Olga Roig, interiorista: "Este apartamento de 48 m2 en primera línea de playa hace honor al Mediterráneo. Con mucho azul y una cómoda cocina abierta"

La cocina y el comedor están abiertas al salón, y teniendo en cuenta de que se trata de un pequeño apartamento, se ha optimizado su espacio con una cocina que ha dejado de ser independiente. Cuenta con un frente plano, además de integrar un muro que mientras funciona como barra desayunadora por el lado de la cocina, también es el soporte de un bonito banco que añade asientos extras en el comedor con mesa redonda que divide salón y cocina.

La terraza no puede tener una ubicación mejor, en primerísima línea de playa. La decoración de este pequeño espacio, conecta con la del interior: tonos neutros y la paleta de colores mediterráneos -blancos y arena - refuerzan la sensación de frescura y calma. Los materiales naturales, como la madera clara y el lino, aportan calidez y textura, mientras que los toques de fibras vegetales y cerámicas artesanales evocan la belleza de la artesanía tradicional.

Más allá de la estética, el diseño ha sido pensado para que cada rincón invite al descanso y al disfrute. Se reconfiguraron los dormitorios para pasar de tres habitaciones a dos más amplias y confortables. En este dormitorio principal, todo incita a descansar plácidamente oyendo el mar al otro lado de la ventana. Y es que, el color azul, precisamente es un tono que transmite calma y relax, por lo que es un acierto para dar vida a esta estancia.

Tener la playa a los pies de casa es un lujo que, a veces, pasa desapercibido. Pero en este apartamento ha estado muy presente. Cada detalle ha sido concebido para recordarlo constantemente. La brisa marina, la luz dorada al atardecer y el sonido del oleaje son ahora parte de la vida cotidiana en un hogar que, más que una vivienda, es un auténtico refugio junto al mar.

En el baño se ha apostado por una estancia más relajada, en tonos crema y blancos, pero con un suelo blanco para romper con esa monocromía, aunque manteniendo la suavidad del ambiente. Además, la mampara de ducha, casi de techo a suelo, permite que la luz también incida en todo el espacio sin obstáculos visuales pero protegiendo el resto del baño de salpicaduras.