes. Están puestos en L, de manera que, por un lado, crean un espacio recogido para el dormitorio y, por el otro, dan paso al baño en suite. En el centro, no falta una alfombra suave al tacto y un puf para vestirse cómodamente.

La zona de cama es pequeña, pero muy luminosa y amplia a la vista al tener una balconera justo al lado. La combinación de colores claros; marrones, grises y rosas palo, suaviza el ambiente y da ese aire relajado que invita a tumbarse. Además, Pia ha combinado un cabecero tapizado con estructuras de madera en los laterales que sirven de mesitas de noche. El papel pintado de efecto textil es el extra de calidez.

El baño de la suite principal está pensado para que sea cómodo y práctico, además de estiloso. "Tiene un plato de ducha y muebles amplios con mucha superficie de apoyo. El punto decorativo lo dan los espejos y la iluminación en dorado, a juego con los pomos del vestidor", relata Pia, que se animó a combinar revestimientos. Las baldosas de efecto microcemento, de estilo más actual, y los azulejos verde agua en vertical que ponen la nota más glamurosa.

En el dormitorio de la niña, todo el perímetro en U está aprovechado con un práctico mueble a medida que no desperdicia ni un centímetro. Sirve tanto de cama nido con cajones, como de escritorio y armario. En blanco, no pesa nada a la vista, y la decoración también ayuda a que el resultado sea liviano. "Utilizamos una base neutra para poder jugar con textiles y colores en tonos verdes y estampados florales. Tiene un toque romántico y femenino", dice la interiorista.

Para el niño, el estilo que se buscaba era algo más juvenil y moderno. Por eso en su dormitorio la decoración es una mezcla de blanco, azul y gris, con textiles estampados a rayas. Lo que sí se vuelve a repetir es el mueble a medida: en este caso, la estructura blanca de la cama se funde con el cabecero a media altura, que tiene una pequeña hornacina a modo de mesita. Había que ahorrar espacio, porque justo al lado hay acceso a un baño en suite. ¡Genial!