Mi salón era enano hasta que vi estas 7 ideas de El Mueble que me inspiraron para que parezca más grande

Otra de las cosas que he aprendido leyendo la revista El Mueble es la importancia del color en la decoración y cómo hay que cuidarla para conseguir espacios más armoniosos, equilibrados y, sobre todo, que se perciban más amplios. Y es que el color blanco, así como todas sus variantes, es perfecto para dar mayor amplitud y luminosidad. Yo en mi salón lo he empleado como color principal tanto en paredes como en piezas grandes, como el sofá o la mesa de centro. Eso sí, he tratado de mezclar distintos blancos para que el efecto no sea tan frío.   

Cuando en un salón faltan los metros, dejar que la circulación sea cómoda es una máxima a cumplir. Y en El Mueble lo saben. Por eso, aunque en mi salón hay dos butacas, están puestas de manera que acceder al resto del salón es cómodo y no supone tener que estar moviendo muebles, como en esta propuesta de la interiorista Natalia Zubizarreta, donde las butacas no están directamente enfrentadas. 

Uno de los problemas que tenía mi salón es que perdía centímetros por culpa de los muebles que lo decoraban. Para solucionarlo, me decanté por cambiar la estantería por un mueble a medida que aprovecha mejor el espacio. Ahora tengo espacio para mis libros, pero también para añadir algún cuadro y adorno sin que el espacio esté saturado.   

En la misma línea que la estantería de mi salón, mi sofá venía de un piso anterior y no encajaba realmente en el espacio. Sobraba un hueco por cada lado y no terminaba por convencerme, ya que no ofrecía todas las plazas de asiento que necesitamos en mi familia. Una de las cosas que he aprendido en El Mueble es que un salón pequeño no necesita piezas pequeñas, sino que es mejor colocar menos muebles y de mayor tamaño. Pues eso he hecho. En lugar de poner un par de butacas, he cambiado el sofá por uno rinconero y dejado solo una butaca. Así cabemos todos y ahora saco partido a esas esquinas muertas.    

Cuando me mudé a mi piso nuevo tenía claro que quería una cocina abierta, pero mi madre que sabe de mi afición por la cocina, me recomendó que no lo hiciera. En El Mueble encontré la solución: una pared y puertas acristaladas. Este recurso me permite tener el salón y la cocina unidos cuando no estoy cocinando y disfrutar de toda la amplitud y luminosidad de las cocinas abiertas; pero también puedo cerrarlas cuando estoy cocinando y no quiero que los olores lleguen al resto de la casa. Las de perfiles blancos y finos son mis preferidas.